Edición 681 - Desde el 20 de marzo al 2 de abril de 2009
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Juan Bosch en Chile

Autor: HERNAN SOTO

Juan Bosch, la gran figura de la democracia y la cultura dominicana cuyo centenario se celebra este año, tuvo estrechas relaciones con Chile. Casi siempre a la distancia, aunque visitó brevemente el país en 1953 y vivió aquí casi dos años, entre 1955 y 1956. Fue amigo de Salvador Allende y de otros dirigentes de Izquierda. Su permanencia entre nosotros era poco conocida hasta que un libro escrito por Luis Alberto Mansilla, Los días chilenos de Juan Bosch(*), dio a conocer ampliamente ese período. No fue raro que viviera un tiempo en Chile. “El asilo contra la opresión”, parecía una democracia a prueba de quiebres y como tal, era refugio de exiliados y perseguidos por las dictaduras que asolaban el continente.
Bosch se había refugiado en Cuba en 1939, cuando el dictador Rafael Leonidas Trujillo quiso nombrarlo diputado, pero Bosch entendió que quería marcarlo a fuego. Si aceptaba, perdería autoridad para criticarlo y si rechazaba el ofrecimiento, su vida correría peligro. Radicado en Cuba, participó en la fundación del Partido Revolucionario Dominicano, antitrujillista. A partir de 1945, terminada la segunda guerra mundial, intensificó su trabajo político recurriendo a los gobiernos de México, Venezuela y Haití para luchar contra Trujillo. Incluso participó en una frustrada expedición desde Cayo Confites para luchar contra el dictador. En ella tomó parte un joven Fidel Castro.

Amigo de Allende

Cuando vino a Chile, Bosch estaba bien informado sobre nuestro país. Conocía su realidad política, la experiencia del Frente Popular y de los gobiernos siguientes y los principales aspectos de su cultura, pues entre los grupos exiliados se hablaba mucho de Chile. Además, tuvo a su cargo en Cuba la edición de las obras completas del puertorriqueño Eugenio María de Hostos, y debió documentarse ya que también vivió en Chile y era muy admirado por Gabriela Mistral. Bosch tomó contacto con Salvador Allende, Clodomiro Almeida, los hermanos Mandujano y otros socialistas y masones. Como una distinción justificada, dictó una conferencia en el Salón de Honor de la Universidad de Chile en presencia del rector y otras autoridades académicas sobre la situación de República Dominicana.  Bosch ya era un dirigente político de prestigio internacional.
Se aceleraban los cambios en el continente. Fulgencio Batista se había apoderado del gobierno en Cuba y su dictadura complicaba la lucha contra Trujillo. El asalto al cuartel Moncada, el 26 de julio de 1953, llevó a Bosch a la cárcel acusado de complicidad con los jóvenes revolucionarios. Salió libre gracias a la intervención de un viejo general, héroe de la guerra independentista. Los planes de Bosch corrían peligro. En Estados Unidos habían secuestrado al profesor Jesús de Galíndez, un republicano español que había escrito un trabajo académico, La era de Trujillo, demoledor análisis del régimen dominicano. Todo indicaba que Galíndez había sido asesinado por órdenes de Trujillo.
En toda América Latina se anticipaban turbulencias. En 1954 había sido derrocado el presidente de Guatemala, Jacobo Arbenz, en una operación dirigida por Estados Unidos que produjo conmoción.
A Chile Bosch llegó con su hijo mayor y un amigo. Hizo una vida discreta. Se hizo conocido en el ambiente literario con ayuda del escritor costarricense Joaquín Gutiérrez. Para subsistir puso un negocio de recarga y reparación de baterías eléctricas. Se instaló unos meses en Valdivia a trabajar en sus libros. Escribió Judas Iscariote el calumniado, que publicó Prensa Latinoamericana. La Editorial Universitaria, entretanto, publicó su libro Cuba, la isla fascinante y apareció también La muchacha de La Guaira, que tuvo gran acogida. El importante crítico literario Hernán Díaz Arrieta, Alone, saludó a Bosch como un escritor notable.
A poco de llegar, viajó a Europa a participar en un encuentro de la socialdemocracia y luego a Israel, en una gira que duró varias semanas. Seguía de cerca la situación dominicana y grababa mensajes que se difundían en su país. La presencia de Bosch en Chile coincidió con una mayor preocupación por lo que ocurría en República Dominicana. Editorial del Pacífico publicó La era de Trujillo, de Jesús de Galíndez, con gran éxito de venta. En ese tiempo apareció también una novela de Enrique Lafourcade, La fiesta del rey Acab, que transcurre en un régimen como el de Trujillo.
En 1956 fue asesinado Anastasio Somoza, dictador de Nicaragua, y todos vieron en esa ejecución el anticipo del destino de Trujillo (lo que ocurrió cinco años después).
Bosch dejó Chile en 1956. Lo hizo de manera un tanto repentina. No se sabe bien cuáles fueron los motivos de su partida. ¿Hubo algunas señales de peligro, o fue simplemente la necesidad de volver a la actividad política?

Chile en el corazón

Juan Bosch no olvidó Chile. Supo de las victorias y derrotas de la Izquierda y del camino seguido por Salvador Allende.
En las elecciones presidenciales de 1963 Bosch fue elegido presidente de la República Dominicana por amplia mayoría. Hizo un trabajo notable, pero (…)

 

(Este artículo se publicó completo en la edición Nº 681 de “Punto Final”, 20 de marzo, 2009. Suscríbase a PF)

 

FOTO: (*) Los días chilenos de Juan Bosch, Luis Alberto Mansilla, abril de 2000, Superintendencia de Bancos de República Dominicana.