Punto Final, Nº807 – Desde el 27de junio al 10 de julio de 2014.
Documento sin título
Buscar
Opinión

Homenaje

Carta al director
Ediciones Anteriores.
En Quioscos
Archivo Histórico
Publicidad del Estado

El fallo de la Fiscalia

Regalo

G77+China en Bolivia

Una Cumbre diferente

 



EL presidente Evo Morales habla en la inauguración de la Cumbre del G77+China, en la ciudad de Santa Cruz, Bolivia.

 

La Cumbre en Bolivia del Grupo de los 77 más China, o G77, que en los hechos es un grupo formado por 133 miembros, es muestra de los procesos actuales que marcan la política mundial. Tras décadas de neoliberalismo globalizado y embozado, retornan y se manifiestan las verdaderas y antiguas estructuras, aquellas que han dividido el mundo entre un Norte desarrollado y dominante y un Sur subdesarrollado y dependiente. Hoy, cuando el capitalismo demuestra incapacidad de recuperación y reciclaje desde las crisis de la década pasada, cuando la desigualdad y las contradicciones penetran las sociedades más industrializadas, observamos que los discursos políticos que cruzaron todo el siglo XX no solo se mantienen vivos, sino que revelan una dirección, un posible futuro.
La cumbre del G77+China en Bolivia es un espacio de debate que trasciende la retórica. Tanto la declaración final, como los principales planteamientos sustentados por los líderes presentes, recogen las demandas que levanta la sociedad civil. Un motivo por el cual la Cumbre, pese a reunir a trece presidentes, cuatro primeros ministros y cinco vicepresidentes, fue silenciada por la prensa corporativa.
El G77+China es el mayor grupo de países al interior de la ONU y representa a las naciones emergentes, o en el lenguaje del siglo XX, en vías de desarrollo o subdesarrolladas. El grupo tiene su origen en 1964, durante una cumbre de la UNCTAD (Conferencia sobre Comercio y Desarrollo de las Naciones Unidas) en Ginebra. Su presidencia en la actualidad recae en Bolivia. El G77+China representa el 60 por ciento de la población mundial y más de un tercio del PIB mundial, en tanto tres de las diez economías más grandes del mundo forman parte de él. Como ya se sabe, China es hoy la economía que estimula el crecimiento económico mundial y, según no pocos analistas, ha desplazado a Estados Unidos como la primera economía del planeta.
Las transformaciones en las estructuras globales de poder, desde sus inicios hace 50 años, son evidentes. En especial por los cambios en las estructuras productivas y en los desplazamientos de los bloques y ejes de poder. Pero hay otras estructuras que no sólo se mantienen tal como eran a comienzos de la década de los sesenta, sino que se han profundizado. Por ejemplo, diez países (la ONU la conforman 193 Estados) concentran el 40 por ciento de la riqueza mundial y 15 empresas globalizadas controlan el 50 por ciento de la producción mundial. Según datos que ya nadie puede negar, los cuales han sido incluso refrendados por el economista del establishment Thomas Piketty en su bestseller el Capital en el siglo XXI, el 0,1 por ciento de la población mundial es propietaria del 20 por ciento del patrimonio de la Humanidad. Si en 1920, en Estados Unidos, un gerente de empresa ganaba 20 veces el salario de un obrero, actualmente gana 331 veces. Este deterioro que alcanza niveles obscenos ha hecho del capitalismo un sistema insostenible hasta en la cuna del imperio.
Sobre estos datos y conceptos el presidente Evo Morales inició su discurso en la inauguración de la Cumbre, marcada por el protagonismo de los gobiernos latinoamericanos cuyos programas, basados en cambios estructurales y recuperación de recursos naturales, han enfrentado desde un comienzo los obstáculos y presiones de las naciones industrializadas. En este contexto, caracterizado desde hace años por la permanente fricción ante las presiones desde el Norte, Evo logró consolidar estas políticas, las que subrayó en su discurso. “Ha llegado el tiempo de las naciones del Sur”, dijo. “Antes fuimos colonizados y esclavizados, y con nuestro trabajo robado se levantaron los imperios del Norte. Hoy, a cada paso que damos por nuestra liberación los imperios entran en decadencia y comienzan a derrumbarse”. La crisis sistémica que sufre el capitalismo, extendida a todas sus facetas, es un muestra palmaria que refuerza esta declaración del presidente boliviano.

CHILE SE ESCONDE
Chile no estuvo presente en esta instancia. O no al nivel de jefes de Estado. Mientras Michelle Bachelet presenciaba la inauguración del Mundial de Fútbol, en Santa Cruz, Bolivia, participaba de la Cumbre una variopinta y descosida delegación. Aun cuando Evo Morales no mencionó la demanda marítima ante el Tribunal Internacional de La Haya, las dispares características de los chilenos que participaron en la cumbre, con el eco de más recientes declaraciones, no eran representantes de las políticas de integración regional ni tampoco de los principales contenidos de la Cumbre. Pocas semanas antes el canciller, Heraldo Muñoz, escoltado en Santa Cruz por un beligerante diputado Jorge Tarud, dijo que Bolivia “nunca obtendría una salida soberana al mar”. Si juntamos estas declaraciones con las que otros diputados de la delegación, y también el mismo Tarud, sostienen sobre Venezuela, lo que teníamos era una comitiva reactiva al espíritu de un foro que giró en torno a políticas regionales enfrentadas al neoliberalismo. Una semana más tarde, Bachelet sí acudió a una reunión. Pero fue a la IX Cumbre de la Alianza del Pacífico en México, foro que tiene por objetivo una oposición al Mercosur y a Unasur. La composición de este grupo no es simplemente de carácter geográfico, sino de clara concepción neoliberal y de cercanía con los influjos estadounidenses. Un hilo se escurre desde Washington por México y sigue por Colombia, Perú y Chile.

BOLIVIA COMO EJEMPLO
Es posible que el gobierno de Evo Morales en Bolivia refleje gran parte de los objetivos del G77 en sus actuales programas, los que han sido impulsados por los movimientos sociales. La recuperación de recursos naturales como el agua y los minerales, el fin del mercado en áreas como salud y educación, lo mismo que la defensa del medioambiente y el respeto a la pluralidad étnica y lingüística, responden a políticas públicas bolivianas compartidas por el G77. Y como un buen ejemplo del éxito de estos programas, el gobierno de Morales confirmó que en los últimos ocho años alrededor de dos millones de personas abandonaron la extrema pobreza. Si en 2005 la extrema pobreza en Bolivia bordeaba el 38 por ciento, hoy bajó a 20 por ciento. En estos cinco años el PIB boliviano ha pasado desde nueve mil millones de dólares a más de 30 mil millones.
La economía boliviana lidera en este momento la tasa de crecimiento de la región, con un seis por ciento como proyección para el año en curso. Estas estimaciones le han valido, incluso, ser considerado el país latinoamericano con el clima económico más favorable, según la Fundación Getulio Vargas de Brasil.
Lo que hace excepcional el proceso boliviano es aquella fusión entre la cosmovisión indígena con la industrialización y desarrollo económico. Un proceso que tiene como aspecto clave el respeto por el medioambiente y el concepto de vivir bien, basado en la calidad de vida y alejado del consumismo alienante propio de las sociedades neoliberales. Un programa que, enfrentado a los grandes capitales, a la hegemonía imperial y a los privilegiados nacionales, ha podido en pocos años poner en marcha planes de reformas que han favorecido a amplios sectores de la población en un país históricamente considerado el más empobrecido de Sudamérica.
El discurso de Evo Morales para la inauguración de la Cumbre en Santa Cruz es una pieza muy clara que explica, ante los peligros evidentes que acechan al mundo en los inicios del siglo XXI, los nuevos caminos y desafíos. Y para ello describe sin tapujos su cruda realidad: “Hoy, como hace cien años a nombre del libre mercado y de la democracia, un puñado de potencias imperiales invade países, bloquea el comercio, impone precios al resto del mundo, asfixia economías nacionales, conspira contra gobiernos progresistas y recurre al espionaje contra los habitantes del planeta. Una reducida elite de países y empresas transnacionales dominan autoritariamente los destinos del mundo, de sus economías y sus recursos naturales”.
Para Evo Morales el mundo vive una crisis sistémica, que abarca desde lo financiero a lo ambiental, en tanto el capitalismo está en una crisis terminal. “Se trata de una crisis estructural, porque afecta a todos los componentes del propio desarrollo del capitalismo, es decir, es una crisis financiera, energética, climática, hídrica, alimentaria, institucional y de valores, que se retroalimentan unas a otras. Es decir, es una crisis de la propia civilización capitalista”.
Ante esta crisis, dijo, la lucha histórica de los movimientos sociales, sus demandas y su cosmovisión comunitaria “nos ha permitido iniciar pacíficamente, mediante el voto y sin utilizar la violencia, una revolución democrática y cultural que destierre la exclusión, la explotación, el hambre, el odio, para reconstruir el camino del equilibrio, de la complementariedad, del consenso con identidad propia, del Vivir Bien”. Y agregó: “A partir del año 2006, el gobierno boliviano aplicó una nueva política económica y social, expresada en un nuevo modelo económico social comunitario y productivo, cuyos ejes fundamentales son la nacionalización de los recursos naturales, la recuperación para beneficio de todos los bolivianos del excedente económico, la redistribución de la riqueza y la participación activa del Estado en la economía”.
De todo este programa, hay un elemento central que ha permitido generar los recursos para llevar a cabo el resto de los planes. Para Bolivia la nacionalización de los hidrocarburos, en manos de transnacionales, ha sido la piedra angular de todas sus políticas.

PAUL WALDER

(Publicado en “Punto Final”, edición Nº 807, 27 de junio, 2014)


revistapuntofinal@movistar.cl
www.puntofinal.la
www.pf-memoriahistorica.org
¡¡Suscríbase a PF!!

 

Punto Final
Translation

Google Translate

En esta edición

Relaciones con Bolivia

Nos conviene

¿Qué quiere hacer Chile con su Universidad?

Rusia y Ucrania, hermanos divididos

Las fisuras del gatopardismo

En edición impresa

Deporte y perversión de las conciencias

G77+China en Bolivia

Las piedras de Almagro

Juan Francisco González y el grupo de Los Diez

Relevantes confesiones de la presidenta

CE-ACHE-I y el coro publicitario

Visita