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Piñera prepara su llegada a La Moneda
Autor: MANUEL SALAZAR SALVO
La instalación del empresario Sebastián Piñera en el gobierno significará el recambio en casi 1.500 cargos de la Administración Pública. Con sus respectivos asesores y funcionarios de confianza, esto significará -entre marzo y abril- el relevo de unas cinco mil personas, correspondientes al “núcleo duro” de jefaturas en el aparato de gobierno.
Un traspaso tan radical de responsabilidades no se efectúa desde marzo de 1990, cuando los flamantes funcionarios de la Concertación se encontraron con despachos vacíos -y en muchos casos parcialmente destrozados- de los iracundos últimos directivos de la dictadura militar. Esparcidos en salones y oficinas de La Moneda se encontraron restos de fotografías y documentos despedazados a última hora. En los gabinetes ministeriales no había archivos, ni libros, ni cuadros, ni cortinas. Los funcionarios salientes se llevaron muebles y objetos de arte; y lo que no pudieron acarrear, en muchos casos lo rompieron.
Hoy algo así resulta inimaginable. Por el contrario, en esta oportunidad, las buenas maneras del recambio en el gobierno están más que garantizadas. Desde diciembre, incluso, discretamente se iniciaron los primeros contactos entre miembros del comando de Piñera y funcionarios de diversos niveles de ministerios y reparticiones públicas. En algunos casos se solicitaron los nombres de funcionarios claves de esos servicios para luego llamarlos y preguntarles sobre su disposición a permanecer en sus cargos en un eventual gobierno de la derecha. También se pidieron datos sobre los principales asesores, presupuestos, calendario legislativo, planes y programas.
Los cuatro anillos
En las más de treinta comisiones que funcionaron en los grupos Tantauco se acumularon, desde 2008, organigramas y documentos sobre las unidades del gobierno. Cada ministerio, cada intendencia, cada gobernación, tuvo su respectiva carpeta.
Magdalena Piñera, hermana del presidente electo, actuó como coordinadora general de los Tantauco. Bajo ella se ubicaron otros cinco coordinadores: Felipe Larraín, académico de la Universidad Católica con doctorado en Harvard; Felipe Morandé, decano de la Facultad de Economía y Negocios de la Universidad de Chile, con doctorado en Minnesota; Rodrigo Vergara, académico de la UC, doctor en Economía de Harvard (nuevo consejero del Banco Central); Harald Beyer, investigador del Centro de Estudios Públicos (CEP), con doctorado en la UCLA y, María Luisa Brahm, directora ejecutiva del Instituto Libertad.
Felipe Larraín, quien fue alumno de Sebastián Piñera y cuyo nombre suena fuerte como ministro de Hacienda, se hizo cargo de una decena de comisiones, entre las que destacaba la de macroeconomía, donde compartía los análisis con Cristián Larroulet, Juan Andrés Fontaine, José Ramón Valente, Juan Eduardo Coeymans, Raphael Bergoeing, Hernán Passalacqua, Fernando Lefort, Fernando Coloma, Ricardo Raineri, Jorge Quiroz, Alfredo Barriga, Ignacio Briones, Antonio Horvath y Juan Carlos Urquidi, entre otros.
María Luisa Brahm, por su parte, candidata para los ministerios Secretaría General de la Presidencia o Educación, coordinó la labor de especialistas como Cecilia Morel, José Miguel Izquiedo, Felipe Bulnes, José Ignacio Pinochet, Alberto Espina, Juan Lund, Guillermo Patillo, Teodoro Ribera, Raúl Torrealba y Rodrigo Yáñez.
Rodrigo Vergara, 48 años, ahora consejero del Banco Central, dirigió las comisiones donde los principales ejes temáticos estuvieron cruzados por la superación de la pobreza, mercado de capitales, previsión social, tercera edad y emprendimiento, entre otros. Trabajó con Carlos Budnevich, Salvador Valdés, Rodrigo Cerda, Ignacio Naudon, Gastón Gómez, Ignacio del Río, Gonzalo Sanhueza, Ricardo Sanhueza y Harald Beyer. Este último reemplazó a Vergara cuando se marchó al Banco Central y se empinó rápidamente como eventual candidato a una cartera ministerial.
Harald Beyer, 48 años, liberal e independiente, es figura clave en el Centro de Estudios Públicos (CEP) donde es coordinador académico. Uno de sus talentos es su capacidad de elaborar programas de gobierno. En los talleres Bicentenario de la campaña presidencial de Joaquín Lavín estuvo a cargo de la comisión de educación y por su conocimiento en la materia, integró el comité técnico que nombró la presidenta Michelle Bachelet para analizar la Ley General de Educación (LGE).
María Luisa Brahm, 52 años, abogada de la UC, es experta en temas programáticos y materias legislativas. De allí que se le menciona como posible ministra de la Segpres, coordinadora del grupo de asesores del “segundo piso” de La Moneda o ministra de Educación. Conoció a Piñera a comienzos de la década del 90, cuando el empresario era senador y ella comenzaba su carrera en el Instituto Libertad, donde es directora ejecutiva desde 2000. Su padre fue intendente del presidente Jorge Alessandri y alcalde de Pinochet. María Luisa Brahm participó en la dictadura militar entre 1983 y 1990, trabajando en Odeplan.
Felipe Morandé, por su parte, dada su preparación en infraestructura, es el posible titular del Ministerio de Obras Públicas.
Los jóvenes de la UDI
A las comisiones Tantauco se agregaron otras tres instancias de coordinación y trabajo durante la campaña de Piñera, orientadas a preparar la llegada al gobierno. Una fue conformada por los centros de estudios de la derecha -Libertad y Desarrollo, Instituto Libertad y Fundación Jaime Guzmán-, y sus respectivos departamentos técnicos. Le cupo un papel relevante al programa Jóvenes al Servicio de Chile, una iniciativa estrella de la Fundación Jaime Guzmán, orientada a seleccionar y preparar nuevos cuadros para la UDI.
Desde octubre pasado, Alvaro Cruzat, miembro de la Fundación y ex gerente de Blanco&Negro, la sociedad propietaria del club Colo Colo, estuvo a cargo de elegir a 25 jóvenes de ese semillero y encargarles a cada uno que a su vez eligiera a otros 25 que estuvieran disponibles para ocupar cargos en el gobierno de Piñera. Responsabilidades semejantes recibieron Rossana Costa, de Libertad y Desarrollo, y José Miguel Izquierdo, del Instituto Libertad. Por su trabajo, hoy se les menciona como probables ministros del gabinete de Piñera.
Un tercer anillo lo integraron los ejecutivos de los tres centros de estudio de la derecha. Ellos son Cristián Larroulet (Libertad y Desarrollo), María Luisa Brahm (Instituto Libertad) y Miguel Flores (Fundación Jaime Guzmán). Los tres figuran como posibles miembros del gabinete. Flores, en particular, es señalado como subsecretario de Desarrollo Regional, influyente repartición que los gobiernos de la Concertación han utilizado para canalizar recursos a provincias.
El trabajo de estos grupos, ya filtrado, llegaba al comité ejecutivo del comando de Piñera, donde estaban Rodrigo Hinzpeter, Andrés Allamand, Juan Antonio Coloma, Alberto Espina, Joaquín Lavín, Pablo Longueira y otros, que entraban y salían de esa instancia para abocarse a tareas específicas.
De este nivel ejecutivo se espera que Hinzpeter, Lavín y Longueira asuman responsabilidades en el gabinete. El primero en Interior, el segundo al frente de un futuro Ministerio de Desarrollo Social, en reemplazo de Mideplan, y el tercero en Vivienda y Urbanismo.
Entre los pronósticos figura también el actual presidente de la Cámara de Diputados, Rodrigo Alvarez (UDI), como eventual ministro secretario general de Gobierno y el diputado Marcelo Forni, en una subsecretaría.
Un cargo clave en el gabinete de Piñera será (…)
(Este artículo se publicó completo en Punto Final, edición Nº 703, 22 de enero al 4 de marzo de 2010)
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