Observatorio Politico
¿Pacto social o nueva Constitución?
Autor: MANUEL SALAZAR SALVO
MICHELLE Bachelet: Chile necesita una nueva Constitución.
Lo que hasta hace poco parecía una iniciativa destinada al fracaso, se está transformando en una convicción creciente y cada vez más amplia, que podría agregar un condimento ines-perado a las campañas electorales que se aproximan. Se trata de las progresivas coincidencias al interior de diferentes partidos, organizaciones sociales y en personalidades de diversos ámbitos, sobre la necesidad de convocar a una Asamblea Constituyente que elabore una nueva Constitución Política.
A las propuestas surgidas en el Congreso Ideológico del Partido Demócrata Cristiano se han sumado las opiniones de senadores del Partido Socialista y de dirigentes de los conglomerados políticos de la llamada Izquierda extraparlamentaria. Decenas de personalidades agrupadas en el foro www.asambleaconstituyente.cl se reunieron a mediados de octubre para apoyar la convocatoria a una Asamblea Constituyente. María Isabel Sotomayor, dirigente de la Juventud Socialista, anunció que los jóvenes de los partidos de la Concertación acordaron integrarse al movimiento y convocar a la juventud a inscribirse en los registros electorales, y a participar en los comicios municipales marcando el voto con un signo que represente la opción por una Asamblea Constituyente. El abogado Roberto Garretón informó que miembros del grupo visitaron al director del Registro Electoral, Juan Ignacio García, quien les confirmó que los sufragantes pueden marcar su preferencia por un candidato y además, hacer una marca a favor de la Asamblea Constituyente sin arriesgar que se anule el voto.
Entre los oradores en aquella reunión destacó la intervención del senador del Partido Socialista francés Jean Luc Melenchon, quien afirmó que los grandes principios proclamados en la revolución francesa del siglo XVIII "han sido escamoteados por los grupos dominantes del capitalismo neoliberal". También intervinieron el senador radical Nelson Avila; el ex canciller Enrique Silva Cimma; el ex diputado Andrés Aylwin; el sociólogo Esteban Silva; el académico Carlos Moya Ureta; la doctora Paz Rojas; el abogado Armando Jaramillo; el diputado socialista Marco Enríquez-Ominami; el economista Atilio Barrios; el abogado Eduardo Contreras Mella, a nombre del Partido Comunista, y el sociólogo Manuel Antonio Garretón.
¿SE SUMA EL SOCIALISMO?
En el diario La Tercera, el senador socialista Jaime Gazmuri se mostró partidario de avanzar hacia la meta de la nueva Constitución. "Se agota el sistema político que hemos construido -dijo-, que es excluyente y poco participativo. Vivimos una crisis de las instituciones y una cierta crisis de los partidos. Se agota el hiperpresidencialismo del sistema chileno, se agota una regionalización que está a medio camino y, por tanto, todavía somos un país muy centralista. Tenemos que dar un giro profundo en la organización política del país. Hay muchos signos de que el sistema político tiende a agotarse, signos de apatía, de pérdida de confianza de los ciudadanos en sus instituciones. Es indispensable, a mi juicio, que los socialistas propongamos al país que es necesario un nuevo pacto social y político. Necesitamos una nueva Constitución y tenemos que generar un poder que sea legítimo: una Asamblea Constituyente", afirmó el parlamentario.
El PS está preparando su Congreso Programático Nacional, que se efectuará en marzo de 2008. De allí surgirá un nuevo comité central que debe elegir a la mesa que conducirá al partido de Salvador Allende hasta el año 2010.
Por otro lado, no son pocos los observadores políticos que han interpretado el llamado a construir un pacto social, realizado por el cardenal Francisco Javier Errázuriz en el último Tédeum, como un llamado de alerta frente a las crecientes desigualdades, que podrían generar una ola de estallidos sociales de no corregirse pronto los desequilibrios.
Pocos días después, la presidenta Michelle Bachelet, refiriéndose a las reformas educacionales, hizo un llamado a construir un nuevo pacto social, convocatoria que la derecha acoge sólo si se trata de cambios puntuales. "Nosotros siempre hemos estado abiertos a avanzar con el gobierno a acuerdos sobre materias específicas. (Pero) le tengo temor y respeto a pactos generales", señaló el senador Hernán Larraín, presidente de la Unión Demócrata Independiente. "Más que dar pasos genéricos, soy de la tesis de dar pasos específicos; y en la medida que se pruebe que ello da resultado y frutos concretos, podemos seguir avanzando y explorando otras áreas", agregó.
Conceptos similares emitió el presidente de Renovación Nacional, Carlos Larraín, al expresar que "los toros hay que ir lidiándolos de a uno" e insistir en que no entendía cabalmente de qué pacto hablaba la mandataria.
Finalmente, la iniciativa de Michelle Bachelet y de la Iglesia Católica se transformó en una comisión más: la Mesa de Equidad Social.
El tema del pacto social no es reciente. Organismos tan respetables como la Cepal lo vienen mencionando desde hace casi una década, conscientes de que las condiciones han variado en casi todos los países de la región y que para seguir progresando se requieren cambios profundos no sólo en los modelos económicos.
UNA TAREA INELUDIBLE
El ex secretario ejecutivo de la Cepal, el colombiano José Antonio Ocampo, en un encuentro realizado en Madrid en 2000, expuso sobre el tema "Nuevo pacto social para América Latina". Señaló en parte: "Más allá de su contribución al desarrollo económico y a la equidad social, el nuevo pacto social debe contribuir a enfrentar el deterioro de la cohesión social. En efecto, todos los países de la región vienen experimentando, con mayor o menor intensidad, una pérdida de sentido de pertenencia de las personas a la sociedad, de identidad con propósitos colectivos y de desarrollo de lazos de solidaridad.
La tarea explícita de construcción de ciudadanía es, por lo tanto, una tarea ineludible del momento histórico que enfrentamos y del pacto social que debe orientar las acciones colectivas.
Ello implica, en primer término, un compromiso recíproco entre el poder público y las personas, orientado a profundizar los espacios democráticos. Más allá de ello, implica fomentar una mayor participación de todos los ciudadanos en el espacio público, entendido como el espacio de los intereses colectivos más que como 'lo estatal'. En este sentido, implica una ampliación de dicho espacio frente a la fuerza centrífuga que hoy tiene el espacio privado, de manera de crear más sociedad, una conciencia más difundida sobre las responsabilidad de los individuos y los grupos respecto del conjunto de la organización social, espacios de deliberación y formación de acuerdos entre ciudadanos, y participación directa de ellos en la creación y disfrute de 'bienes públicos' y 'bienes de valor social'. Y, por último, implica fortalecer una cultura de convivencia y desarrollo colectivo, basada en la tolerancia frente a la diferencia y en la solución negociada de los conflictos.
En definitiva, el nuevo pacto social es necesario para fortalecer la complementariedad entre transformación productiva y equidad, entre competitividad y cohesión social. Es un desafío que no se limita a reducir la pobreza, sino que abarca la igualdad de oportunidades, la redistribución del ingreso y la formación de amplias redes de solidaridad que permitan poner la economía al servicio de la sociedad y no la sociedad al servicio de la economía".
El urgente nuevo pacto social requiere, sin duda, cambios y acuerdos mucho más profundos que los que está dispuesta a tolerar la derecha chilena, agarrada con dientes y uñas a la Constitución heredada de (...)
(Este artículo se publicó completo en la edición impresa de "Punto Final"¨Nº 651, del 19 de noviembre de 2007. Suscríbase a PF)
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