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El retorno del FPMR
LEONARDO
Tapia y Jorge Gálvez, dirigentes del Frente Patriótico Manuel
Rodríguez.
Su decisión de impulsar “un proyecto para
resolver las contradicciones fundamentales que limitan el progreso y desarrollo
de nuestro país, mediante un proceso de lucha que abra paso a los
cambios estructurales encabezado por el pueblo y sus organizaciones, destinado
a erradicar el capitalismo y abrir paso al socialismo en Chile”,
manifestó el Frente Patriótico Manuel Rodríguez (FPMR),
en conferencia de prensa. Los miembros de la dirección nacional
del FPMR, Leonardo Tapia y Jorge Gálvez, dieron a conocer las resoluciones
del Primer Congreso de esa colectividad y el nuevo proyecto político
de la organización.
Tapia y Gálvez conversaron con la prensa a cara descubierta. Contaron
que en su congreso los frentistas reivindicaron el marxismo-leninismo
como doctrina y al rodriguismo como experiencia aplicada a una realidad
concreta como la chilena.
Asimismo, plantearon su identificación con las luchas de otros
pueblos del continente. “Queremos aportar a la construcción
en Chile de una fuerza popular que sea capaz de generar los cambios estructurales
que el país requiere, para terminar con la injusticia, la desigualdad,
la corrupción y los abusos del poder neoliberal”, señaló
Leonardo Tapia.
Sin embargo, el FPMR que representan Tapia y Gálvez no es el único
referente que agrupa a los rodriguistas. También está Identidad
Rodriguista, que integra el denominado Frente Unidos Venceremos con el
Partido Alternativa Socialista (PAS), el Movimiento Patriótico
Manuel Rodríguez (MPMR) -vinculado al Partido Comunista-, el Movimiento
de Izquierda Revolucionaria (MIR) y el Partido Comunista-Acción
Proletaria. A ellos, se suman otros frentistas que permanecen inorgánicos
o que se han integrado a iniciativas político-sociales más
amplias.
En este contexto, un hito importante lo marcó Galvarino Apablaza,
el “Comandante Salvador”, jefe de la organización,
tras la muerte de Raúl Pellegrin. Hace unos meses, ese dirigente
hizo público su alejamiento del FPMR en una carta donde criticó
con fuerza que se haya impuesto en la organización “una mentalidad
operativa que busca vencer y no convencer”, donde “la eficacia
política se ve asociada al carácter operativo de la acción
y no a la justeza de su pensamiento. Partiendo de este postulado se pretende
hacer política mediante recursos operativos, intentando trasladar
de manera mecánica métodos y formas del quehacer operativo
a la acción política”, opinó Apablaza.
No obstante, a Leonardo Tapia no le preocupan las diferencias ni la dispersión
de los militantes del FPMR. Recordó que en algún momento
se habló del “universo rodriguista”. Piensa que en
la propia lucha tendrán que converger, no sólo los grupos
de rodriguistas, sino también las demás fuerzas revolucionarias.
“Porque es la lucha de clases la que resolverá los problemas
teóricos, las diferencias y contradicciones que hoy nos mantienen
separados”.
EL FIN DE UN CICLO
Ambos dirigentes coincidieron que el primer congreso
del FPMR fue fundamental porque cerró un ciclo de discusión
interna iniciado en 1992, producto de la crisis que vivió la organización.
Relataron que el denominado Proceso de Discusión Interna (PDI),
se desarrolló hasta 1996, dando paso a una etapa de reorganización
del rodriguismo que concluyó este año con la formulación
del nuevo proyecto político.
Respecto a los énfasis del proyecto rodriguista en el contexto
actual, Jorge Gálvez precisó que orientarán sus esfuerzos
a la articulación del movimiento social. “Consideramos que
hay sectores que son fundamentales para la transformación social:
los trabajadores, pobladores y estudiantes. Es allí donde puede
darse en forma más efectiva un quiebre del modelo neoliberal y
del sistema en general”, indicó.
Lo más importante, explicó Tapia, es que “ahora contamos
con un instrumento que plantea los objetivos estratégicos de la
organización, que es luchar contra el sistema para construir el
socialismo. Hemos ratificado la base ideológica del Frente, que
Raúl Pellegrin sintetizó antes de morir en 1988. El planteó
que el rodriguismo es el marxismo-leninismo aplicado a la realidad concreta
de Chile”. Con esa base trabajaron, dice el dirigente, caracterizando
un proyecto revolucionario, patriótico y popular. “Revolucionario,
porque buscamos transformar el sistema y construir el socialismo; patriótico
y popular, porque queremos rescatar los intereses populares, con un claro
sentido de clase”, acotó.
Además de la base ideológica, también definieron
una línea estratégica, caracterizando al FPMR como una organización
político-militar. Según explicó Tapia, si bien la
transformación del sistema requiere construir fuerza social, la
historia demuestra que esas fuerzas requieren confrontarse. “Los
hechos de 1973 y de los años 80 prueban que el pueblo, a medida
que avanza en su organización y movilización, debe enfrentar
la represión de los aparatos del Estado. Creemos que es necesario
estar preparados para eso”, afirmó. No obstante, precisó
que para llegar a esos niveles es necesario construir fuerza social, lo
que constituye el objetivo del actual período.
Puntualizó que “nuestra política tiene tres ejes:
el social, que busca construir movimiento popular; el político,
que pretende la convergencia de las organizaciones de la Izquierda revolucionaria;
y el militar, que hoy se expresa básicamente en la autodefensa
de masas, la protección de nuestros dirigentes y en prevenir la
infiltración”.
NO A LA INSERCION
Asimismo, Leonardo Tapia dijo que descartan utilizar
los instrumentos institucionales e insertarse en el sistema político.
De hecho, rechazan la vía electoral. Aseguró que no se trata
de una definición a priori, sino es la conclusión de observar
la realidad política del país. “Los supuestos espacios
de participación están absolutamente concentrados en una
democracia que beneficia exclusivamente al capital financiero y a la clase
política”, afirmó.
Piensa que el neoliberalismo ha estandarizado un tipo de gestión
política que se aleja cada vez más de la sociedad y sus
intereses. En este contexto, la Constitución ha jugado un rol fundamental
porque contiene los mecanismos y resquicios que impiden la participación
real. “El ejercicio de la democracia en Chile se limita a votar
cada seis años”, señaló.
Un hecho indesmentible para Tapia es que durante los trece años
de gobiernos concertacionistas una parte de la Izquierda ha intentado
insertarse y hacer los cambios desde dentro de la institucionalidad. Sin
embargo, ni siquiera ha logrado estar dentro. No obstante, “también
asumimos que las organizaciones revolucionarias que buscamos impulsar
una alternativa, tampoco hemos sido capaces de lograr un grado de desarrollo
importante y dar viabilidad a una estrategia diferente”, aclaró.
Por eso, afirma que hoy el FPMR se plantea un proceso de construcción
de una fuerza real. “Sin movimiento popular, ninguna estrategia,
electoral o alternativa, es viable”, concluyó.
IMPORTANCIA
DEL PROYECTO
En relación a los elementos con que cuentan los
rodriguistas hoy para salvar los obstáculos que les han impedido
abrir un camino propio y alternativo, Jorge Gálvez aseguró
que cuentan con una “carta de navegación” clara y con
los recursos humanos necesarios para iniciar ese proceso de construcción.
El dirigente señaló que el Frente ha desarrollado un trabajo
a nivel poblacional, estudiantil, sindical y en otros ámbitos,
donde tiene presencia. “El proyecto ayudará a canalizar y
dar coherencia a todos los esfuerzos de construcción realizados.
Con ello, potenciaremos nuestra presencia”, señaló.
En cuanto a las relaciones que mantienen con los demás rodriguistas,
Tapia piensa que será la dinámica de la propia lucha la
que volverá a juntarlos. “En ese sentido relativizamos el
concepto de vanguardia única. Pensamos que la construcción
de una sociedad distinta será expresión de una convergencia
amplia de fuerzas”, concluyó
MANUEL HOLZAPFEL GOTTSCHALK
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