Nicaragua bajo asedio
Autor: HERNAN SOTO
María Luisa Robleto Aguilar, embajadora de Nicaragua en Chile.
No vacila en calificar de “fraude mediático” las denuncias de la oposición nicaragüense sobre falta de transparencia en las últimas elecciones municipales y sobre todo, en los comicios por la alcaldía de Managua. María Luisa Robleto Aguilar, embajadora de Nicaragua en Chile, es clara en sus opiniones. La campaña mediática construye la imagen de un fraude para afectar la ayuda internacional a Nicaragua y crearle problemas al gobierno del presidente Daniel Ortega, que termina su mandato en 2011. Enfatiza en que las cosas están cambiando en América Latina y que Nicaragua es parte de ese cambio. Esa es la razón de la inquietud de la oligarquía y también de Estados Unidos, que difícilmente cambiará su política con Barack Obama. Punto Final conversó con la embajadora María Luisa Robleto Aguilar
HERNAN SOTO
Aunque parece haber disminuido en intensidad, hay una campaña destinada a deslegitimar las recientes elecciones municipales por supuesto fraude electoral, favorecido por la negativa del gobierno sandinista a aceptar la presencia de observadores extranjeros.
“Después de la victoria del Frente Sandinista en 2006, las recientes elecciones municipales constituyeron un triunfo. El sandinismo subió trece puntos y triunfó en casi el 70% de los municipios. Se dio el triunfo en un contexto de derrota de un modelo que, históricamente, ha sido manejado por la derecha para su propio beneficio y que tuvo expresión culminante en los últimos 16 años, a partir de la derrota del Frente Sandinista a comienzos de los años 90.
Estuvimos fuera del gobierno durante todo ese período, pero mantuvimos un trabajo sistemático, ligado al pueblo, en defensa de sus intereses y de los intereses generales de Nicaragua. Cuando ahora se acusa al gobierno de fraude electoral y al Consejo Supremo Electoral de ser cómplice de esa maniobra, se incurre en un ‘fraude mediático’, básicamente construido a través de los medios de comunicación. Los partidos que ahora reclaman no se sometieron a ninguno de los procesos que el Consejo Supremo valida.
En el caso de la alcaldía de Managua hubo un minucioso recuento de votos y el candidato de la derecha prefirió no estar presente. La derrota en Managua le fue especialmente dolorosa.
El Consejo Supremo Electoral que se cuestiona es el mismo, con los mismos integrantes, que presidió las elecciones presidenciales de 2006. Debe ser renovado en 2010, y debe tener una renovación, porque sus magistrados representan sólo a dos tendencias políticas, las mayoritarias: el sandinismo y el Partido Liberal Constitucionalista, que preside el ex presidente Arnoldo Alemán, detenido en su casa por irregularidades durante su mandato.
La ausencia de observadores de la OEA y del Centro Carter y de una entidad nicaragüense llamada Etica y Transparencia, que es una base de la derecha para ambientar un supuesto fraude, ha dado pie para las acusaciones. Ellas son infundadas, porque hubo alrededor de 70 observadores del Protocolo de Quito y del llamado Protocolo Vertical. No haber invitado a la OEA fue consecuencia de las declaraciones precipitadas de su secretario general, José Miguel Insulza, respecto de la exclusión de dos partidos políticos que no cumplieron con las exigencias del Consejo Supremo Electoral. Insulza prefirió hacer declaraciones que evidenciaban una actitud prejuiciada. De hecho, se sabe que recibió antecedentes de la UPLA y de su presidente, el senador chileno Jovino Novoa. Por eso no se invitó a la OEA ni tampoco al Centro Carter, que se hizo eco de la actitud del secretario general de la OEA.
Igualmente, Etica y Transparencia debió ser excluido porque representantes suyos habían intervenido activamente en la campaña política.
Hay que tener en cuenta, por otra parte, que nadie discute en Nicaragua que el Frente Sandinista es actualmente y ha sido siempre, dentro o fuera del gobierno, el partido más organizado y con mayor apoyo popular. Un partido que ha cuidado la transparencia de todas las elecciones, incluyendo aquellas en que ha sido derrotado.
El ‘fraude mediático’ tiene, desgraciadamente, consecuencias graves para Nicaragua. Sirve de pretexto para suspender la ayuda extranjera que financia el 40% del presupuesto nacional. Está ocurriendo con Estados Unidos y con la Unión Europea”.
America Latina
está cambiando
¿Cree usted que está en desarrollo una campaña de desestabilización?
“No hay que descartarlo, aunque el apoyo al gobierno es fuerte y va en aumento. Por lo mismo, podría ser parte de un plan de mayor alcance que también se orienta a golpear a Venezuela y El Salvador, que tiene elecciones en enero. Lo que pasa en Nicaragua es la derrota del modelo y el derrumbe de varios mitos. En primer lugar, del mito que es imposible vencer a la derecha unida, y con mayor razón a la oposición unida. Y eso es lo que ha sucedido, a pesar de una campaña sucia con participación de grupos escindidos del sandinismo en que se ha llegado a sostener que Daniel Ortega y Somoza eran lo mismo. En sólo 26 meses hemos logrado que sectores cada vez más grandes de la población apoyen nuestras políticas. No olvidemos que el presidente Ortega ganó con 38% de los votos y ahora llegamos al 51%. El Frente Sandinista puede mostrar logros en salud, educación y en la lucha contra la pobreza.
Derrotamos un segundo mito: el del terror. Durante años se ha asustado a la población sosteniendo que un triunfo sandinista podría significar nuevamente la guerra, la intervención militar. O el término de la ayuda internacional. Por primera vez el pueblo no ha votado con la pistola en la cabeza. Las cosas no suceden como antes, América Latina está cambiando e incluso la eventual suspensión o retiro de la ayuda internacional puede ser superada. Otro mito derrotado es que no se puede vencer sin el apoyo de los medios de comunicación. Desde el día mismo de la ascensión al mando del presidente Ortega hemos tenido en manos de la oposición los medios más importantes de la prensa escrita, el 70% de la televisión y el 60% de las radios. Se ha dado una línea que ha vencido en Venezuela, en Bolivia y en otros países, no sólo en Nicaragua”.
No es socialismo
¿Cuando habla de “modelos alternativos” está pensando en el socialismo?
“Lo que nosotros llamamos ‘modelo alternativo’ no es socialismo. Ni siquiera implica transformaciones de gran profundidad. Se trata en esta etapa de restañar las heridas y los mayores perjuicios de dieciséis años de neoliberalismo en un país asolado por la guerra y barrido por los desastres naturales. Nicaragua es pobre, tiene seis millones de habitantes y muchas carencias. La economía nicaragüense sigue siendo una economía mixta, pero hemos hecho grandes cambios en el sector público, especialmente enfilados a educación, salud, políticas de créditos para los sectores más modestos, y también inversiones importantes en infraestructura. Es posible que se revisen algunas privatizaciones, lo que tendría que ser aprobado por el Congreso. El sistema eléctrico, por ejemplo, fue privatizado en favor de la empresa española Unión Fenosa, que ha resultado muy ineficiente. Hemos podido superar los cortes que en las (...)
(Este artículo se publicó completo en la edición Nº 677 de “Punto Final”, 19 de diciembre, 2008. Suscríbase a Punto Final)
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