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Patricio Manns, por escrito
y cantado |
Patricio Manns además de haberse dado a conocer como un
destacado escritor, es considerado uno de los grandes cantautores
de América Latina junto a Silvio Rodríguez, Pablo
Milanés, Víctor Jara, Daniel Viglietti, Atahualpa
Yupanqui y Milton Nascimento, entre muchos otros. Autor de canciones
famosas como: “El cautivo de Til-Til”, “Vuelvo”,
“Cantiga de la memoria rota”, “El equipaje del
destierro”, “Los libertadores”, “América
novia mía”, “La ventana” y “Llegó
volando”. Su canción “Arriba en la cordillera”
fue galardonada entre las dos mejores canciones chilenas del siglo
XX por votación popular. Fue uno de los iniciadores del
movimiento La Nueva Canción Chilena junto a Víctor
Jara, Violeta, Angel e Isabel Parra, Rolando Alarcón, Héctor
Pavez, Osvaldo “Gitano” Rodríguez y otros cantautores.
En 1973, al ser derrocado el gobierno de la Unidad Popular debió
salir al exilio, desde donde mantuvo una activa participación
de compromiso partidario y solidaridad con Chile. Sus comienzos
en las letras fueron como periodista y en el campo de la literatura
ha incursionado en la poesía, novela, cuento, teatro y
ensayo. Sus libros han tenido divulgación en Francia, España,
Argentina, Bélgica y muchos otros países. Ha publicado:
“De noche sobre el rastro”, 1966; “Buenas noches
los pastores”, 1972 y 2000; “Actas de Marusia”,
1974, llevada al cine por el director Miguel Littin; “Violeta
Parra: la guitarra indócil”, 1977; “Actas del
Bío-Bío”, 1985; “Actas de muerteputa”,
1988; “De repente los lugares desaparecen”, 1991;
“Actas del cazador en movimiento”, 1991; “El
corazón a contraluz”, 1996; “Memorial de la
noche”, 1998; “Chile una dictadura militar permanente
1811-1999”, 1999; “El desorden en un cuerno de niebla”,
1999.
En el último tiempo ha realizado varias presentaciones
con apoyo de un nuevo grupo de músicos. ¿Está
satisfecho con los resultados?
“Fundamentalmente cambié los músicos anteriores
porque ellos tenían intereses personales y querían
probarse solos. Busqué de nuevo en los distintos conservatorios
y logré armar un conjunto que es mejor que el otro. Se
llaman ‘El clan’. Son muy jóvenes pero verdaderamente
maestros en los instrumentos que tocan. Nos ha ido muy, muy bien.
Tenemos preparado un disco que grabaremos probablemente en enero”.
NUEVAS CANCIONES
¿Incluye nuevas canciones?
“Son todas nuevas, once canciones con música y textos
de mi autoría, entre ellas la que competirá en el
Festival de la Canción de Viña del Mar, en la competencia
folclórica. Se llama ‘Como un ladrón’.
Si logra ganar en la Quinta Vergara posiblemente dará el
título al nuevo disco”.
Desde sus primeras composiciones ha habido una evolución
en su producción musical enfocada a otros ritmos. ¿Piensa
continuar en esa línea de buscar nuevas expresiones musicales?
“Sí, y existe una razón muy particular. La
canción chilena no tiene ritmo, y si lo tiene es muy poco.
Hay que ir a buscarlos a Chiloé u otros lugares. Además
es muy repetitivo, no es un ritmo elegante donde se pueda improvisar
mucho. Entonces estoy escribiendo canciones como bossa nova, guaguancó,
galopa, pero con textos finos. Hago poemas y les pongo música
con ritmos de toda América Latina, desde valses peruanos
hasta bambucos. Tuvimos una experiencia que es nueva. Se produjo
en Viña del Mar un certamen que convocó a cerca
de cuatrocientos cincuenta niños de coros y nos encargaron
a Horacio Salinas y a mí una obra especial. Se llama ‘Cantares
del mito americano’ y cada tema lleva un ritmo del país
elegido, pero además el texto habla de un libro del país
referido. Por ejemplo, en el caso de Colombia se trata de ‘Cien
años de soledad’. Son diez canciones que hablan de
diez libros, incluso tomo frases de los libros y las convierto
en poemas”.
Durante su carrera tuvo un destacado trabajo junto al grupo Inti
Illimani, componiendo canciones para ellos. ¿Continúa
con eso o han tomado caminos distintos?
“Continúa, acabamos de hacer una canción basada
en un cuento mío que se llama ‘La novia del regimiento’,
que trata sobre el secuestro y asesinato de Marta Ugarte. En la
canción se cambió el título a ‘Vino
del mar’, que es la misma historia pero más suave,
pues en el libro ‘La tumba del zambullidor’ es muy
brutal. Acá es una especie de poema melancólico
con música de uno de los Inti, Manuel Meriño. Ellos
me cuentan que la gente cuando escucha la canción, se emociona”.
¿Cómo ve el panorama musical chileno? ¿Hay
nuevos talentos?
“Lo que pasa es que se está cantando mucho lo centroamericano,
está de moda. Mucha cumbia y merengue y eso daña
la creatividad para fabricar música nacional con buen ritmo.
Habría que inventar formas. Estoy tratando de encontrar
ritmos, de hecho hay formas como el parabién que es muy
rítmico y variaciones sobre la tonada como hicimos con
Horacio Salinas en ‘La preguntona’”.
A la distancia ¿cómo siente hoy el movimiento de
la Nueva Canción en Chile y otros países, durante
los años sesenta? ¿Cuál sería su legado?
“En lo personal puedo decir que hay mucha gente que me sigue.
También a otros compositores de esa época como a
Víctor Jara, Daniel Viglietti, Pablo Milanés, Silvio
Rodríguez y Joan Manuel Serrat. Yo creo que el legado ha
sido importante, porque introdujimos una variante muy fuerte.
De las tonaditas de los distintos huasos pasamos a hablar de los
temas sociales, de la función social de la canción,
etc. Lo que no significó tampoco que dejáramos de
lado al amor; el amor es fundamental en nuestras canciones. Eso
es bien importante hacerlo comprender: que la música tiene
que estar al servicio del hombre, incluso de los políticos,
para ayudarles a ver cosas que a veces no ven”.
Respecto a su trabajo literario, ¿está conforme
con la recepción del público?
“Tengo novelas y ensayos que van para la segunda, tercera
y hasta cuarta edición, así que no me puedo quejar.
En las ferias del libro a las que asisto por todo el país
tengo gran acogida y vendo muchos ejemplares. Siempre me están
invitando de todas partes del país a encuentros literarios.
Estoy muy feliz con el público, sobre todo con los jóvenes”.
Su libro “Chile una dictadura militar permanente 1813-1999”,
a pesar de las ventas, fue prácticamente silenciado por
los medios de comunicación y la crítica. ¿Está
pasando lo mismo con “La revolución de la escuadra”?
“Exactamente lo mismo. Son libros que tienen una bibliografía
muy extensa y difícil de desmentir. Prefieren el silencio.
Tampoco están a la vista en las estanterías. Los
ponen bien atrás. En cambio en la última Feria del
Libro de Santiago vendimos en un día setenta ejemplares”.
CRITICAS AL CRITICO
Debido al premio que obtuvo por su libro de cuentos “La
tumba del zambullidor” como mejor obra inédita 2001
en el Premio Consejo Nacional del Libro y la Lectura un señor
Camilo Marks escribió dos páginas en el diario “La
Tercera” para atacar su obra y trayectoria como escritor.
¿A qué lo atribuye?
“El me está pegando desde 1992 cuando publiqué
‘De repente los lugares desaparecen’, libro que ridiculizó
en el diario ‘La Época’, mientras Mempo Giardinelli
decía en Argentina que era uno de los mejores libros de
ciencia-ficción que había leído”.
En el libro “Buenas noches los pastores”, publicado
por Sudamericana en el 2000, hay un personaje que se llama Camila
Marcos y que es una puta travestista. ¿Puede tener eso
algo que ver con ese inexplicable artículo de “La
Tercera”?
“También en esa novela hay un personaje que se llama
Antón Avaro. Lo importante para mí es que me siguió
yendo bien con mis libros, así que parece que el público
no toma muy en cuenta a ese señor. Las editoriales me siguen
teniendo confianza y también los lectores. Al parecer es
un tipo envidioso, como siempre le pasa a la gente que fracasa
en algo para lo que no tienen dedos para el piano. Digo esto porque
escribió -o intentó escribir- un libro y no le fue
bien”.
“Buenas noches los pastores”, en opinión de
entendidos, es una de las grandes novelas chilenas de los últimos
tiempos. ¿Cuál es su relación con el mundo
y la sociedad que allí se plantean?
“Recordemos que es una segunda versión del libro,
la primera fue a comienzos de los años setenta. Años
después me di cuenta que cambiando algunas cosas y redondeando
algunos capítulos, incluso cambiándolos de ubicación,
el libro ganaba mucho. Y eso fue lo que hice. Entonces cambié
Chiloé por una ciudad llamada Utsavalipak, que es la inversión
de una ciudad inventada por Borges que se llama Kapilavatsu, que
según él estaba en Asia Menor. La ciudad de la novela
es donde están el Congreso, los cuarteles, el puerto y
otras instituciones. La trama obviamente tiene un marcado carácter
social y crítico. Eso dio origen a que un critiquillo de
‘El Mercurio’, dijera: ‘Manns cree que el Congreso
el año sesenta estaba en Valparaíso’, pensando
que Utsavalipak estaba en ese puerto. En mi ciudad hay siete colinas,
en Valparaíso hay como cuarenta y siete. Eso demuestra
cómo algunos críticos leen los libros. Dicen que
está escrito desde el odio, otros dicen que el libro es
cómico, desde el principio uno empieza a reírse”.
Hoy en día la mayoría de las novelas que se publican
-y las que obtienen mayor publicidad- son las que de una u otra
manera se alejan de la problemática social y tienden a
dar una mirada neutral a los acontecimientos. Usted ha mantenido
una postura de compromiso e identidad con los sectores sociales
más reprimidos y segregados. ¿Será la clave
de su éxito en literatura, así como sus canciones?
“Yo escribo siempre sobre esa temática que aborda
diferentes aspectos de la sociedad chilena desde el punto de vista
de los oprimidos, de los que no tienen nada. Pero no son novelas
naturalistas, son novelas incluso poéticas pero que hablan
de los verdaderos problemas del hombre”.
¿Mantiene relación con los demás escritores
chilenos?
“Volodia Teitelboim y José Miguel Varas son viejos
amigos. Junto con Raúl Zurita, Tomás Moulian, Virginia
Vidal, Elicura Chihuailaf y Guido Eytel, entre otros, han presentado
mis libros y les estoy muy agradecido. Fui muy amigo de Carlos
Droguett en los años sesenta, también de Francisco
Coloane a quien conocí siendo adolescente. Ambos apoyaron
mucho mi escritura. Desde que volví a vivir en Chile he
entablado mayor contacto con escritores más jóvenes
como Gonzalo Contreras y Jaime Collyer”.
VISION DEL PAIS
Ya lleva varios años en Chile, ¿cómo ha
sido ese reencuentro con el país? ¿Cómo ha
vivido la transición?
“Me costó reinsertarme, pero al final pude lograrlo.
Donde vivo mantengo excelentes relaciones con los trabajadores
y habitantes del lugar, principalmente con la gente humilde, y
sobre todo con los jóvenes. Vivo en la V Región,
en la costa, cerca de Con-Con, y trato de participar en algunas
actividades en Valparaíso y Viña”.
¿Cuál es su visión del Chile actual?
“A mí me ha dolido mucho esta corruptela que estamos
viendo, porque así se le está pavimentando el camino
a Lavín. La gente se ha olvidado de que él también
tiene un pasado oscuro. No hay que olvidar, sin embargo, que los
actuales síntomas de corrupción vienen de más
lejos. Durante la dictadura, Chile fue literalmente saqueado,
con Augusto Pinochet a la cabeza de los saqueadores. En ese período
se perfeccionaron las técnicas de saqueo de los grupos
económicos pero también la Dina y la CNI dictaron
clases magistrales a la delincuencia criolla. Nunca hubo más
inseguridad que en ese período. Pero nadie parece recordarlo.
En un país como el nuestro donde la miseria es terrible,
la primera necesidad nacional es educar, construir viviendas decentes
y por supuesto salud gratuita. Hay que tener una visión
de país y no una visión personal de sí mismo”.
Tras la caída de varios muros ¿aún cree que
hay esperanza para el socialismo en el mundo? ¿Se podrán
superar los errores?
“Yo creo que pueden morirse todos los partidos y siempre
va a ver gente de Izquierda y derecha. Hay gente con sensibilidad
social y gente que no la tiene. Yo estoy entre los primeros, me
da lo mismo que se acaben los partidos, seguiré haciendo
el mismo trabajo siempre, es mi obligación. Creo que es
la gran enseñanza de mi madre, que entregó su vida
por la educación de los niños pobres. Yo salí
con sensibilidad social desde la cuna”.
¿Cómo ve a la Izquierda chilena en la actualidad?
¿Es posible que vuelva a ser una alternativa?
“La principal preocupación que tengo es la falta
de renovación de los cuadros. Siempre he sostenido que
algunos de los viejos cuadros deben permanecer por su experiencia,
pero hay que incorporar a nuevos elementos. Yo me fui al exilio
con los mismos dirigentes que encontré a la vuelta, eso
me sorprende mucho. Y no sólo en la Izquierda extraparlamentaria,
también en la Concertación y la derecha. Es muy
poca la renovación, se bloquea el avance de los jóvenes.
Chile es un país conservador, algunos temen perder el poder
que tienen”.
¿Cómo ve el panorama latinoamericano?
“Creo que políticamente hay que saber medir los tiempos.
Y veo una esperanza en como se han estado dando las cosas en las
distintas elecciones de algunos países. Hay que esperar,
creo yo, cómo se desarrollarán ciertos acontecimientos.
Existen cosas aún muy inciertas”
ALEJANDRO LAVQUEN
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La dignidad se convierte
en costumbre
BAUTISTA
van Schouwen Vassey, médico de 32 años, miembro
de la comisión política del MIR, asesinado
en diciembre de 1973.
(Poema-canción en homenaje al dirigente
del MIR, Bautista van Schouwen)
Silencioso,
con silencio de piedra submarina,
con la conciencia sometida al hierro,
con la muerte trenzando sus cuchillos,
sintió que se quedaba desvestido
de sangre, de cabellos y de uñas,
de ojo y de piel,
como si fueran un violento equipaje,
el único equipaje,
o un dosel, un visillo, una terca ventana
que atajaran el ojo a los verdugos
de Bautista van Schouwen, compañeros
¡Tan callado!
¿quién hubiera pensado que pudiera
coronar con silencio su conducta?
¿recordar a la especie la decencia?
¿y juntar sobre el cuerpo luminoso
los golpes propinados a su pueblo,
la espina y la cadena?
Ha crecido Bautista van Schouwen
para siempre,
elevado a semilla frutal, que
desde ahora
nos da la dignidad para hacerla
costumbre,
para escribirla en todos los presidios
del mundo.
Secando la memoria,
clausurando la boca,
no dijo una palabra,
ni una fecha, ni un nombre,
ni un país, ni un río, ni una flor,
ni un bosque,
ni una abeja que sirvieran
de mapa a los verdugos de su pueblo
Eso es todo.
Así es todo de simple, compañeros:
en el duro momento de los hechos
es tajante como agua de cascada
y declara invencible su silencio,
se doctora en metal enfurecido,
se gradúa de bosque indescifrable,
se viste de eficacia,
se acoraza en conciencia:
ha humillado las garras que araron
en su piel,
y así es que su tormento se convierte
en un surco,
y al golpearlo en la tierra
lo forjaron semilla.
PATRICIO MANNS
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