2 de febrero de 2001

El caso de Rudolf Hess
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RUDOLF Hess murió en la cárcel militar de Spandau donde cumplía prisión perpetua.
A propósito de exámenes mentales a criminales contra la humanidad, resulta relevante el caso de Rudolf Hess. El jerarca nazi, considerado en un tiempo "delfín" de Hitler, alegó alteraciones mentales para eludir el juicio en Nuremberg contra los criminales de guerra. Hess tenía un historial dudoso. Con frecuentes crisis histéricas, había intentado suicidarse durante su prisión en Inglaterra, tenía agudos dolores estomacales y sufría de pérdida de memoria.

El Tribunal de Nurenberg resolvió que Hess debía ser examinado por una comisión de médicos de alto nivel de las cuatro potencias acusadoras. Entretanto el prisionero presentaba nuevos cuadros patológicos. Recuperaba y perdía la memoria o caía en largos períodos de indiferencia.

Su caso provocó expectación. Se pensaba que se aclararía el llamado "misterio de Rudolf Hess", sin solución desde el 10 de mayo de 1941 cuando aterrizó en plena guerra en Escocia, en un avión piloteado por él mismo, con fines no esclarecidos. Desde entonces había estado encarcelado en Inglaterra. Que el tercer hombre del régimen nazi volara a Inglaterra, esquivando los cazas británicos y las defensas antiaéreas pareció inexplicable. A falta de otra salida, la prensa nazi informó que Hess padecía de una enfermedad mental en creciente agravamiento.

¿Fue el viaje de Hess una misión encomendada por Hitler para proponer la paz a Inglaterra y aunar fuerzas contra los soviéticos? Parece dudoso dada la poca confiabilidad alemana y el patriotismo británico exaltado por los bombardeos. Más probable es que haya sido una inciativa personal de Hess para buscar ese objetivo y después ofrecerlo al Führer, cambiando el curso de la guerra con un solo golpe de audacia y valor. Ante el fracaso de sus propósitos Hess se refugió en el silencio. Con algo más de cincuenta años, parecía a menudo desconectarse del mundo. Desarrolló un fuerte delirio de persecución. Estaba seguro de que los ingleses lo envenenarían por instrucciones de los judíos.

Las actuaciones de Hess antes de 1941 constituían -sin apelación- crímenes de guerra, como la preparación y puesta en práctica de una guerra de agresión y genocidio. El punto consistía en determinar si estaba o no en condiciones de ser juzgado.

Tres comisiones médicas lo examinaron. La primera integrada por médicos británicos y la segunda por soviéticos, declararon que el acusado "no estaba mentalmente enfermo en el sentido propio del término". Y que su amnesia no le impedía comprender lo que sucedía, aunque podía afectar la manera de defenderse. Recomendaron que fuera sometido a un narco-análisis, a lo que el acusado se negó.

La comisión encabezada por el profesor Jean Delay, francés, e integrada por médicos norteamericanos, sostuvo que era "su opinión unánime" que Rudolf Hess no "es un enfermo mental en sentido estricto", y consideró que su comportamiento histérico comenzó "como una defensa contra la circunstancia en que se encontró en Inglaterra, que se convirtió parcialmente en comportamiento habitual y que continuará mientras se encuentre bajo la amenaza inminente de castigo, aunque pueda interferir en una más apropiada forma de defensa".

En definitiva y respecto de este punto el Tribunal de Nurenberg resolvió: "El hecho de que Hess actúe de manera anormal , que sufra de pérdidas de memoria y se haya deteriorado mentalmente durante el juicio, puede ser verdad. Pero nada demuestra que no comprenda la naturaleza de las acusaciones que lo afectan o que sea incapaz de defenderse. Está debidamente representado en el juicio conforme a lo dispuesto por el Tribunal. Y no hay indicio de que Hess no estuviera completamente sano cuando se cometieron los hechos por los que se le acusa".

En 1946, Rudolf Hess fue condenado a prisión perpetua. La cumplió en la cárcel militar de Spandau hasta su muerte más de cuarenta años después