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PPK ganó por pestaña
Corrupción derrotó a Keiko Fujimori
El economista neoliberal Pedro Pablo Kuczynski ganó en Perú, el 5 de junio, la segunda vuelta electoral por 42.600 votos, una diferencia tan ajustada que tuvo al país entero en vilo por cuatro días, hasta que la Oficina Nacional de Procesos Electorales (ONPE) dio a conocer los resultados oficiales definitivos. Keiko Fujimori Higuchi, hija del ex dictador Alberto Fujimori (1990-2000) que se encuentra preso desde 2007 cumpliendo una condena de 25 años de cárcel por corrupción y violaciones a los derechos humanos, perdió por segunda vez una elección presidencial. La primera fue ante el presidente saliente Ollanta Humala, en 2011.
Kuczynski, del movimiento Peruanos por el Kambio (PPK), obtuvo 50.12% de los votos válidos, frente a 49.88 de Fujimori Higuchi. En la primera vuelta, realizada el 10 de abril, Fujimori Higuchi alcanzó 39.8% de los votos y Kuczynski 21%. En tercer lugar quedó Verónika Mendoza, del izquierdista Frente Amplio, con 18.8%.
Un total de 19 candidatos se inscribieron para participar en los comicios presidenciales. Tras ser excluidos del proceso electoral los candidatos Julio Guzmán y César Acuña, el primero por irregularidades en la inscripción de su partido Todos por el Perú, y el segundo por entregar dinero durante un evento proselitista de su partido Alianza para el Progreso, prohibido por la ley, siete fórmulas presidenciales decidieron retirarse en el camino por su baja intención de voto que no superaba el 1% en algunos casos -para no perder la inscripción electoral es necesario que los partidos obtengan más del 5% de los votos válidos-, incluyendo al gobernante Partido Nacionalista, quedando finalmente diez postulantes.
La elevada votación de Fuerza Popular (FP) de Fujimori Higuchi en la elección parlamentaria le permite tener 73 de los 130 congresistas, una mayoría que obligará a Kuczynski a concertar acuerdos para asegurar la gobernabilidad del país. PPK sólo tendrá 18 legisladores, mientras que la Izquierda del FA contará con 20. Los restantes 19 se repartirán entre otras tres organizaciones políticas: Alianza para el Progreso (9), Acción Popular (5) y Alianza Popular (5), coalición del Partido Aprista con el conservador Partido Popular Cristiano.
Sin embargo, el solo hecho de que pudiera triunfar la hija de un exdictador, que fue primera dama durante el régimen de su padre -considerado el séptimo más corrupto por Transparencia Internacional, que se apropió ilegalmente de seis mil millones de dólares-, impulsó a la mayoría de los partidos que participaron en la primera vuelta a dar su respaldo a Kuczynski.
NO A KEIKO
Uno de los grandes protagonistas de esta campaña electoral ha sido el colectivo No a Keiko (NAK), que convocó a las masivas marchas que se llevaron a cabo en Lima y ciudades de todo el país contra la candidatura de Fujimori Higuchi antes de la primera y la segunda vuelta. Más de 50 mil personas asistieron a las movilizaciones convocadas por el movimiento NAK.
En declaraciones a Punto Final, Juan Luis Hurtado, integrante de NAK -cuyos seguidores son conocidos como “nakers”- explicó que el colectivo nació en 2009 a partir de una página en Facebook “que apareció en el lugar y el momento adecuado, porque coincidió con el clima de rechazo al retorno del fujimorismo y prendió. La página empezó a crecer rápidamente y a replicarse en otras partes sin ninguna coordinación o articulación orgánica. Era simplemente gente que se indignaba y creaba de forma espontánea y autoconvocada páginas de No a Keiko casi en todas las ciudades del país y hasta en el exterior, que protestaba y se expresaba por las redes sociales.
Nuestro mérito era que buscábamos información que estaba siendo sepultada en el olvido por los monopolios mediáticos que tenían vínculos e intereses en común con el fujimorismo, y la publicábamos, y se replicaba en las redes, trayendo a la agenda política cada una de las barbaridades que el fujimorismo perpetró durante su existencia”, dijo. “El crecimiento implicaba una red de información, contrainformación, que hizo frente a la aplanadora mediática del fujimorismo y le ganó rompiendo el cerco informativo en 2011. A partir de la llegada de tanta gente es que se empiezan a articular distintas iniciativas y coordinar acciones con otros espacios que derivan del movimiento NAK”.
El colectivo, que inicialmente se manifestaba sólo por las redes sociales, trascendió y pasó de lo virtual a la calle. Rompió con el monopolio de los medios de comunicación controlados por la derecha neoliberal, a la que no le interesaba que se tocara el supuesto “modelo económico que funciona”, impuesto por Fujimori en 1990 y que fue continuado sin dudas ni murmuraciones por Alejandro Toledo (2001-2006), Alan García en su segundo gobierno (2006-2011), y Ollanta Humala (2011-2016).
LA IZQUIERDA
Una de las personas a quien Kuczynski debe agradecer su triunfo es Verónika Mendoza. Tras la primera vuelta había hecho una campaña para no votar por el fujimorismo y no anular el voto, bajo la consigna “ni blanco ni viciado, no al narco-Estado”, pero el 30 de mayo anunció que votaría por Kuczynski para impedir el retorno del fujimorismo al poder. “Hoy la señora Keiko Fujimori está rodeada de gente procesada por corrupción y vínculos con el narcotráfico. Y ni le preocupa. ¿Con qué autoridad moral va a combatir la delincuencia o el narcotráfico? No quiero que mis hijos vivan en un país de corrupción, drogas y violencia; donde mentir, robar y matar es normal”, dijo en un mensaje en castellano y en quechua.
“Hoy, el voto en blanco o viciado favorece a Keiko en el conteo final de votos, así que para cerrarle el paso al fujimorismo solo queda marcar PPK”, manifestó, agregando que será un voto crítico, y vigilará al próximo gobierno “desde el primer día (...) Seremos una oposición fiscalizadora y seguiremos fortaleciendo el Frente Amplio para los verdaderos cambios que nuestro país necesita”, afirmó. “Por un Perú con dignidad, memoria y paz, Keiko no va”.
En un comunicado, el Frente Amplio precisó que “desde el inicio de la segunda vuelta, era claro que al ser ambas fuerzas en competencia igualmente neoliberales, el peor escenario para el país, para los sectores populares organizados, y para el propio Frente Amplio, era un triunfo del fujimorismo que nos colocaba a un paso de ser un narco-Estado autoritario. Por ello, las bases y dirigencia del Frente Amplio, tanto como la bancada parlamentaria electa, participamos de todas las maneras posibles en la campaña contra el retorno de la mafia al poder, lo cual hubiera sido un golpe tremendo a la memoria, dignidad y conciencia de los peruanos”.
CORRUPCION DEL FUJIMORISMO
Fujimori Higuchi era favorita para ganar la Presidencia, según los sondeos. Tras su derrota en 2011, se dedicó a recorrer el país y visitar las zonas más pobres y remotas, a las que el Estado no llega, llevando regalos. De acuerdo con las encuestas previas a los comicios, la mayor intención de voto a su favor se encontraba en los sectores C y D urbanos y rurales. Sin embargo, denuncias de vínculos con el narcotráfico en su propio entorno frenaron su avance.
El 15 de mayo, el programa televisivo Cuarto Poder, de América Televisión, y la cadena estadounidense Univisión difundieron una entrevista con Jesús Vásquez, colaborador de la Drug Enforcement Administration (DEA), la agencia antidrogas de EE.UU., en la que asegura que Joaquín Ramírez Gamarra, congresista y secretario general de FP, “me contó que la señora Keiko Fujimori le dio 15 millones de dólares para que él los lavara, y él los lavó a través de una cadena de grifos (gasolineras)”. Ramírez Gamarra nunca ha explicado el origen de su fortuna. Según informaciones periodísticas, pasó en pocos años de ser cobrador en microbuses a tener varias propiedades en Perú y EE.UU. que no ha declarado.
A pesar de las denuncias, Fujimori Higuchi defendió y respaldó a Ramírez Gamarra quien es uno de los principales financistas de su campaña. Ramírez Gamarra finalmente renunció a la secretaría general de Fuerza Popular Fujimorista, negando las acusaciones. Pero días después, el candidato a la vicepresidencia de FP, José Chlimper, entregó a un programa de Panamericana Televisión un audio manipulado dirigido a desacreditar a Vásquez, en que se le escuchaba negando lo afirmado en la primera entrevista. Este hecho terminó con la cancelación del programa y la renuncia de varios directivos de la televisora.
Además de los presuntos vínculos de Ramírez Gamarra con el narcotráfico, la congresista Rosa Mavila reveló que entre los 73 congresistas electos por FP hay al menos 11 investigados por lavado de activos.
Para la periodista Rosa María Palacios, “Keiko Fujimori tenía todo para ganar la Presidencia de Perú una semana antes de las elecciones. Su campaña era más organizada que la de Kuczynski, su núcleo duro de asesores se mantenía firme. Su planificación de viajes e intervenciones públicas eran correctas. Sus lastres habían sido dejados en el camino. Su pauta publicitaria, intensa. ¿Qué pasó?”.
Según Palacios, Fujimori Higuchi no deslindó claramente con su padre y subestimó el voto antifujimorista. Además, las mentiras y contradicciones en su discurso y un entorno altamente tóxico del que no se distanció, le jugaron en contra.
“Narcotráfico, trampa, autoritarismo, once congresistas investigados por lavado de activos, su secretario general inmerso en investigaciones dentro y fuera del país, reparto clientelista de tapers con dinero, su candidato a vicepresidente haciendo trampa y ella mostrando una inusual dureza y un maltrato a los medios de comunicación que no aceptaban sus condiciones. ¿Qué podía esperarse? Estos hechos y actitudes finales, montados sobre los problemas estructurales de su discurso, destruyeron la posibilidad de Keiko Fujimori de ser presidenta. Los indecisos se volcaron sobre Kuczynski, así como un sector de la Izquierda que pensaba votar blanco o nulo, para impedir su triunfo por apenas unos pocos miles de votos.
Keiko Fujimori creía que con las promesas clientelistas tenía asegurado todo el voto rural. Esto resultó una ilusión. El voto rural se inclinó ante los llamados de Verónika Mendoza, quien con sus mensajes radiales en quechua levantó a zonas que jamás hubieran votado por PPK. Keiko Fujimori creyó, como repiten todos los analistas que no hay capacidad de endose de votos. En eso también erró. En resumen, se equivocó tácticamente al no responder a la dicotomía democracia/dictadura y por ello perdió”, concluyó Palacios.
KEIKO ADMITE LA DERROTA
El 10 de junio, al día siguiente que la ONPE confirmara los resultados al 100%, Fujimori Higuchi se presentó con sus 73 congresistas admitiendo la derrota a regañadientes.
“Aceptamos democráticamente estos resultados de la ONPE porque somos una organización política seria que respeta al pueblo peruano”, dijo Fujimori Higuchi en una declaración que no permitió preguntas de la prensa. “Fuerza Popular ha recibido el encargo de ser oposición y ese será el rol que vamos a cumplir con firmeza... Seremos una oposición responsable que pensará siempre en el futuro del país, teniendo como línea matriz representar el sentir de los más de 8 millones y medio que votaron por nuestro plan de gobierno”, precisó, agregando que la bancada fujimorista “defenderá los intereses del pueblo contra lobbies e intereses de las grandes empresas. Digo a esos millones de compatriotas que anhelan un Perú más justo que seguiré trabajando”.
Deseó suerte a Kuczynski y sus aliados de campaña que “como corresponde, estoy segura que sabrán mantenerse como aliados del gobierno durante los próximos cinco años”. Acusó al gobierno saliente, al poder económico y al poder mediático de haberse sumado a la campaña de odio en su contra. “El país ha sido testigo de una campaña que promovió el enfrentamiento entre peruanos, que buscó y despertó odios y fanatismos, sentimientos que resienten la democracia”, afirmó.
La respuesta inmediata de Verónika Mendoza a través de las redes sociales fue: “No, Sra. Keiko Fujimori, no promovemos el odio, promovemos la justicia y la lucha contra corrupción y narcotráfico con los que usted hasta ahora no deslinda”.
NUEVA ETAPA EN PERU
A partir del 28 de julio se iniciará una nueva etapa, pero en términos económicos el Perú continuará igual, con enormes desigualdades, pobreza, con un modelo que sólo enriquece a los más ricos, que no escucha a las comunidades afectadas por la minería y la explotación petrolera y para el que los pueblos indígenas no existen.
Justamente, la desigualdad que ha generado el modelo neoliberal es la explicación del voto masivo en 2011 por Humala y ahora por el Frente Amplio, particularmente en el sur andino, zona duramente golpeada por el conflicto armado que se desarrolló en el país entre 1980 y 2000 y que ha estado históricamente abandonada por el Estado.
Aunque Humala terminó traicionando a sus votantes y gobernó para y con el empresariado agrupado en la Confederación Nacional de Instituciones Empresariales Privadas (Confiep) y la Sociedad Nacional de Minería, Petróleo y Energía (SNMPE), los próximos cinco años con Kuczynski -que fue ministro de Economía y primer ministro durante el gobierno de Toledo- serán más de lo mismo en términos económicos.
En un comunicado, el Frente Amplio anunció que “asumimos el reto de construir una nueva mayoría ciudadana que no sólo rechace el autoritarismo y el neoliberalismo, sino que se comprometa con un programa de cambios que reoriente el manejo de la economía hacia el bienestar de la gente, que proteja nuestros recursos naturales y el medio ambiente para las futuras generaciones, que afirme el carácter plurinacional de nuestra república, que cuestione todas las formas de discriminación y exclusión por razón de género, religión, raza, e identidad sexual, que profundice la descentralización y la democracia participativa, que recupera nuestra soberanía nacional y que conquiste una nueva constitución”.
CECILIA REMON
En Lima
(Publicado en “Punto Final”, edición Nº 854, 24 de junio 2016).
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Punto Final
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