La campaña
de invierno
AUTOR: MANUEL SALAZAR SALVO
La encuesta del Centro de Estudios Públicos (CEP), la más prestigiada de la política criolla, situó a los candidatos presidenciales en un punto de partida relativamente confiable antes de dar comienzo, junto con la llegada del frío, a la campaña de invierno que se extenderá hasta mediados de septiembre, cuando una nueva encuesta del mismo CEP evalúe lo realizado y marque el inicio del tramo final en la carrera hacia La Moneda.
Casi todos los intérpretes de la medición coincidieron en leer un virtual empate en segunda vuelta entre Eduardo Frei y Sebastián Piñera, paridad que debiera romperse, de acuerdo a los analistas, según sea el desempeño en los próximos meses de los postulantes, sus equipos y de los partidos que los respaldan. En jerga futbolera, ganará el que se mueva mejor en la cancha; pero, al iniciarse el partido, el 43% del estadio se encuentra vacío; es decir, casi la mitad de los potenciales electores no se sienten interpretados por la derecha ni por la centroderecha, ni por la Izquierda ni la centroizquierda. Los equipos jugarán, por así decirlo, en familia, con sus barras bravas y los partidarios de siempre. Malo para el fútbol, peor para la política y nefasto para el país.
En los prolegómenos de estos días, los hinchas más entusiastas de uno y otro color, como siempre, se han prodigado en recomendaciones y sugerencias. “Puede pasar cualquier cosa. Ahora la tarea es clara: terreno, terreno, terreno”, dijo al diario La Tercera el ministro de Defensa, Francisco Vidal, hombre considerado un “tractor” de estas lides, habituado a la pierna fuerte en la marca y en los cierres.
Arturo Fontaine, director del CEP, sugirió en el mismo diario que a Piñera le falta poner más corazón en la cancha. “(…) un líder debe despertar cariño en sus seguidores, no sólo admiración. Y despierta poco cariño, porque, pienso, él bloquea sus vulnerabilidades e inseguridades. Ya les ha mostrado a los chilenos que es inteligente. Pero no les ha mostrado que tiene corazón”, comentó.
Piñera, el efusivo
Entre los socios de la Alianza, en especial en la UDI, se está revisando con inquietud el trabajo territorial realizado por Piñera y su comando. Los más experimentados dirigentes del gremialismo saben que para ganar una elección no basta con disponer de medios económicos casi inagotables, sino que se debe caminar el país, en especial las zonas rurales donde la propaganda no llega a los votantes con la misma facilidad que en las ciudades. Los intranquiliza también, y mucho, la caída de Piñera en algunos rasgos relevantes en la percepción de la gente, en particular que, según la encuesta, se señale al empresario como “manipulador” y “poco sincero”.
Otro componente determinante en el bajón de Piñera en la medición del CEP es que la ciudadanía ha entendido -y asumido- que un grupo significativo de los grandes empresarios sólo piensa en el lucro, en obtener utilidades al costo que sea. Y Piñera, contumaz especulador bursátil que se resiste a desprenderse de sus bienes y valores, está siendo ubicado entre ellos, sobre todo después de haberse descubierto que era accionista de la cadena de farmacias Fasa.
El 34% de los chilenos culpa de la crisis económica a los empresarios, y sólo el 14% al gobierno. Es más, la presidenta Michelle Bachelet, de la mano de su ministro de Hacienda, han conseguido una inédita aprobación pública con sus medidas de protección social y los anuncios de una mayor participación del Estado en diversas esferas de la gestión del país. Los sectores sociales beneficiados por las medidas del gobierno, temerosos ante la creciente cesantía y cada vez más desconfiados de los ejecutivos bancarios, del retail, de las multitiendas y de las farmacias, entre otros, no parecen estar dispuestos a entregarle el aparato público a Piñera y a sus socios y amigos.
Se observa un progresivo recelo de la ciudadanía ante un aspirante a La Moneda que cada vez con mayor compulsión y frecuencia se hace entrevistar en horarios estelares por sus empleados de Chilevisión, ante la incomodidad de los periodistas que deben cumplir la tarea.
En algunos escasos medios de prensa tradicionales, pero de modo creciente a través de Internet, se están conociendo, además, los estrechos vínculos que el candidato de la Alianza tiene con los grupos económicos, varios de cuyos principales ejecutivos fueron formados por el propio Piñera en los años 80 y 90.
Frei, el imperturbable
Los comentaristas políticos han dicho que Eduardo Frei Ruiz-Tagle no tiene nervios, que cuando duerme no sueña, y que por las mañanas guarda el hígado en el velador. Casi todo eso parece cierto porque de otra manera no se explica cómo trabaja en política casi sin perturbarse. Sabe delegar, tiene experiencia en el trabajo en terreno, conoce los tiempos de una campaña y cuenta con buenos equipos, características en las que aventaja a Piñera. Poco a poco, además, ha ido afinando su discurso a las demandas de los electores. Hoy, su primera promesa es mantener la protección social impuesta por Bachelet; enseguida, duplicar los esfuerzos en educación y salud, redactar una nueva Constitución y abrir camino a los jóvenes. Luego, el resto: más trabajo, ayuda a las pymes, más seguridad ciudadana y etc.
En las tareas de la campaña, pese a las discrepancias y conflictos en su comando, cuenta con un apoyo del que carecen Piñera y Marco Enríquez-Ominami: el trabajo territorial de los partidos que lo apoyan, organizado en diversos frentes y llevado a la práctica en forma ordenada y sistemática. Ese ejército de militantes conforma una maquinaria electoral probada en múltiples batallas y será decisiva en los próximos meses. Frei fue el más beneficiado por la encuesta del CEP, lo que le permitirá animar y robustecer las filas de sus cohortes, precisar con mayor exactitud sus objetivos y, sobre todo, concentrar el fuego de su artillería en el candidato de la derecha. La distancia que lo separa de Enríquez-Ominami le permitió a Frei normalizar su respiración y mirar hacia ese flanco como se observa a un potencial aliado.
Además, el pacto contra la exclusión suscrito con Juntos Podemos facilitará al oficialismo agrupar nuevas fuerzas que puedan entusiasmar a otros contingentes de votantes, hasta ahora reticentes a incorporarse a la campaña. En este aspecto, un punto crucial será la capacidad para trabajar asociados que muestren comunistas y democratacristianos. Si logran superar sus históricas desconfianzas e inyectarle una cierta dosis de mística a la tarea de romper el sistema electoral binominal, es probable que asistamos a los albores de una más amplia concertación política, abierta hacia la Izquierda.
Enríquez-Ominami, el mediático
Afirman que Marco Enríquez-Ominami considera que un día en que no aparezca en televisión es un día perdido. Ese cuento resume su actitud política. Hasta ahora consiguió minutos en pantallas y radios, y espacios en la prensa escrita, pero esa concesión no era sólo por un presunto interés de la gente por sus ideas. Tiene más que ver con las aviesas (...)
(Este artículo se publicó completo en la edición Nº 688 de Punto Final, 26 de junio, 2009. Suscríbase a PF) |