LUIS MERINO REYES
Un joven de 90
 |
Luis Merino Reyes, figura destacada de la literatura
y el periodismo chileno, cumplió 90 años sin concederle
demasiada importancia al hecho. Lo celebró en su casa, escribiendo
y haciendo guardia afectuosa junto a su esposa, Lucía Montero
Marín, que padece una severa enfermedad. Luis Merino Reyes
conserva un vozarrón y una forma muy franca de decir las cosas,
trátese de amigos o en una entrevista. Surgió a la literatura
con un libro de poemas, "Islas de música", en 1936
(Editorial Nascimento).Después vinieron sus novelas y cuentos,
"Los egoístas", "El alba y su duelo", "Los
feroces burgueses" y sobre todo "Regazo amargo", que
lo ubicaron entre los nombres destacados de la generación del
38, que puso un fuerte acento social en la narrativa chilena. |
LUIS
Merino Reyes en su biblioteca: una larga vida en la literatura chilena. |
A ella pertenecen Nicomedes Guzmán, Francisco Coloane, Daniel
Belmar, Oscar Castro y Andrés Sabella, entre otros. Como periodista,
Luis Merino Reyes ha realizado una vasta labor en órganos de prensa
de distintos colores políticos y es colaborador habitual de PF.
La entrevista fue la siguiente:
Sucede que usted, un escritor tan chileno, nació en Tokio.
"Así es: el 12 de febrero de 1912 amamantado por una ama japonesa
de 17 años a la que le debo haber llegado incólume a los
90. Mi padre era agregado militar de la embajada de Chile en Pekín.
El fue militar un poco por casualidad: vino del norte a Santiago a estudiar
ingeniería, pero eran tiempos en que se temía una guerra
con Argentina y fue llamado a enrolarse. Mi padre no era un militar muy
típico. Fue alumno de don Serapio Lois, apóstol del positivismo,
algo así como un demonio para la sociedad chilena de esos años.
Le encargaron organizar la biblioteca del estado mayor del ejército
pero un desplome de libros le cayó encima y fue destinado a Alemania,
donde se hizo una operación que le costó la vida. Regresamos
con mi madre a Chile, apoyados en un escuálido montepío.
Es la época que me inspiró 'Los feroces burgueses'".
Usted estudió la secundaria en un colegio confesional.
"El Liceo Alemán, establecimiento de frailes alemanes, muy
aristocratizante. A mi madre le agradezco dos cosas: que haya sido tan
católica que me hizo agnóstico para siempre, y el que me
haya educado en un colegio aristocrático que me hizo izquierdista
para todos los días de mi vida".
En ese colegio usted escribió su primer poema, bíblico además,
cuando era un niño de pantalón corto.
"A María Magdalena, sí. Me lo pidió para un
acto del colegio un sacerdote alemán muy culto y admirador de Goethe
que fundó la academia literaria del liceo. Grabó ese poema
en un cilindro de cera y lo hacía oir en cada acto del liceo".
Se dice que sus novelas son tan realistas que ha tenido más de
un problema con personas que se sienten aludidas.
"Realistas pero con intención estrictamente literaria. Mi
novela 'Ultima llama' se la dí a leer a una amiga pensando que
le iba a fascinar. Pero llegó hecha una furia, creyéndose
retratada en esa historia. Me amargué y quemé los originales.
Le conté al crítico literario Alone, mi amigo a pesar de
nuestras distancias ideológicas. '¡Tienes que rehacerla!',
me dijo, y le hice caso. La rearmé y se publicó. Alone la
comentó elogiosamente y la novela ganó el Premio Atenea.
Incluso mi ex amiga llegó a felicitarme: yo había hecho
ciertos cortes en el texto".
LAS NIETAS NO SE ASUSTAN
"Una de mis hijas, abogada -dice Merino Reyes-, y muy querida, vio
en mis 'Episodios crueles' a un personaje que le pareció conocido.
Se indignó. Le dije que los personajes reales están hechos
para vivir en la tierra y los novelescos para vivir en la literatura.
También se molestó con 'Los feroces burgueses'. Pero me
conformé porque los tiempos cambian. La segunda edición
la leyeron con avidez las nietas, que no se asustan por nada".
LOM va a publicar una reedición de "Los feroces burgueses".
"Yo dije que prefería que no apareciera pero me respondieron
que todo estaba listo, así que no hay marcha atrás".
Usted hizo una incursión política frontal y temeraria en
"El ramo de rosas y otros cuentos". Parece que le trajo complicaciones.
"Es una descripción de la matanza del Seguro Obrero que le
dolió fuerte a algunos. Es una descripción sin literatura,
a diferencia de la que hizo Carlos Droguett. Conté lo que vi: yo
trabajaba en el Ministerio del Interior y pude ver de cerca a los que
salían a disparar contra los jóvenes atrincherados en el
edificio del Seguro Obrero. Uno era Waldo Palma, jefe de la policía
del presidente Arturo Alessandri Palma. Cuando le dijeron que aparecía
en mi relato, corrió a la Editorial Nascimento a imponerse del
texto. Se puso furioso, profiriendo amenazas. El director del diario en
que yo escribía, Byron Gigoux, me dijo: 'Aquí te vamos a
defender como se debe', sugiriendo una batalla campal pero no pasó
nada".
Una preocupación suya ha sido el Premio Nacional de Literatura,
para el que ha propuesto modificaciones.
"Este premio por el cual tantos sufren... Creo que Luis Durand murió
por no haberlo recibido. Ahora hay varios que están enfermos por
la misma causa. El Premio Nacional significa una renta de 600 mil pesos
y un estímulo de doce millones. Creo que la forma de asignar esta
distinción suele ser incorrecta. La ley dice que el Premio Nacional
se concede para premiar una vida consagrada a la literatura y no una o
dos obras. Debería corregirse evitando, además, que influyan
factores políticos como ha ocurrido hace poco. Propongo, además,
que el premio incluya una edición amplia de la obra de los galardonados,
como hizo hasta 1946 la Universidad de Chile a través de su Biblioteca
de Escritores Chilenos. También a los premiados debería
proveérseles de un pase libre que les permita conocer bien su país,
ser recibidos por organizaciones y autoridades donde vayan, con lo que
se contribuiría a dar una justa proyección social a la literatura".
DENTELLADAS DE PATRON
Andrés Sabella dijo una vez que usted fue escritor porque, como
Valle Inclán, no quiso dejarse marcar por las dentelladas de ningún
patrón.
"Es una bonita forma de decirlo. Aparte de comentarista de muchas
cosas en la prensa, fui fugazmente militar; más tarde me desempeñé
en trabajos de redacción en la Subsecretaría de Marina.
Me retiré con la idea de escribir una novela, cosa que hice. Pero
quedé con tan poca renta que tuve que dedicarme a oficios inesperados
como chofer de taxi y vendedor de artefactos electrodomésticos".
Usted era pariente del almirante José Toribio Merino, miembro de
la Junta Militar. ¿Tenían algún contacto por la relación
familiar?
"Ninguno. Cuando Allende asumió la presidencia me pidió
que lo conectara con algún marino importante. Los puse en contacto
y Merino llegó a La Moneda diciendo cosas tan cautas como que el
comunismo era una fe respetable. Venía llegando de Estados Unidos.
Le dije: 'No. Es una doctrina política y se propone cambiar el
mundo'. Cuando la dictadura escribí un artículo explicando
que nada tenía que ver con el almirante Merino que seguramente
me tenía incluido en su lista de 'humanoides'.
La suya es una familia 'especial'. Por lo menos hasta hace dos años
tenía 'exiliada' en Quilpué a una hija de Toribio por haber
escrito una cosa contra el Vaticano, ella vino a verme, algo medieval".
En su familia, por otro lado, hay una tradición balmacedista.
"Así es, escribí un romancero alusivo a Balmaceda y
Allende: 'Epopeya de dos héroes trágicos'".
Se recuerda que usted embarcó al crítico literario Alone,
Hernán Díaz Arrieta, en un operativo muy izquierdista.
"Sé a qué se refiere: la Sociedad de Escritores, como
otras entidades, luchaba en favor de los presos del franquismo. Miembros
de la Sech, que yo presidía en ese tiempo, recorrimos países
latinoamericanos agitando el problema. Luego hubo una petición
para ir a España pero querían una delegación sin
integrantes que olieran a comunismo. Pensé en Hernán Díaz
Arrieta, Alone, famoso por su antizquierdismo. Me costó mucho pero
lo convencí diciéndole que Franco había hecho detener
incluso a un hermano de un conocido líder fascista. En Brasil perdió
contacto con la delegación y llegó solo a Madrid. Lo tomaron
preso bajo sospecha de agitador y revolucionario. Volodia Teitelboim ha
descrito el asombro que se produjo en Chile al saber que Alone estaba
prisionero de Franco en España. Volvió a Chile sin querer
hablar con nadie".
Usted estuvo en Cuba con otros escritores diez días después
de la invasión de Playa Girón. ¿Qué recuerda?
"La mística de los jóvenes cubanos dispuestos a jugarse
la vida por la revolución. Entre los chilenos estaba también
Matilde Ladrón de Guevara, que tuvo un cortocircuito con los cubanos,
pero que está escribiendo cosas interesantes y que se ha convertido
en una luchadora de Izquierda. Estuvimos en una reunión campestre
con el Che Guevara. Habló con gran dominio de temas como economía
y literatura. Sorprendía su inteligencia y cultura".
¿Qué deseos formularía usted en su cumpleaños?
"Desearía que mi esposa se mantenga bien y que en este país
no aparezca nunca más un Pinochet, demoledor de nuestras instituciones.
No sé si será mucho pedir"
SERGIO VILLEGAS
Si te gustó esta página...
Recomiéndala
|