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Chile se Abrió de piernas
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Sybila
Libre después de 14 años de cárcel
Palestina
Las aceitunas de la ira
Pescadores
Pescadores desafían
a “tiburones” del mar.
Adolfo Pérez
Argentina cuesta
abajo en su rodada
Manns
Patricio Manns,
por escrito y cantado

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Patricio Manns, por escrito y cantado

Patricio Manns además de haberse dado a conocer como un destacado escritor, es considerado uno de los grandes cantautores de América Latina junto a Silvio Rodríguez, Pablo Milanés, Víctor Jara, Daniel Viglietti, Atahualpa Yupanqui y Milton Nascimento, entre muchos otros. Autor de canciones famosas como: “El cautivo de Til-Til”, “Vuelvo”, “Cantiga de la memoria rota”, “El equipaje del destierro”, “Los libertadores”, “América novia mía”, “La ventana” y “Llegó volando”. Su canción “Arriba en la cordillera” fue galardonada entre las dos mejores canciones chilenas del siglo XX por votación popular. Fue uno de los iniciadores del movimiento La Nueva Canción Chilena junto a Víctor Jara, Violeta, Angel e Isabel Parra, Rolando Alarcón, Héctor Pavez, Osvaldo “Gitano” Rodríguez y otros cantautores. En 1973, al ser derrocado el gobierno de la Unidad Popular debió salir al exilio, desde donde mantuvo una activa participación de compromiso partidario y solidaridad con Chile. Sus comienzos en las letras fueron como periodista y en el campo de la literatura ha incursionado en la poesía, novela, cuento, teatro y ensayo. Sus libros han tenido divulgación en Francia, España, Argentina, Bélgica y muchos otros países. Ha publicado: “De noche sobre el rastro”, 1966; “Buenas noches los pastores”, 1972 y 2000; “Actas de Marusia”, 1974, llevada al cine por el director Miguel Littin; “Violeta Parra: la guitarra indócil”, 1977; “Actas del Bío-Bío”, 1985; “Actas de muerteputa”, 1988; “De repente los lugares desaparecen”, 1991; “Actas del cazador en movimiento”, 1991; “El corazón a contraluz”, 1996; “Memorial de la noche”, 1998; “Chile una dictadura militar permanente 1811-1999”, 1999; “El desorden en un cuerno de niebla”, 1999.
En el último tiempo ha realizado varias presentaciones con apoyo de un nuevo grupo de músicos. ¿Está satisfecho con los resultados?
“Fundamentalmente cambié los músicos anteriores porque ellos tenían intereses personales y querían probarse solos. Busqué de nuevo en los distintos conservatorios y logré armar un conjunto que es mejor que el otro. Se llaman ‘El clan’. Son muy jóvenes pero verdaderamente maestros en los instrumentos que tocan. Nos ha ido muy, muy bien. Tenemos preparado un disco que grabaremos probablemente en enero”.

NUEVAS CANCIONES

¿Incluye nuevas canciones?
“Son todas nuevas, once canciones con música y textos de mi autoría, entre ellas la que competirá en el Festival de la Canción de Viña del Mar, en la competencia folclórica. Se llama ‘Como un ladrón’. Si logra ganar en la Quinta Vergara posiblemente dará el título al nuevo disco”.
Desde sus primeras composiciones ha habido una evolución en su producción musical enfocada a otros ritmos. ¿Piensa continuar en esa línea de buscar nuevas expresiones musicales?
“Sí, y existe una razón muy particular. La canción chilena no tiene ritmo, y si lo tiene es muy poco. Hay que ir a buscarlos a Chiloé u otros lugares. Además es muy repetitivo, no es un ritmo elegante donde se pueda improvisar mucho. Entonces estoy escribiendo canciones como bossa nova, guaguancó, galopa, pero con textos finos. Hago poemas y les pongo música con ritmos de toda América Latina, desde valses peruanos hasta bambucos. Tuvimos una experiencia que es nueva. Se produjo en Viña del Mar un certamen que convocó a cerca de cuatrocientos cincuenta niños de coros y nos encargaron a Horacio Salinas y a mí una obra especial. Se llama ‘Cantares del mito americano’ y cada tema lleva un ritmo del país elegido, pero además el texto habla de un libro del país referido. Por ejemplo, en el caso de Colombia se trata de ‘Cien años de soledad’. Son diez canciones que hablan de diez libros, incluso tomo frases de los libros y las convierto en poemas”.
Durante su carrera tuvo un destacado trabajo junto al grupo Inti Illimani, componiendo canciones para ellos. ¿Continúa con eso o han tomado caminos distintos?
“Continúa, acabamos de hacer una canción basada en un cuento mío que se llama ‘La novia del regimiento’, que trata sobre el secuestro y asesinato de Marta Ugarte. En la canción se cambió el título a ‘Vino del mar’, que es la misma historia pero más suave, pues en el libro ‘La tumba del zambullidor’ es muy brutal. Acá es una especie de poema melancólico con música de uno de los Inti, Manuel Meriño. Ellos me cuentan que la gente cuando escucha la canción, se emociona”.
¿Cómo ve el panorama musical chileno? ¿Hay nuevos talentos?
“Lo que pasa es que se está cantando mucho lo centroamericano, está de moda. Mucha cumbia y merengue y eso daña la creatividad para fabricar música nacional con buen ritmo. Habría que inventar formas. Estoy tratando de encontrar ritmos, de hecho hay formas como el parabién que es muy rítmico y variaciones sobre la tonada como hicimos con Horacio Salinas en ‘La preguntona’”.
A la distancia ¿cómo siente hoy el movimiento de la Nueva Canción en Chile y otros países, durante los años sesenta? ¿Cuál sería su legado?
“En lo personal puedo decir que hay mucha gente que me sigue. También a otros compositores de esa época como a Víctor Jara, Daniel Viglietti, Pablo Milanés, Silvio Rodríguez y Joan Manuel Serrat. Yo creo que el legado ha sido importante, porque introdujimos una variante muy fuerte. De las tonaditas de los distintos huasos pasamos a hablar de los temas sociales, de la función social de la canción, etc. Lo que no significó tampoco que dejáramos de lado al amor; el amor es fundamental en nuestras canciones. Eso es bien importante hacerlo comprender: que la música tiene que estar al servicio del hombre, incluso de los políticos, para ayudarles a ver cosas que a veces no ven”.
Respecto a su trabajo literario, ¿está conforme con la recepción del público?
“Tengo novelas y ensayos que van para la segunda, tercera y hasta cuarta edición, así que no me puedo quejar. En las ferias del libro a las que asisto por todo el país tengo gran acogida y vendo muchos ejemplares. Siempre me están invitando de todas partes del país a encuentros literarios. Estoy muy feliz con el público, sobre todo con los jóvenes”.
Su libro “Chile una dictadura militar permanente 1813-1999”, a pesar de las ventas, fue prácticamente silenciado por los medios de comunicación y la crítica. ¿Está pasando lo mismo con “La revolución de la escuadra”?
“Exactamente lo mismo. Son libros que tienen una bibliografía muy extensa y difícil de desmentir. Prefieren el silencio. Tampoco están a la vista en las estanterías. Los ponen bien atrás. En cambio en la última Feria del Libro de Santiago vendimos en un día setenta ejemplares”.

CRITICAS AL CRITICO

Debido al premio que obtuvo por su libro de cuentos “La tumba del zambullidor” como mejor obra inédita 2001 en el Premio Consejo Nacional del Libro y la Lectura un señor Camilo Marks escribió dos páginas en el diario “La Tercera” para atacar su obra y trayectoria como escritor. ¿A qué lo atribuye?
“El me está pegando desde 1992 cuando publiqué ‘De repente los lugares desaparecen’, libro que ridiculizó en el diario ‘La Época’, mientras Mempo Giardinelli decía en Argentina que era uno de los mejores libros de ciencia-ficción que había leído”.
En el libro “Buenas noches los pastores”, publicado por Sudamericana en el 2000, hay un personaje que se llama Camila Marcos y que es una puta travestista. ¿Puede tener eso algo que ver con ese inexplicable artículo de “La Tercera”?
“También en esa novela hay un personaje que se llama Antón Avaro. Lo importante para mí es que me siguió yendo bien con mis libros, así que parece que el público no toma muy en cuenta a ese señor. Las editoriales me siguen teniendo confianza y también los lectores. Al parecer es un tipo envidioso, como siempre le pasa a la gente que fracasa en algo para lo que no tienen dedos para el piano. Digo esto porque escribió -o intentó escribir- un libro y no le fue bien”.
“Buenas noches los pastores”, en opinión de entendidos, es una de las grandes novelas chilenas de los últimos tiempos. ¿Cuál es su relación con el mundo y la sociedad que allí se plantean?
“Recordemos que es una segunda versión del libro, la primera fue a comienzos de los años setenta. Años después me di cuenta que cambiando algunas cosas y redondeando algunos capítulos, incluso cambiándolos de ubicación, el libro ganaba mucho. Y eso fue lo que hice. Entonces cambié Chiloé por una ciudad llamada Utsavalipak, que es la inversión de una ciudad inventada por Borges que se llama Kapilavatsu, que según él estaba en Asia Menor. La ciudad de la novela es donde están el Congreso, los cuarteles, el puerto y otras instituciones. La trama obviamente tiene un marcado carácter social y crítico. Eso dio origen a que un critiquillo de ‘El Mercurio’, dijera: ‘Manns cree que el Congreso el año sesenta estaba en Valparaíso’, pensando que Utsavalipak estaba en ese puerto. En mi ciudad hay siete colinas, en Valparaíso hay como cuarenta y siete. Eso demuestra cómo algunos críticos leen los libros. Dicen que está escrito desde el odio, otros dicen que el libro es cómico, desde el principio uno empieza a reírse”.
Hoy en día la mayoría de las novelas que se publican -y las que obtienen mayor publicidad- son las que de una u otra manera se alejan de la problemática social y tienden a dar una mirada neutral a los acontecimientos. Usted ha mantenido una postura de compromiso e identidad con los sectores sociales más reprimidos y segregados. ¿Será la clave de su éxito en literatura, así como sus canciones?
“Yo escribo siempre sobre esa temática que aborda diferentes aspectos de la sociedad chilena desde el punto de vista de los oprimidos, de los que no tienen nada. Pero no son novelas naturalistas, son novelas incluso poéticas pero que hablan de los verdaderos problemas del hombre”.
¿Mantiene relación con los demás escritores chilenos?
“Volodia Teitelboim y José Miguel Varas son viejos amigos. Junto con Raúl Zurita, Tomás Moulian, Virginia Vidal, Elicura Chihuailaf y Guido Eytel, entre otros, han presentado mis libros y les estoy muy agradecido. Fui muy amigo de Carlos Droguett en los años sesenta, también de Francisco Coloane a quien conocí siendo adolescente. Ambos apoyaron mucho mi escritura. Desde que volví a vivir en Chile he entablado mayor contacto con escritores más jóvenes como Gonzalo Contreras y Jaime Collyer”.

VISION DEL PAIS

Ya lleva varios años en Chile, ¿cómo ha sido ese reencuentro con el país? ¿Cómo ha vivido la transición?
“Me costó reinsertarme, pero al final pude lograrlo. Donde vivo mantengo excelentes relaciones con los trabajadores y habitantes del lugar, principalmente con la gente humilde, y sobre todo con los jóvenes. Vivo en la V Región, en la costa, cerca de Con-Con, y trato de participar en algunas actividades en Valparaíso y Viña”.
¿Cuál es su visión del Chile actual?
“A mí me ha dolido mucho esta corruptela que estamos viendo, porque así se le está pavimentando el camino a Lavín. La gente se ha olvidado de que él también tiene un pasado oscuro. No hay que olvidar, sin embargo, que los actuales síntomas de corrupción vienen de más lejos. Durante la dictadura, Chile fue literalmente saqueado, con Augusto Pinochet a la cabeza de los saqueadores. En ese período se perfeccionaron las técnicas de saqueo de los grupos económicos pero también la Dina y la CNI dictaron clases magistrales a la delincuencia criolla. Nunca hubo más inseguridad que en ese período. Pero nadie parece recordarlo. En un país como el nuestro donde la miseria es terrible, la primera necesidad nacional es educar, construir viviendas decentes y por supuesto salud gratuita. Hay que tener una visión de país y no una visión personal de sí mismo”.
Tras la caída de varios muros ¿aún cree que hay esperanza para el socialismo en el mundo? ¿Se podrán superar los errores?
“Yo creo que pueden morirse todos los partidos y siempre va a ver gente de Izquierda y derecha. Hay gente con sensibilidad social y gente que no la tiene. Yo estoy entre los primeros, me da lo mismo que se acaben los partidos, seguiré haciendo el mismo trabajo siempre, es mi obligación. Creo que es la gran enseñanza de mi madre, que entregó su vida por la educación de los niños pobres. Yo salí con sensibilidad social desde la cuna”.
¿Cómo ve a la Izquierda chilena en la actualidad? ¿Es posible que vuelva a ser una alternativa?
“La principal preocupación que tengo es la falta de renovación de los cuadros. Siempre he sostenido que algunos de los viejos cuadros deben permanecer por su experiencia, pero hay que incorporar a nuevos elementos. Yo me fui al exilio con los mismos dirigentes que encontré a la vuelta, eso me sorprende mucho. Y no sólo en la Izquierda extraparlamentaria, también en la Concertación y la derecha. Es muy poca la renovación, se bloquea el avance de los jóvenes. Chile es un país conservador, algunos temen perder el poder que tienen”.
¿Cómo ve el panorama latinoamericano?
“Creo que políticamente hay que saber medir los tiempos. Y veo una esperanza en como se han estado dando las cosas en las distintas elecciones de algunos países. Hay que esperar, creo yo, cómo se desarrollarán ciertos acontecimientos. Existen cosas aún muy inciertas”

ALEJANDRO LAVQUEN

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La dignidad se convierte
en costumbre

BAUTISTA van Schouwen Vassey, médico de 32 años, miembro de la comisión política del MIR, asesinado en diciembre de 1973.

(Poema-canción en homenaje al dirigente
del MIR, Bautista van Schouwen)

Silencioso,
con silencio de piedra submarina,
con la conciencia sometida al hierro,
con la muerte trenzando sus cuchillos,
sintió que se quedaba desvestido
de sangre, de cabellos y de uñas,
de ojo y de piel,
como si fueran un violento equipaje,
el único equipaje,
o un dosel, un visillo, una terca ventana
que atajaran el ojo a los verdugos
de Bautista van Schouwen, compañeros
¡Tan callado!
¿quién hubiera pensado que pudiera
coronar con silencio su conducta?
¿recordar a la especie la decencia?
¿y juntar sobre el cuerpo luminoso
los golpes propinados a su pueblo,
la espina y la cadena?
Ha crecido Bautista van Schouwen
para siempre,
elevado a semilla frutal, que
desde ahora
nos da la dignidad para hacerla
costumbre,
para escribirla en todos los presidios
del mundo.
Secando la memoria,
clausurando la boca,
no dijo una palabra,
ni una fecha, ni un nombre,
ni un país, ni un río, ni una flor,
ni un bosque,
ni una abeja que sirvieran
de mapa a los verdugos de su pueblo
Eso es todo.
Así es todo de simple, compañeros:
en el duro momento de los hechos
es tajante como agua de cascada
y declara invencible su silencio,
se doctora en metal enfurecido,
se gradúa de bosque indescifrable,
se viste de eficacia,
se acoraza en conciencia:
ha humillado las garras que araron
en su piel,
y así es que su tormento se convierte
en un surco,
y al golpearlo en la tierra
lo forjaron semilla.

PATRICIO MANNS