2 de febrero de 2001
Mentiras de uniforme
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A nadie convencen las declaraciones de Pinochet en que elude su responsabilidad en los crímenes de la Caravana de la Muerte, comandada por el general Sergio Arellano Stark, oficial delegado del comandante en jefe.
Pinochet responsabiliza ahora a los comandantes de regimientos y a los jefes de división. Fue desmentido de manera categórica ante las cámaras de televisión por el general (r) Joaquín Lagos que era en 1973 comandante de la I División con sede en Antofagasta. Muchos otros antecedentes existen en el proceso, todos contundentes. Entre ellos una publicación del diario "El Día" de La Serena, del 18 de octubre de 1973, en que el teniente coronel Ariosto Lapostol, comandante del Regimiento Arica, declara que el fusilamiento de quince prisioneros ocurrido dos días antes, fue dispuesto por una autoridad superior a la suya. Alude, sin nombrarlo, a Arellano y señala que "un tribunal venido especialmente de la capital fue el que dictaminó en última instancia la sentencia", asumiendo que el oficial delegado tenía plenos poderes derivados del comandante en jefe. En esa fecha el comandante de la II División del ejército, de quien dependía la guarnición de La Serena, era el general Herman Brady Roche, uno de los oficiales más próximos a Pinochet. Después Brady ascendió y llegó a ocupar cargos de alta responsabilidad en el gobierno militar
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