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La más grande movilización internacional de los últimos
años se espera que confluya en el II Foro Social Mundial
en Porto Alegre (Brasil), desde el 31 de enero al 5 de febrero del
2002. "Ha llegado la hora de empezar a construir una alternativa
al neoliberalismo" sostiene Emir Sader, uno de los organizadores.
El Foro anterior se realizó en esa misma ciudad -gobernada
desde hace catorce años por el Partido de los Trabajadores-
y asistieron quince mil personas de 122 países. El próximo
año el invitado de honor será el presidente cubano,
Fidel Castro. Tanto Sader como Joao Pedro Stedile, dirigente del
Movimiento de los Sin Tierra del Brasil, extendieron públicamente
esa invitación al presidente cubano durante el Encuentro
Hemisférico de Lucha contra el Alca que se efectuó
en La Habana en noviembre.
Las características del Area de Libre Comercio de las Américas
(Alca), que Estados Unidos trata de imponer a América Latina,
para muchos es un desembozado intento "anexionista". El
Alca se discutió a fondo en el Encuentro de La Habana (ver
pág. 25). En la reunión hemisférica participaron
800 personas, en su mayoría dirigentes de organizaciones
sociales de América Latina y el Caribe. También nutridas
delegaciones representaron a Estados Unidos y Canadá, cuyos
trabajadores -mediante desempleo y rebaja de salarios- ya sufren
los rigores del Tratado de Libre Comercio de América del
Norte (Nafta).
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JUNTO
al presidente Fidel Castro aparece la chilena Marcela Escribano, de
la ONG Alternatives de Montreal, que presidió el Encuentro
Hemisférico, y el economista cubano Osvaldo Martínez,
director del Centro de Investigaciones de la Economía Mundial. |
El Encuentro de La Habana -a cuyas sesiones concurrió puntualmente
Fidel Castro, que también pronunció el discurso de clausura-,
lo presidió una chilena: Marcela Escribano. Ex prisionera política
en Concepción durante la dictadura y exiliada en Canadá,
Marcela Escribano trabaja en la ONG Alternatives de Montreal que apoyó
el Encuentro Hemisférico en Cuba y que mantiene sólidos
vínculos con el Tercer Mundo.Las delegaciones más numerosas
fueron de Brasil y México, país este último cuya
economía está resintiendo los duros efectos sociales del
Nafta.
APURO NORTEAMERICANO El Encuentro -convocado por la Central de
Trabajadores de Cuba y otras organizaciones sociales de ese país-,
se inició con una exposición de Osvaldo Martínez,
director del Centro de Investigaciones de la Economía Mundial.
Planteó que después de los actos terroristas del 11
de septiembre, las autoridades norteamericanas incrementaron sus
esfuerzos para hacer aprobar el Alca, que Martínez definió
como "un proyecto estratégico de recolonización
y absorción de América Latina y el Caribe".
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UN
niño ecuatoriano -vestido como cadete militar- saluda al presidente
Fidel Castro a quien obsequió un machete. |
"La premura -agregó Osvaldo Martínez- se explica porque
la crisis económica de mayor potencial destructivo de la postguerra
se les viene encima (a Estados Unidos) y quieren tener en América
Latina amortiguadores para ella, en forma de cierto alivio comercial y
gracias a la circulación preferente del capital transnacional norteamericano
aprovechando la fuerza de trabajo muchas veces más barata que en
Estados Unidos y las condiciones excepcionales para la inversión
toleradas por gobiernos sumisos y que se habrían maniatado a sí
mismos por haber firmado un pacto colonial en los inicios del siglo XXI.
La premura se debe también a la inocultable crisis económica,
social y política del modelo creado en las dos últimas décadas
bajo el molde ideológico del Consenso de Washington.
Tienen que 'preservar la estabilidad' ante el crecimiento explosivo
de la pobreza, ante las encuestas que revelan la inconformidad e incluso
la ira contra las privatizaciones alegres de años anteriores, ante
el hastío por la 'política' entendida como derecho a votar
para que todo continúe igual, ante la corrupción convertida
en sistema de gobierno, ante el colapso de los gobiernos y economías".
El economista cubano observó que ha cambiado el clima respecto
a los tiempos en que el Alca fue lanzado como proyecto por Estados Unidos.
"Ha llegado -dijo- la recesión global y nunca en la postguerra
había coincidido una recesión de esta magnitud en los grandes
centros de poder económico" (Estados Unidos, Japón,
Europa).
"El Alca -dijo más adelante- tiene la capacidad de beneficiar
a muy pocos y lesionar a muchos. Por eso su puesta en marcha tendría
que apoyarse en la ignorancia de su significado, en la confusión
y el ocultamiento de la verdad. Por eso también su derrota tiene
que apoyarse ante todo en la explicación y divulgación de
su entraña hegemónica y antipopular. Para los 224 millones
de pobres y 90 millones de indigentes latinoamericanos y caribeños,
el Alca significa más de la misma política que los empobreció".
"Derrotar al Alca -sostuvo- y crear simultáneamente la alternativa
popular, solidaria, antimperialista, al modelo neoliberal es el gran reto
que encaramos".
PARTICIPACIÓN CHILENA
En el Encuentro Hemisférico intervinieron chilenos como Jaime
Estay, profesor de la Universidad de Puebla (México), que efectuó
un minucioso análisis del Alca y de la forma en que ese instrumento
cercena los últimos atisbos de soberanía de los Estados
latinoamericanos. También hablaron la Dra. Helia Valencia; el dirigente
de la CUT, Ricardo Maldonado; el dirigente de la Alianza Chilena por un
Comercio Justo y Responsable, Dante Donoso, y el economista Rafael Agacino
que con Rodolfo Medalla representaron a los Colectivos de Trabajadores.
En la delegación chilena también participaron el secretario
general de la CUT, José Ortiz; el abogado Manuel Luna; el economista
José Cademártori; y el director de "Punto Final",
Manuel Cabieses.
Rafael Agacino se refirió a las contrarrevoluciones neoliberales
que se iniciaron en los años 73-75 en América Latina; a
los procesos que comenzaron en los años 80-83; y a la implantación
más tardía de sistemas neoliberales en otros países
a partir de los años 90. Las particularidades entre estos grupos
de países, sostuvo, llevan a la necesidad de diseñar para
ellos diferentes tácticas de oposición al Alca. En Chile,
que constituye uno de los procesos de contrarrevolución neoliberal
más avanzados, el Alca está prácticamente instalado
y sólo falta su formalización. En general, dijo Agacino,
las contradicciones que crea el Alca llevan a que levantar una alternativa
que pase por constituir una nueva fuerza social que reponga la conciencia
de la explotación y opresión que sufren los pueblos: los
bajos ingresos salariales y el desempleo -fuentes de la pobreza e indigencia
masivas que registra el continente-; el despojo de la tierra de los pequeños
campesinos; la agonía de pequeños y medianos empresarios
manufactureros, etc. Todo lo anterior plantea alianzas por circuitos productivos
a escala continental. Agacino afirmó que se requieren estrategias
de propuestas para hacer viable la lucha organizada contra el Alca.
PÉRDIDA DE SOBERANÍA
Las implicaciones del Alca que acelerara la destrucción del medio
ambiente, fueron analizadas por Pedro Ivo Batista, presidente del Instituto
Terrazul y miembro de la Red Brasileña de Integración de
los Pueblos contra el Libre Comercio. Puso de relieve la privatización
de los recursos naturales, señalando que las transnacionales buscan
sobre todo el monopolio del agua potable y la energía. Independientemente
de la concretización del Alca, las transnacionales ya están
impulsando ese proceso, dijo. "El Alca pretende -agregó- someter
las leyes ambientales nacionales y los acuerdos y tratados internacionales
de medio ambiente a los acuerdos de libre comercio, debilitando así
a los Estados en lo que se refiere al control de sus territorios, de sus
ecosistemas y biodiversidad".
Joao Pedro Stedile, del MST del Brasil, sostuvo que en los marcos del
Alca no hay espacio para una agricultura nacional. Se perderá así
la soberanía alimentaria en un mercado de 800 millones dominado
por Estados Unidos. El camino para oponerse al Alca, dijo Stedile, es
"la organización de la gente, unificar a todos los pueblos".
Luego de mencionar que el Alca no ha sido discutido por los Parlamentos
latinoamericanos y que también quiere privarse a los pueblos del
derecho a discutirlo, el dirigente de los Sin Tierra del Brasil propuso
impulsar un plebiscito continental del 8 al 12 de octubre del próximo
año. Alertó sobre la agilidad que se necesita para estructurar
la oposición al Alca, ya que está previsto que el acuerdo
se firme en la III Cumbre de Jefes de Estado y de Gobiernos, convocada
para abril del 2003 en Buenos Aires.
En estos días, también en La Habana, se está celebrando
el X Encuentro del Foro de Sao Paulo -que agrupa a los partidos de Izquierda
de América Latina y el Caribe-. Discutirá su rol en la lucha
contra el Alca y su alianza con las organizaciones sociales en defensa
de la soberanía de los Estados y en rechazo a la anexión
que pretenden los Estados Unidos
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Los 800 delegados de 34 países al Encuentro Hemisférico
de Lucha contra el Alca suscribieron una declaración denominada
Consenso de La Habana. Se trata de una alternativa al Consenso de
Washington que estableció la agenda neoliberal en las Américas.El
Consenso de La Habana se basa en la perspectiva de la integración
solidaria entre iguales por la conquista de la justicia social y el
bienestar de los pueblos latinoamericanos. El Area de Libre Comercio
de las Américas (Alca) es caracterizado en el documento como
"una versión ampliada del Tratado de Libre Comercio de
América del Norte" (Nafta, en su sigla en inglés).Al
describir el significado del Alca el Consenso de La Habana fundamenta
sus críticas señalando que ese tratado producirá
los siguientes efectos: |
EN
el palacio de las convenciones de La Habana se efectuó el Encuentro
Hemisférico de Lucha contra el Alca. Ahora se prepara el Foro
Social Mundial que se reunirá en febrero en Porto Alegre, Brasil. |
- Que la liberalización de los mercados
de bienes, servicios, inversiones y derecho de propiedad intelectual,
conduzca a una integración corporativa y a la desintegración
de las economías nacionales, las sociedades y las culturas,
así como a una escalada en la depredación medioambiental,
al imponer los derechos privados de las empresas multinacionales por
encima de las Constituciones nacionales. |
- Que el déficit democrático en las Américas se profundice
con la vigencia de una llamada Carta Democrática Interamericana,
adoptada en Lima, el 11 de septiembre del 2001, por los Estados miembros
de la OEA. Esa Carta ignora la soberanía de los pueblos y pretende,
de acuerdo con parámetros totalitarios, restringidos y excluyentes,
certificar, desde la óptica imperial, la legitimidad de un gobierno.
- Que los pueblos de nuestros países no puedan ejercer su derecho
a rechazar aquellas inversiones que comprometan su presente y futuro socioeconómico,
particularmente los flujos de capital especulativo.
- Que los gobiernos nacionales, sometidos al suprapoder de las transnacionales,
no fomenten políticas que fortalezcan la demanda interna y se hagan
dependientes por completo en los mercados externos.
- Que los países del Sur compitan fieramente entre sí por
el favor de los mercados y las inversiones del Norte, ofertando sus bajos
salarios, la discriminación sistemática contra las mujeres,
los pueblos indígenas y los inmigrantes, la falta de protección
social y ambiental y la laxitud de sus leyes.
- Que se extienda y profundice el desempleo como una pandemia implacable
a la par que se multiplican sin medida las maquilas y zonas francas, donde
los trabajadores de América Latina y el Caribe son superexplotados,
con salarios varias veces inferiores a los que las corporaciones pagan
en sus países de origen y sin respeto a los derechos laborales,
ambientales, de salud, seguridad social, de género y de sindicalización,
prácticas que, al generalizarse extraordinariamente, precarizarán
y abaratarán el empleo en todo el hemisferio, con particular efecto
sobre mujeres y menores de edad, que son hoy sus principales víctimas.
- Que se amplíen los flujos migratorios al mismo tiempo que se
profundizan la sobreexplotación, la discriminación, la persecución
y la represión a los trabajadores migrantes e indocumentados; expresando
así la contradicción entre la apertura extrema para la circulación
de bienes y servicios y la limitación de la circulación
de los seres humanos.
- Que se precipiten las naciones en el abismo de la subordinación
financiera, agravada por el inmenso peso de las deudas externas y pierdan
hasta la menor capacidad de resistencia frente a las corporaciones de
la superpotencia continental y mundial.
- Que la agricultura, sector esencial para la mayoría de los países
de América Latina y el Caribe, quede expuesta a una competencia
ruinosa frente al poderío tecnológico de las corporaciones
transnacionales. Los trabajadores rurales se verán obligados en
mayor medida al éxodo hacia una vida miserable en las ciudades,
dañando así la riqueza cultural y multiétnica, la
biodiversidad, las reservas de agua potable y forestales, además
de erosionarse en gran medida el trabajo agrícola como fuente de
empleo y sustentabilidad alimentaria.
- Que los derechos de propiedad intelectual constituyan un monopolio tecnológico
de las empresas transnacionales y tiendan a perpetuar la brecha entre
Norteamerica y los países de América Latina y el Caribe.
Además, que se explote el conocimiento tradicional de los pueblos
originarios, que se verán despojados de gran parte de sus riquezas
naturales y privadas del acceso a la nueva tecnología para cubrir
necesidades básicas y del desarrollo.
- Que al convertir los derechos sociales en pura mercadería, se
profundicen aun más la pobreza y la crisis generalizada que ya
padecen nuestros pueblos en derechos básicos como la educación
y la salud.
- Que las transnacionales y los inversionistas presenten demandas contra
gobiernos y que éstas se diriman en paneles arbitrales internacionales,
bajo el principio de que el interés corporativo transnacional debe
imponerse sobre el derecho y el interés nacionales.
- Que los gobiernos de la gran mayoría de los países del
continente cedan incluso la prerrogativa de realizar compras al sector
privado o público de su propia nación, aún inspirados
en el interés social o con un fin de desarrollo, si las empresas
transnacionales se consideran en capacidad de demostrar que su oferta
es superior en términos competitivos.
- Que cualquier fondo público para programas de subsistencia básica,
o todo tipo de servicios públicos esenciales, incluyendo la seguridad
social, programas de salud, educación o transporte sean privatizados,
eliminados o severamente restringidos.
Consideramos que en el centro de un verdadero proceso de integración
tiene que estar el respeto a la Declaración Universal de los Derechos
de los Pueblos, que incluye todos los derechos humanos básicos,
en su dimensión civil, cultural, económica, política,
social.
En dicha declaración se afirma que "todo pueblo cuyos derechos
fundamentales sean gravemente ignorados, tiene el derecho de hacerlos
valer..."
Proponemos una política continental alternativa al Alca que no
merme la capacidad de ninguno de los Estados de cada país para
defender las necesidades sociales, culturales y económicas de sus
habitantes, y para enfrentar, cuando fuera necesario, los intereses de
las corporaciones y la pretensión dominante de cualquier país
extranjero.
Abogamos por una alternativa de integración que lejos de minar,
paralizar y eliminar los procesos integradores que han venido desarrollándose
en América Latina y el Caribe, les de cabida y aliento, en beneficio
del conjunto de países involucrados en esos procesos y de todos
los que conforman nuestro continente. Para llevar a cabo una verdadera
integración continental es indispensable fomentar un proceso de
cooperación internacional que cuente con el financiamiento para
el desarrollo por parte de las naciones más poderosas, a fin de
equilibrar las posibilidades de los países más empobrecidos
del área, tras una larga historia de explotación colonial
y neocolonial, y sobre todo después de haber sufrido las consecuencias
de dos décadas de neoliberalismo.
Consideramos que todo acuerdo entre países con distintos niveles
de desarrollo debe incluir, entre otras condiciones, el reconocimiento
de las desigualdades y el trato preferencial, en los planos comercial,
financiero y tecnológico, para aspirar a equilibrar los niveles
de desarrollo, así como para impulsar programas sociales.
Por las razones enumeradas, estimamos que son excluyentes los propósitos
de una integración continental sana y viable y la realidad espeluznante
de una deuda externa que estrangulan las economías de la mayor
parte de las naciones latinoamericanas y caribeñas.
Por ende, nos pronunciamos por un proyecto alternativo de integración
que contemple, desde sus bases, la anulación de la impagable e
ilegítima deuda que contrajeron los diferentes gobiernos en las
últimas décadas, sin el consentimiento de los pueblos, muchas
veces con propósitos fraudulentos, malgastada en proyectos que
no beneficiaron a la ciudadanía; deudas que han crecido por la
determinación unilateral de aumentar las tasas de interés,
por parte de los acreedores.
Expresamos, finalmente, la confianza irrestricta en que nuestra lucha
de hoy, como continuidad de las numerosas batallas libradas con ejemplar
resistencia por los más bravos hijos de América durante
las últimas décadas, nos llevará juntos hacia el
destino anunciado por el libertador Simón Bolívar, quien,
hace casi dos siglos, en medio de su colosal campaña contra el
colonialismo, expresó: "Deseo, más que ninguna otra
cosa, ser testigo de la creación en América de la más
grande nación del mundo, no tanto por su inmenso territorio y sus
riquezas, sino por su libertad y su gloria".
¡Nos veremos en el Foro Social Mundial de Porto Alegre, en febrero
próximo, levantando las banderas contra la guerra, contra el terrorismo,
contra el Alca, contra la deuda externa, por la globalización de
la solidaridad, porque otro mundo y otra América son posibles!
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