Edición 684 - Desde el 1 al 14 de mayo de 2009
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Cumbre en Puerto España

Cuba, la crisis
y el estilo Obama


CHAVEZ y Obama tuvieron un contacto cordial en Trinidad y Tobago.

La agenda diseñada durante meses para la V Cumbre de las Américas se trastocó de la noche a la mañana en Puerto España, pese al intenso cabildeo de la cúpula de la Organización de Estados Americanos (OEA) para que el foro mantuviera el libreto acordado. Los recorridos por la región del secretario general de la OEA, José Miguel Insulza, no pudieron evitar que el bloqueo de Estados Unidos contra Cuba y la exclusión de la isla del sistema interamericano, así como el tema de la crisis global, afloraran en la reunión que tuvo por sede a Trinidad y Tobago.
Prácticamente en todas las sesiones plenarias y las conferencias de prensa, incluso en una buena parte de los contactos bilaterales, salió a flote el tema de Cuba, indisolublemente ligado al conflicto histórico de Estados Unidos con el país caribeño. Lo cierto es que varios presidentes aprovecharon la Cumbre, realizada del 17 al 19 de abril, para intentar reparar el daño ocasionado por anteriores gobiernos de sus países que, a inicios de la década de los 60, fueron cómplices de la maniobra de Washington para expulsar a Cuba de la OEA.

El origen de la conjura

Debemos remontarnos a una fecha tan temprana como el 17 de junio de 1959, apenas seis meses después del triunfo de la revolución. El canciller cubano, Raúl Roa, denunció en una reunión de la OEA que se tramaba una conjura contra la isla. Dos meses después, se inicia en Chile la V Reunión de Consulta de Cancilleres de la OEA, promovida por Estados Unidos con el objetivo de condenar a Cuba y su revolución.
La campaña de aislamiento se tornó más evidente en la VII reunión de la OEA, en San José, Costa Rica, donde vibraron con fuerza las palabras de Roa. El canciller afirmó que Cuba asistía a la cita para lanzar de viva voz su “yo acuso” contra la más rica, poderosa y agresiva potencia capitalista del mundo, que en vano pretendía intimidar, rendir y comprar a su país. “En resumen, porque no nos hemos resignado a morir, quieren matarnos. Pero no quieren matarnos por sí solos, sino que están reclutando cómplices, porque necesitan justificar su crimen ante la opinión pública de América para que nuestra sangre no los ahogue”, afirmó Roa, considerado el “Canciller de la Dignidad”.
La Declaración de San José dejó preparado el terreno para la expulsión de Cuba de la OEA. Cuando era inminente la aprobación del documento, Roa se retiró pero antes dijo que los gobiernos latinoamericanos habían dejado solo a su país. “Me voy con mi pueblo, y con mi pueblo se van también de aquí los pueblos de nuestra América”, exclamó.
El 31 de enero de 1962, la VIII Reunión de Cancilleres de la OEA, en Punta del Este, Uruguay, acordó expulsar a Cuba de la organización. En contra de la resolución sólo votó la isla caribeña. Se abstuvieron México, Brasil, Ecuador, Bolivia, Chile y Argentina, aunque mantuvieron una posición ambigua. EE.UU. cabildeó fuertemente para lograr el 75 por ciento de los votos necesarios para aprobar la resolución, extraída del Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca y llevado al marco de la OEA para propiciar la sanción, en una dinámica violatoria de los procedimientos de la organización.
La delegación cubana denunció que la OEA era “incompatible con la liquidación del latifundio, con la nacionalización de los monopolios imperialistas, con la igualdad social, con el derecho a la educación, con la liquidación del analfabetismo. En ese caso, Cuba no debe estar en la OEA”.

El debate de Puerto España

La primera en recordar estos hechos y condenar el tradicional doble rasero aplicado por la OEA fue la presidente de Argentina, Cristina Fernández, quien -en la apertura de la Cumbre- consideró paradójica la expulsión de la isla de la organización con el argumento de que su adhesión al socialismo violaba el Tratado Interamericano de Asistencia Recíproca (Tiar). Cristina Fernández rememoró cómo el mismo Tiar no fue invocado en favor de su país durante la guerra de las Malvinas, veinte años después, cuando sí se produjo una agresión armada de una potencia extrarregional (Gran Bretaña) contra una nación del hemisferio. La mandataria argentina también abogó por la eliminación del bloqueo de Estados Unidos contra Cuba, que data de 50 años.
Al llamado de Fernández, le siguió el del presidente nicaragüense, Daniel Ortega, quien no sólo habló en representación de las naciones centroamericanas, sino también en nombre de los países de la Alternativa Bolivariana para los Pueblos de Nuestra América (Alba). Como portavoz del Alba, alianza que integran además Venezuela, Cuba, Honduras, Bolivia, Dominica y San Vicente y las Granadinas, Ortega afirmó que estas naciones calificaban de insuficiente e inaceptable el proyecto de declaración final de la quinta cumbre hemisférica, porque entre otras razones excluye a Cuba. Expresó que el documento no hace mención al consenso general que existe en la región para condenar el bloqueo y los intentos de aislamiento, de los cuales el pueblo de la isla y su gobierno han sido incesantemente objeto, de manera criminal.
El tema fue abordado con similar énfasis por los presidentes Hugo Chávez, de Venezuela, Evo Morales, de Bolivia, y Rafael Correa, de Ecuador, entre otros, quienes instaron a Estados Unidos a suprimir la política hostil contra el país caribeño. Morales insistió en que el presidente estadounidense, Barack Obama, presente en la cita de Puerto España, debería escuchar a la comunidad internacional, que desde hace 17 años exige el fin del bloqueo norteamericano a la isla.
En conferencia de prensa, al responder una pregunta de Prensa Latina, el mandatario boliviano afirmó que Obama tiene la obligación de reparar los daños económico y político ocasionados a la vecina nación. “En el tema Cuba, yo desearía ser Obama. ¿Saben por qué? Porque Cuba tiene el apoyo de todo el mundo, excepto de dos países… Israel y Estados Unidos. Y como Cuba tiene el apoyo de todo el mundo, si yo fuera Obama y levanto el bloqueo económico a Cuba, tendría el apoyo de todo el mundo”, expresó Morales de manera jocosa.

La crisis global

El tema de la crisis global, aunque ausente de la agenda, emergió como otro de los ejes clave de las discusiones.
El presidente Correa arremetió contra el proyecto de declaración final de la Cumbre, porque no reflejaba “la crisis económica que vivimos, que no es una crisis coyuntural, que es una crisis del sistema capitalista, y las soluciones las quiere dar legitimando a los responsables de la crisis, por ejemplo al Fondo Monetario Internacional”. De acuerdo con el jefe de Estado, las alternativas se están poniendo en manos de los sepultureros en vez de en manos de los resucitadores, de ahí que calificó el documento como light.
Por su parte, Chávez advirtió sobre las consecuencias que podrían derivarse de las medidas orientadas a resucitar el FMI. “Le han dado un nuevo poder al FMI, que ha sido el gran desestabilizador en América Latina”, subrayó, tras afirmar que de haberse escuchado a las naciones del Sur otras habrían sido las alternativas.
En América más de 96 millones de personas viven en condiciones de extrema pobreza, unos 400 millones son víctimas de algún tipo de discriminación y 22 millones de jóvenes carecen de oportunidades para estudiar, cifras muy ligadas a las fórmulas neoliberales que prosperaban en el hemisferio y que subsisten en varias naciones. Alrededor de 3,2 millones de ciudadanos están infectados de VIH/sida, mientras que enfermedades como el dengue, la malaria, el mal de Chagas y la tuberculosis siguen siendo los principales desafíos para la salud en la región, sostuvo.
“El mundo va a ser más difícil de lo que era antes”, afirmó el primer ministro de Jamaica, Bruce Golding, al referirse a los desafíos para Latinoamérica de la actual crisis económica global. Golding consideró que la apertura de las naciones al mundo trajo como resultado un cierre de las industrias y la reducción de empleos, tanto en su país como en el Caribe, por lo que hay que crear una red de seguridad para los más vulnerables.
La mandataria chilena, Michelle Bachelet, entre otras cosas, abogó por medidas conjuntas que prioricen al pueblo, debido al alto costo de la coyuntura financiera, mientras el hondureño, Manuel Zelaya, se refirió al asunto de la pobreza y la dependencia del capital privado. Zelaya también llamó a combatir el hambre y las causas que provocan la emigración desde el Sur hacia el Norte a través de las fronteras mexicanas.

Estados Unidos presenta
un “nuevo rostro”

Sin duda alguna, un tercer elemento distintivo del foro de Puerto España fue la presencia de Obama quien, al igual que hizo en la campaña electoral que lo llevó a la Oficina Oval en enero último, dijo ser portador de una voluntad de cambio en las relaciones de su país con América Latina y el Caribe. El tono conciliador de Obama, muy distante de la prepotencia mostrada por su antecesor, George W. Bush, sirvió para distender el ambiente de la Cumbre, al prometer que en sus diálogos con los vecinos desde el Río Bravo hasta la Patagonia habría una relación de igual a igual.
Referente a Cuba, Obama presentó la liberación de los viajes de los cubanos residentes en Estados Unidos a Cuba como muestra de un cambio de política, pero eludió el tema del bloqueo. El mandatario norteamericano expresó estar dispuesto a conversar con el país caribeño en una serie de temas, como el de la lucha contra el narcotráfico internacional, migración, asuntos económicos, derechos humanos, libertad de expresión y reforma democrática.
En un reciente artículo, La cumbre secreta, el líder de la revolución cubana, Fidel Castro, recordó a Obama un principio ético elemental relacionado con Cuba: “Cualquier injusticia, cualquier crimen, en cualquier época no tiene excusa alguna para perdurar; el cruel bloqueo contra el pueblo cubano cuesta vidas, cuesta sufrimientos; también afecta la economía de la cual se sustenta una nación y limita sus posibilidades de cooperar con los servicios de salud, educación, deporte, ahorro energético y protección del medioambiente con muchos países pobres del mundo”.
Las promesas del primer presidente negro de Estados Unidos ante el hemisferio generaron titulares de norte a sur y de este a oeste. Pero luego de los apretones de manos, abrazos y sonrisas, queda por verse si esa postura sobrevive al primer diferendo en que se vean en juego los intereses de Washington en la región.
Devino emblemático el momento en que Chávez se levantó de su silla, fue hasta el asiento de Obama y le entregó el conocido libro de Eduardo Galeano Las venas abiertas de América Latina.

El epílogo

Pese a que 34 jefes de Estado y gobierno participaron en la cita, la declaración final sólo llevó la rúbrica del primer ministro de Trinidad y Tobago, Patrick Manning, quien en la jornada de clausura dijo que plasmaba su firma en el documento a pedido de los mandatarios como muestra de consenso, pero no de unanimidad. El juego de palabras fue interpretado en la sala de prensa de la Cumbre como una salida diplomática a la negativa de un grupo de países a avalar el documento. “No hubo acuerdo, algunos líderes se negaron a firmar”, señaló en su portada el periódico trinitario Daily Express, que al igual que varios diarios del hemisferio se preguntaron qué será de estas citas, cuya próxima sede aún es una incógnita, ya que tampoco hubo consenso en este sentido.

ENRIQUE TORRES (*)
Especial para “Punto Final”
(*) Enviado de Prensa Latina a Puerto España.

 

(Publicado en “Punto Final” edición Nº 684, 1º de mayo, 2009. ¡¡Suscríbase a PF!!)