Oscar Hahn Los censores de ayer están en el Senado
Con motivo de la presentación del libro de Oscar Hahn, "Apariciones profanas" (LOM Ediciones), PF conversó con el destacado poeta, radicado en Estados Unidos donde se desempeña como profesor de la Universidad de Iowa. Hahn es considerado uno de los poetas más importantes de la lengua castellana. Sus obras han sido publicadas por prestigiosas editoriales en Chile y en el extranjero. Entre sus libros se cuentan: "Esta rosa negra" (1961); "Arte de Morir" (1977); "Mal de amor" (1981); "Flor de enamorados" (1987) y "Versos robados" (1995). En cuanto a su último libro, ¿por qué profana estas apariciones? "Explicaba alguna vez que cuando me surgía un poema, o cómo era que un poema se me aparecía, así como a algunas personas se les aparecía la Virgen María, a mí se me aparecían estos poemas, siendo verdaderas apariciones, no religiosas sino profanas". Este siglo ha partido bastante mal, bajo esas circunstancias, ¿qué compromiso tiene el poeta con el nuevo siglo? "El problema es que el hombre nunca ha creído en el daño que está causando. Siempre pensó que era una especie de metáfora, y no un hecho que se ha producido en la capa de ozono, en la devastación de los bosques, en la polución del agua, el aire, etc. Ahora estamos pagando las consecuencias. Además, hay un hecho que he podido notar en Estados Unidos. La nueva generación que asumió el poder encabezada por George Bush hijo, no es realmente una nueva generación. Detrás de él están las generaciones antiguas, conducidas por su padre, que tienen mentalidad de Segunda Guerra Mundial, de guerra fría. Creen que los problemas se solucionan tirando bombas". La muerte ha sido un tema permanente en su creación. ¿Durante su vida, de qué manera ha mutado el sentimiento de percibir la muerte? "Lo extraño en mi evolución poética, pienso, fue que, aunque los poemas que están en mi primer libro fueron escritos a los diecisiete años, todos son sobre el tema de la muerte. Cada vez que los leía la pregunta del público era: ¿cómo un poeta tan joven está escribiendo poemas sobre la muerte? Nunca tuve una respuesta. Está esa teoría de que mi padre murió cuando yo tenía cuatro años y, posiblemente, me dejó marcado. Pero después este tema ha recurrido de distintas maneras, ya sea bajo la forma de la muerte de un individuo, pero también de la muerte colectiva a través de la guerra". Usted ha planteado el concepto de "poeta isla", de que varios poetas forman un archipiélago, algo que tiene que ver con la diversidad de la expresión poética. ¿Podría especificar más esa idea? "Esto tiene dos facetas. Por carácter tengo una tendencia al aislamiento, a refugiarme en mi departamento y encerrarme por mucho tiempo. Sólo salgo cuando voy a trabajar. Otras veces estoy ahí como una especie de lobo estepario. Ese es un aspecto del poeta isla. Por otra parte, también yo planteaba que dentro de la poesía chilena hay dos o tres nombres que siempre circulan y dejan la impresión de que no hubiera poetas en otras partes, o que sólo hubiese dos o tres islas que se llaman Neruda, Huidobro o Parra, en circunstancias que la poesía es un archipiélago compuesto de muchas islas, de muchos lugares, de muchos países, de muchas regiones, incluso de lugares lejanos y poco conocidos". Respecto a lo mismo, ¿se considera un tanto distante de la generación que integran, entre otros, Federico Shopf, Gonzalo Millán, Waldo Rojas, Omar Lara, Manuel Silva Acevedo y Floridor Pérez? "No es que me sienta distante, estoy distante, siempre he estado distante de las personas de mi generación. Cuando vivía en Chile, lo hacía en Arica y estaba sujeto a otro tipo de influencias, a otro tipo de lecturas, a otro tipo de experiencias que no eran las mismas que compartían ellos, que vivían principalmente en el sur. Estaban sujetos más o menos a las mismas experiencias y a un diálogo entre ellos que hacía que tuvieran cierta afinidad. Pero si un poeta está escribiendo a miles de kilómetros de distancia, es evidente que la poesía como construcción verbal empieza a adquirir otra tonalidad. Ahora vivo en Iowa City, una ciudad universitaria que tiene cincuenta mil habitantes. Estoy sujeto a otro tipo de influencias y experiencias. La vida nos ha llevado por distintos caminos y nuestras poesías también han partido por distintos caminos". Existe una peculiaridad en su obra y es que siempre incluye sonetos, algo que aparentemente estaría fuera de moda. ¿Por qué conserva esta tradición? "Eso tiene una explicación bastante simple. Nunca rechazo una forma a priori. Creo que uno tiene que utilizar la forma que el poema le pide. Y si me pide un soneto, no voy a decir no porque los sonetos están pasados de moda". Usted también ha sufrido la censura en Chile por el libro "Mal de amor", que causó mucho revuelo. Fueron dos líneas las que provocaron la censura:"Pongo la punta de mi lengua golosa/ en el centro mismo del misterio gozoso que ocultas entre tus piernas". ¿Serían estos versos los que molestaron a los censuradores? "Yo sólo escribí los versos, los que censuraron fueron otros. Es a ellos a quienes habría que preguntarles. Seguramente en alguna parte están, quizá abogando por la libertad de expresión, como hemos visto en esa gran hipocresía nacional, en que los que no admitían que personas exiliadas vinieran a los funerales de sus padres hoy están sentados en el Senado propiciando la democracia, la libertad y cosas semejantes. Por eso no me extrañaría que algún gran impulsor de la libertad de expresión sea uno de los que censuró mi libro". En cuanto a las nuevas hornadas de poetas chilenos, ¿está al tanto de lo que se está escribiendo en Chile? "Muy poco, casi no llegan libros de Chile a Estados Unidos. Generalmente, son autoediciones difíciles de conseguir. Falta la distribución. Si el mismo poeta no le envía a uno su libro, no se puede saber qué se está escribiendo". Usted es profesor en la Universidad de Iowa, ¿existe interés por la poesía que se hace en Chile? "Allá la gente no está preocupada de Chile, para ellos el espacio no especifica un país, sino que hablan de Latinoamérica, como un conjunto. Se habla de un continente, lo que por lo demás no está mal, ¿no era ése el sueño de Bolívar?" ¿Qué diferencia existe entre ser un poeta chileno en Estados Unidos y serlo en Chile? "Siempre está el problema de la enorme diferencia de tamaño del país. Eso hace que el ámbito de la poesía sea muy diferente. Por ejemplo, no existe la idea, tan frecuente aquí, del poeta de Chile o el poeta nacional, con cuyo nombre habría que bautizar las calles, plazas, el aeropuerto, etc. Allá hay muchos poetas, algunos más importantes que otros, pero no existe El Poeta, como ocurre acá. Y obviamente, por el mismo tamaño del país, hay una gran cantidad de editoriales que publican poesía. Cuando se publicó mi libro 'Versos robados' y me llegó el balance de los libros vendidos en dos meses y leí que habían vendido ochocientos ejemplares, pensé que se trataba de un error. En Chile quizá en diez años habré vendido quinientos. Esos son los volúmenes que se manejan allá. Si en Chile un novelista vende diez mil libros hace una fiesta, en Estados Unidos lo echan de la editorial. Están acostumbrados a ediciones de ochocientos mil o un millón de ejemplares. Por lo tanto hacer una comparación es imposible". ¿Qué consejo daría usted a los poetas que se inician? "Creo que el mejor consejo que se pueda dar en este momento es que los poetas concentren todo su capital de energía en hacer sus poemas de la manera más intensa y mejor posible, que no gasten energías en andar pensando en premios, en salir en el diario, en la fama. Muchas veces los premios son los famosos 'quince minutos de gloria'. Siempre he pensado que si uno tiene creatividad no la puede malgastar, no la puede dilapidar en cosas que no tengan que ver directamente con poner todo lo de uno en la hechura del poema, en pensar el poema como obra de arte. A fin de cuentas lo que se ha perdido es la noción que el poema es una obra de arte, como un cuadro, una escultura, una obra musical o una película". Respecto al lenguaje, en su opinión, ¿quién sería el verdadero protagonista del poema: el lenguaje o lo que éste transmite? "Creo que el lenguaje se transforma en algo meramente comunicacional cuando no es poesía. Pero cuando es poesía, lo que uno comunica es el lenguaje. Con respecto al aspecto político, lo que siempre tiene que primar es la calidad poética. El que un poema sea político no lo justifica como poema, sino que más bien le hace un flaco favor al mensaje que está tratando de llevar a cabo. Si el mensaje político sale solo, es más una consecuencia del poema y no una causa del poema". ¿Cuáles son sus objetivos como profesor? ¿Qué le gustaría que sus alumnos rescataran de lo que les entrega? "Tengo muy claro lo que quiero. No deseo ser una persona que se pare frente a la clase a decir un monólogo. No, lo que quiero es que exista intercomunicación. Ellos pueden aprender algo de mí pero yo también aprendo mucho de ellos. Trato de plantear siempre ciertos valores sobre la vida, la sociedad, la literatura. Los valores son esenciales. También plantearles problemas y obligarlos a pensar sobre esos problemas. Ponerlos entre la espada y la pared. Otro asunto es plantearles la solidaridad. Estamos entrando a un mundo de un yoísmo excesivo, debemos ser más solidarios cada día. La solidaridad es un valor que debemos restablecer en la sociedad globalizada" ALEJANDRO LAVQUEN
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