Edición 690 - Desde el 24 de julio al 6 de agosto de 2009
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Frei en una encrucijada


Autor: MANUEL SALAZAR SALVO

Los acuerdos parlamentarios entre el oficialismo y la oposición para oxigenar al Transantiago y descomprimir los debates valóricos que origina la distribución de la “píldora del día después”, así como el sondeo para medir la temperatura ciudadana a fin promover una amnistía que incluya a militares y civiles violadores de los derechos humanos, instalaron el sabor de la sospecha sobre un eventual acuerdo entre la Concertación y la Alianza que garantice un congelamiento político y económico de corte liberal en el próximo período de gobierno.
En el caso del sistema de transporte colectivo, que tantas cefaleas ha provocado al gobierno, se optó simplemente por estatizar las pérdidas de su funcionamiento en directo beneficio de los privados que lo administran. El candidato Eduardo Frei, quien reiteró en varias ocasiones su intención de estatizar el sistema, esta vez permaneció en silencio. Sebastián Piñera, en tanto, se vacunó del problema si es que llega a La Moneda.
La discusión acerca de la “píldora del día después”, por su parte, estaba conduciendo rápidamente a una polémica más de fondo, como es el aborto terapéutico, que diversos dirigentes del oficialismo pretenden que esté en el programa de Frei.
El senador Guido Girardi, uno de los principales impulsores de la idea de legislar, ha reiterado que “he planteado el tema a Frei y nunca me ha dado respuesta. Se lo he mencionado en varias oportunidades y siempre la respuesta es evasiva. Yo no lo voy a apoyar si no nos da una respuesta positiva”.
Las rápidas concordancias para legislar en la Cámara de Diputados coincidieron con la aparición de nuevas grietas en el tinglado que agrupa a las fuerzas concertacionistas, referidas esta vez a la redacción del programa de gobierno, documento que debiera someterse a su revisión final en un seminario programado para mediados de agosto al que concurrirán las comisiones de Océanos Azules -el grupo de trabajo creado por el ex mandatario-, y representantes de cada uno de los partidos del oficialismo.
El diputado democratacristiano Jorge Burgos, jefe territorial y uno de los voceros del comando de Frei, afirmó que el abanderado del oficialismo ya tiene una “opinión definitiva” en algunas de las áreas más sensibles del programa, como son los impuestos, la energía y la educación. En un tono que fue interpretado como una notificación, Burgos agregó: “Es mejor que todos los que estén construyendo cosas ahí lo interpreten bien, para que después no se desilusionen”.

Tributos y controles

El supuesto carácter de especulador bursátil que se atribuye a Sebastián Piñera por parte de los artilleros del comando de Frei, ha sido y será uno de los ejes para hacerle frente en el tramo final de la campaña presidencial. El principal argumento en su contra no es que represente a la derecha como fuerza política defensora del statu quo social y del modelo económico, sino el encarnar un estilo de hacer negocios que se basa en lucrar con papeles de manera rápida más que en construir industrias, producir bienes tangibles y colaborar con el desarrollo del país. Piñera no es un Matte, un Luksic, un Angelini, un Claro; es un hábil jugador de Bolsa, donde lo que vale es el rédito de las acciones y no las artes productivas.
Es por eso que desde el histórico eje progresista de la Concertación, que representan el PS, PPD y PRSD, se ha venido insistiendo en que el programa de gobierno de Frei debe dejar muy en claro las diferencias con el “empresario” Piñera. Marcelo Schilling, secretario general del PS, lo explicó con peras y manzanas: “Es una opinión bastante general dentro del PS que si queremos terminar con la concentración económica y hacer distribución y equidad, hay que cambiar la actual estructura tributaria”, señaló. Porque la desigualdad en la distribución del ingreso es cada vez más irritante. Aunque en términos absolutos los recursos tributarios se han más que duplicado, la magnitud limitada de los fondos destinados al gasto social y público, en relación con el PIB, impide aumentar la capacidad redistributiva del sistema tributario a niveles semejantes a los países desarrollados. El 10 por ciento de la población que tiene los ingresos más altos percibe entre el 41,3% y el 42,2% del ingreso autónomo total. Y la desigualdad se proyecta dramáticamente en la educación, la salud, el acceso a buenos servicios y en otros factores que impactan fuertemente en la calidad de vida de la mayoría de los chilenos.
Una nueva política tributaria significará replantear las relaciones entre el Estado y el sector privado, de cara a repotenciar el ritmo de crecimiento del país. Los economistas socialistas creen que deben mejorarse los marcos regulatorios para evitar ganancias injustificadas en los sectores regulados y sueldos excesivos de sus altos ejecutivos. En las reuniones de las comisiones programáticas del PS se insistió en que son alarmantes los indicios de uso de información privilegiada, que está perjudicando a los pequeños accionistas y que podría derivar en escándalos financieros de caracteres impredecibles. El actual mercado accionario carece de normas y es muy poco transparente, lo que se presta para maniobras ilícitas y acuerdos espúreos.
Los expertos del PS recomendaron perfeccionar los instrumentos con que cuenta la Fiscalía Nacional Económica y el Tribunal de Defensa de la Libre Competencia. De igual modo, pidieron que se entreguen a la Superintendencia de Valores y Seguros las herramientas necesarias para impedir el abuso contra los pequeños accionistas por parte de los grupos controladores. Se trata, en otras palabras, de lograr transparencia en las transacciones financieras y de enmarcar rigurosamente el ánimo de lucro desatado.
Otro aspecto relevante que deberá incluir el programa de Frei es el tipo de relación que en su gobierno tendrán los trabajadores y los empresarios, hoy claramente desigual. Hasta ahora se impone la idea de incorporar la búsqueda de un gran “acuerdo laboral para el Bicentenario”, donde el fortalecimiento de la negociación colectiva sea un punto clave.
Más allá de los evidentes logros del gobierno de Michelle Bachelet en focalizar la ayuda en los más desposeídos, subsisten problemas entre los estratos que están levemente sobre los indicadores de pobreza: dos terceras partes de las familias chilenas perciben ingresos inferiores al promedio nacional. En este sentido, aseguran los socialistas en sus (….)

(Este artículo se publicó completo en Punto Final, edición Nº 690, del 24 de julio al 6 de agosto, 2009. Suscríbase a PF, punto@interaccess.cl)