Edición 652 - Desde el 23 de noviembre al 6 diciembre de 2007
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Cristianismo del siglo XXI

JOSE Comblin, teólogo: “Pentecostales ganan terreno en América Latina”

El sacerdote José Comblin es un importante teólogo católico. Nació en Bélgica hace más de ochenta años. Se doctoró en la Universidad de Lovaina y ejerció como sacerdote secular. A comienzos de los 60 decidió trabajar en Brasil, donde permaneció hasta 1972 cuando fue expulsado por la dictadura militar. Vino a Chile y permaneció aquí hasta 1981, cuando los militares le prohibieron retornar luego de viajar al extranjero.
Ligado a la Teología de la Liberación tiene una abundante obra. En 1976 publicó un trabajo clásico: La Seguridad Nacional, sobre la ideología que guiaba a las dictaduras militares. Al tema atribuye actualmente importancia menor, dado el papel que cumplen los regímenes neoliberales, que hacen innecesaria la intervención militar ya que atomizan las organizaciones sociales, impulsan el consumo y el individualismo, concentran la riqueza y globalizan la economía, favoreciendo a las transnacionales.
Todos los años Comblin viene a Chile y participa en charlas, diálogos y seminarios. En esta oportunidad concurrió a la Cumbre de Amistad e Integración entre los Pueblos Latinoamericanos.
¿Cuál es a su juicio el principal desafío para la Iglesia Católica en América Latina?
“Existe una inmensa crisis -en términos globales- derivada del abandono masivo de la Iglesia por parte de los fieles,  que se hacen pentecostales. Hay una situación generalizada de deterioro de las instituciones religiosas, pero es más fuerte en la Iglesia Católica. El pentecostalismo crece de manera sostenida. Si en sus orígenes tiene raíces en Estados Unidos, se ha distanciado de esa orientación con el surgimiento de otras denominaciones que son muy poderosas. Por ejemplo, la Iglesia del Reino de Dios, fundada hace treinta años en Río de Janeiro tiene ahora su sede en Nueva York. Se ha convertido en una organización mundial. El pentecostalismo es el fenómeno dominante del siglo en materia religiosa. Las iglesias institucionales no saben cómo recuperar el terreno perdido. El fenómeno existe también en Europa”.

LOS POBRES Y LA IGLESIA

¿Será que la Iglesia Católica se ha separado de los pobres?
“Algo hay. Sin embargo, la crisis alcanza a todas las clases sociales. Más específicamente está ligada a la gran revolución cultural que comenzó a finales de los años setenta del siglo XX y que está todavía en desarrollo. Es la crisis más fuerte que conoce la historia, e implica un cuestionamiento a fondo de todos los sistemas de autoridad, empezando por la familia, la educación, los sindicatos, los partidos, las asociaciones, las iglesias y por cierto, el Estado. Todo se cuestiona. En el caso del Estado se generaliza la convicción de que toda la política es mala y corrompida y que los que se dedican a ella son ladrones o inútiles. No se trata, por lo tanto, de una crisis sólo religiosa o que afecte únicamente a determinada iglesia. Es una crisis de la sociedad, que afecta muchísimo a la Iglesia Católica, que es tremendamente autoritaria”.
Llama la atención esta atracción por el pentecostalismo, ya que a menudo es más autoritario que el catolicismo.
“El discurso que de verdad alcanza a los pobres es comer, tener techo, escuela y atención de salud. Los protestantes dicen que Jesús resolverá esos problemas. Y sus fieles lo creen. Las iglesias institucionales han abandonado a Jesucristo, la comunicación entre Dios y los seres humanos pasa a través de sacerdotes. Ellos tienen poder sobre los sacramentos, sobre las bendiciones, son dueños de las conciencias y de la posibilidad de comunicarse con Dios. Si se le pregunta a un católico en qué cree, dirá ‘pregúntele al párroco’. Un pentecostal no busca al pastor: lee la Biblia y eso le da un sentimiento de autonomía muy grande. Si el pastor es autoritario o no cumple con su deber, lo cambian o se van a otra iglesia. El católico no lee la Biblia, la lee el párroco que enseña lo que le interesa”.
¿No sería razonable buscar el entendimiento con los pentecostales, que son cristianos?
“Evidentemente son cristianos. Como decía un arzobispo ‘ellos hacen el trabajo que nosotros no hacemos y debemos darle gracias a Dios que lo hagan´. El problema es que la Iglesia Católica ha abandonado a las masas populares. Escasos sacerdotes trabajan en ese mundo.
En el barrio popu-lar en que vivo en Bra-sil, de unos diez mil habitantes, hay 84 capillas pentecostales y tres capillas católicas. Hay muy pocos sacer-dotes. La jerarquía vi-ve en un mundo de fantasía, sobre todo en Roma. Allá hay una burocracia lejos del mundo, que recibe información limitada y, por lo general, optimista. Muchos obispos callan por miedo, inseguridad o por no hacerse problemas. La mirada de la Iglesia es cada vez más limitada en materia social, porque no hay decisión para enfrentar su esencia de inhumanidad y explotación.
Es verdad que los pentecostales no critican al modelo, ni siquiera lo mencionan. Pero es porque no entienden nada de las causas de lo que pasa a su alrededor. Pero la Iglesia Católica entiende bien cómo funciona el mundo, y no habla en materia social desde la encíclica Laborem Exercens del Papa Juan Pablo II, hace ya unos 25 años, que, por lo demás, no cuestionaba el capitalismo en su esencia”.

AMERICA LATINA ESTA CAMBIANDO

En el campo político y social se está produciendo un cambio importante en América Latina, un viraje hacia la Izquierda. ¿Cuál es su opinión sobre su posible desarrollo?
“En las masas populares hay ahora un fenómeno de conciencia política que no existía. Empezó en Venezuela y ha despertado la atención continental. Las masas están rompiendo con las elites. Antes votaban por los poderosos y los corruptos. Se están emancipando mentalmente y asumen adhesiones profundas. Se puede decir las peores cosas de Hugo Chávez, pero las masas no las creen porque su lealtad es inconmovible. En Bolivia, con Evo Morales y el pueblo indígena, ocurre algo parecido. En Ecuador, aunque el presidente Correa es blanco, despierta adhesión tanto por su compromiso político como porque no pertenece a ninguna de las diez familias que históricamente han controlado ese país, y no tiene ninguna relación con Noboa. Ahora esto se vislumbra en Guatemala, como ocurrió en Nicaragua y estuvo cerca de ocurrir en Perú y México. Se puede suponer entonces que en los próximos años habrá un movimiento popular fuerte en el continente, pero no es posible decir si se traducirá en fuerza política y cambios profundos y duraderos. En Brasil mucha gente imaginó que iba a cambiar la estructura social del país, pero la esperanza se frustró. El caso de Hugo Chávez es distinto: cumple sus promesas. Su lenguaje popular agrada a las masas y suena horrible a la burguesía. Hay un proceso de cambio en marcha. Creo que cada vez será mayor y más consciente la crítica a los gobiernos.
Sin embargo, el sistema democrático es el mayor obstáculo para el cambio. Parece una aberración, pero no lo es. El sistema llamado democrático entrega el país a la burocracia, donde todo se disuelve: las reivindicaciones populares se transforman en alianzas, en compromisos, en consignas vacías. Cada partido es una burocracia que trata de sacar ventajas para sus propios fines. ¿Qué piensa el diputado elegido por primera vez? ¡En cómo puede seguir siendo diputado! Por eso es tan importante la Asamblea Constituyente que contemple la posibilidad de un gobierno y un Estado fuertes. Han pasado más de treinta años destruyendo al Estado y desprestigiando a sus autoridades para que los poderes económicos tengan cada vez mayor libertad. ¿Cómo se podría hacer el cambio sin un Estado fuerte, capaz de enfrentar a los grandes poderes, especialmente financieros, que operan en las sombras?
El cambio está naciendo. Pero no creo que Chile vaya a estar a la vanguardia de ese movimiento. Después de la dictadura militar, el mito de la democracia es tan fuerte que, aunque sea una democracia controlada por los burgueses, cualquier tentativa de gobierno fuerte provoca resistencia. Otros países latinoamericanos lo harán. Y quién sabe si Chile se suma a ese movimiento cuando se vea solo. Pesa también la historia, ¿por qué fue derrotada la organización popular que no logró parar el golpe de Estado del 73? Es algo que está en la memoria y actúa como factor de intimidación”

HERNAN SOTO

(Publicado en “Punto Final” Nº 652, 23 de noviembre 2007)

 

 

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