Edición 569 - Desde el 11 al 24 de junio de 2004
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Patricio Guzmán, cineasta
Triunfo de la memoria
56 años de exilio
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EL CASO DE KAREN ATALA
JUSTICIA QUE PREJUICIA

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La Torre de Papel

Los diarios y
su fotogénica jueza

Vuelta a los cauces. El duopolio ha logrado reinstalar en el centro de la agenda el caso MOP-Gate y enfilarlo -cómo no- con la propia, y en esta oportunidad muy favorable, parsimonia de la justicia hacia un indefinido horizonte. Este relato de la semana, que se infla y logra desbancar otros casos mediático-políticos (¿hay alguien que recuerde el caso Spiniak?) ha sido titular obligado en los últimos días. La Tercera, entre el sábado 29 de mayo y el sábado 5 de junio tituló cinco, de ocho días, con el caso, en tanto El Mercurio, en un orden distinto, mantuvo la misma proporción.
El tema está nuevamente muy bien instalado y la fotogénica jueza, blindada por los medios. ¡Oh! Tenemos un cuarto poder que vela por nuestra democracia, por la independencia de la justicia a las presiones del Ejecutivo. Los medios que escriben la agenda, marcan también la pauta al gobierno, cuyos actos y retórica están determinados por la fuerza mediática. Así, ahora tenemos ministro en visita para investigar las presiones a la jueza. La Moneda funciona con comodidad al ritmo del duopolio.
Los excesos llevan al ruido y a la saturación. Esta nueva judicialización de la agenda política, tal como ocurrió con el caso Spiniak, conduce a su confusión, que es también su atrofia. Más información no es más transparencia. Tal vez es sólo el interés por crear un efecto de información y transparencia, cuyos residuos ya decantados sean, finalmente, la única información deseada. Así fue con en el caso Spiniak, que salió misteriosamente de la agenda cuando Jovino Novoa apareció a doble página dominical en La Tercera, cual héroe proclamado. Y así podría pasar también en este segundo capítulo del caso MOP-Gate. El Mercurio ya evaluó la campaña con su propio sondeo: un 52% de sus entrevistados cree que la jueza ha recibido presiones de parte del gobierno. Por tanto, la operación ha sido exitosa.
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Hablamos de duopolio porque es un monopolio dual, especular. Estos mismos diarios -no hay otros en los cuales informarse- publicaron la semana pasada las cifras de circulación del segundo semestre del 2003. De lunes a domingo, la circulación promedio diaria la lidera Las Ultimas Noticias, con 159.883; le sigue La Cuarta, con 134.991; El Mercurio, con 134.577; La Tercera, con 122.943; La Segunda, con 34.563 y, más atrás, La Nación, con 6.053 ejemplares. Proporcionalmente, un 55,5 por ciento para el consorcio El Mercurio, un 43,5 para Copesa y apenas el uno por ciento para La Nación. En otras palabras, y para evitar cualquier duda sobre la concentración de los medios, el 99 por ciento de la circulación la tienen las dos grandes cadenas.
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El habla cotidiana en un salón puede devenir en escándalo para nuestra conservadora y limitada prensa. El enunciado de Nicolás Eyzaguirre, “si a los señores españoles no les gusta cómo se hacen las cosas aquí, tienen la puerta abierta”, que la dirigida prensa recogió a modo de exabrupto con que fabricó titulares durante toda una semana, era una simple anécdota muy funcional al gobierno y al modelo económico. Por una parte estos medios y la institucionalidad pudieron expresar públicamente todos los nacionalismos y pasiones afines; por otra, dejarles en claro a los inversionistas extranjeros que en Latinoamérica no hay paraíso igual para las inversiones como el chileno. Lo cierto es que Eyzaguirre no se había sobrepasado ni había expulsado a los españoles: había aclarado -y él sí que tiene conocimiento de causa- dónde los inversionistas extranjeros tienen, en Latinoamérica, las mayores garantías. Ese era su enunciado, y no otro. Lo de la prensa fue un simple circo mediático -¡santo cielo, este Eyzaguirre sí que tiene pantalones!-, que es también una hábil cortina de humo.
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La píldora del día después, que fue torpemente utilizada por los diarios cual arma arrojadiza sobre sus propias huestes -los alcaldes de la Alianza por Chile-, ha sido una lección que no repitieron con el fallo de la Corte Suprema contra la jueza Karen Atala. Nunca habíamos observado tanta tolerancia hacia la diversidad de género en los mismos medios que hace un mes levantaron como bastión moral el rechazo a la píldora o, hace unos cuantos años, a las Jocas. Ante los temas que llaman “valóricos”, más les ha valido unirse al enemigo.
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El Coloquio Internacional Arte y Política, organizado por la Universidad Arcis, la Chile y el patrocinio del gobierno, sólo tuvo una tangencial cobertura anexada a la participación del artista chileno residente en Nueva York -el de mayor penetración internacional- Alfredo Jaar. El Mercurio le dedicó dos notas y La Tercera media página (en la que, por cierto, no mencionó el Coloquio ni los motivos de su venida a Chile). Jaar es un artista cuya temática es la miseria, la injusticia y los miserables del mundo, por lo que es inherente su relación con la política y las asimétricas relaciones de poder, vínculo cegado en La Tercera y matizado (o reelaborado) en El Mercurio. La preocupación por los pobres es y ha sido un discurso contestatario, una crítica a los poderes establecidos, pero también -y así lo entiende El Mercurio- un discurso de inspiración cristiana, una acción caritativa que no altera los pilares cristianos, occidentales o capitalistas. Así, Jaar llegó a la portada de Artes y Letras. Con cierta habilidad, un acto ante la injusticia, la inequidad y la pobreza, incluso sobre la política de Bush, puede ser también una acción compasiva como la del Hogar de Cristo

PAULUS WÄLDER

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