Pescadores desafían
a “tiburones” del mar
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COSME Caracciolo Alvarez, presidente reelecto de los pescadores
artesanales y dirigente de la Fuerza Social y Democrática. |
Ahora lo sabemos. Los peces del mar chileno son
de propiedad de unas pocas empresas pesqueras. El más destacado
de los dueños del mar es Anacleto Angelini, zar de la pesca
y el hombre más rico de Chile.
Los peces, sustento de las comunidades costeras, desde los albores
de nuestra historia apreciado alimento de la población,
dejaron de ser patrimonio del pueblo y se convirtieron en un simple
recurso con valor comercial y presa de la codicia bursátil
donde los activos se transan navegando en mares turbios y atrapados
en redes electrónicas.
En adelante, según las circunstancias, a quien lo pillen
pescando puede caer preso como ladrón por sacar algo que
no le pertenece.
A esto se resume -por lo inverosímil casi increíble-
el resultado de los debates en el Parlamento y de la lucha de
los pescadores artesanales, los grupos ambientalistas y organizaciones
sociales durante los últimos meses. Los medios oficiales,
lejos de aclarar la compleja problemática pesquera, se
encargaron de confundir a la opinión pública. Cuando
la discusión sobre la privatización de los peces,
patrimonio nacional y propiedad de todos los chilenos, en términos
monetarios un ingreso anual de dos mil millones de dólares,
entró en la recta final, los televidentes fueron obligados
a entretenerse con una penosa controversia entre los senadores
Nelson Avila y Andrés Zaldívar que pretendía
tapar lo que ahora a todas luces estaba a punto de destaparse:
el vínculo estrecho entre la familia Zaldívar y
la política pesquera.
La relación de los hermanos Zaldívar con Angelini
es antigua, y no se refiere sólo a Andrés Zaldívar,
presidente del Senado. Adolfo, presidente de la DC, senador de
Aysén y operador político de la industria salmonera
de la región, se inició laboralmente como auxiliar
administrativo en las oficinas de Angelini. Otro hermano, Felipe,
fue durante treinta años gerente general de Eperva, del
consorcio Angelini, la pesquera más grande del país
que controla el 90% de las capturas para harina de pescado en
el norte.
BITACORA DE LA
“LEY CORTA”
El gobierno estaba seguro de promulgar la nueva
Ley de Pesca antes de fin del año. Pero se introdujeron
casi mil indicaciones que el tiempo no permitió discutir
en el plazo previsto. El proyecto contemplaba una modificación
sustancial de la actual ley, vigente desde 1991, en lo referente
al patrimonio nacional de los recursos pesqueros. En una maniobra
poco transparente se optó por conseguir prórroga
de la fase transitoria por diez años. Hay que recordar
que desde el año 2000 hasta final del 2002, se aplicaba
un régimen especial, una suerte de anticipo de lo que vendrá
con la nueva ley, caracterizada por la introducción de
la modalidad de Límites Máximos de Captura que a
su vez venía reemplazando la antigua fórmula de
las Cuotas Individuales Transferibles, pero que en su esencia
es lo mismo. De manera un tanto soslayada, en estos dos años
ya se aplicaba la administración de los recursos privatizados,
lo que dio origen a protestas de pescadores artesanales en todo
el país cuando se les terminaba la cuota, a veces después
de sólo ocho o diez días trabajados del mes.
En vista de que no fue posible promulgar la nueva ley, el gobierno
buscó prolongar la vigencia de la actual normativa transitoria
por diez años. Los pescadores artesanales, a través
de su Confederación Nacional de Pescadores Artesanales
de Chile (Conapach) se opuso a esta nueva tentativa lo que generó
manifestaciones en las últimas semanas. La propuesta de
los artesanales fue que la prórroga se hiciera sólo
por un año para tener tiempo de discutir el tema a fondo.
Parecía que algunos senadores y diputados entendieron los
argumentos de los pescadores y prometieron apoyo. Pero los resultados
muestran lo contrario.
La votación en el Senado de la llamada “Ley Corta”,
arrojó 41 votos a favor y tres en contra. Los senadores
que rechazaron la prórroga de diez años fueron los
demócratacristianos José Ruiz de Giorgio y Mariano
Ruiz Esquide, y el PPD, Nelson Avila. Un día después,
la Cámara de Diputados aprobó la Ley Corta con 97
votos a favor, 4 en contra y 5 abstenciones. Los votos en contra
fueron de los diputados socialistas Alejandro Navarro y Fidel
Espinoza, el demócratacristiano Pedro Araya y Carlos Hidalgo
de RN. Los pescadores tenían por asegurado el apoyo del
senador UDI, Jorge Arancibia, que a última hora les dio
las espaldas. Dolorosa fue la deslealtad del diputado por San
Antonio Samuel Venegas, PRSD, uno de los más “seguros”
en la postura de los pescadores.
“Fuimos ingenuos -reconoce Cosme Caracciolo, presidente
de la Conapach- una vez más fuimos decepcionados por un
gobierno que ayudamos a construir. Ha sido un doloroso despertar.
Hoy será muy difícil reparar las confianzas y no
olvidar estos días de diciembre del 2002. Quedarán
marcados en nuestra memoria y en las futuras generaciones de pescadores
artesanales”.
ENTRE CONGRESO
Y CONGRESO
En noviembre Conapach celebró su XVIII
congreso al cual asistieron 400 delegados. El tema central estaba
dado por la coyuntura que vive en el sector. Además, se
procedió a elegir la directiva por el período 2002-2004.
Curiosamente, el mismo día, la Cámara de Diputados
votó la Ley Corta. Sin duda, la coincidencia no fue casual.
Cosme Caracciolo sostiene que “ellos creían que nosotros
íbamos a estar encerrados para discutir nuestros problemas,
que tal vez estaríamos metidos en conflictos internos,
pero no fue así. El mismo día mandamos quince compañeros
a Valparaíso a conversar con los diputados. Al día
siguiente fueron 150 a participar en las discusiones con los parlamentarios”.
Los días del congreso de la Conapach fueron marcados por
el tema al cual dedicó una tarde con la lección
del abogado Cristián Tapia sobre los alcances de la nueva
Ley de Pesca y los trabajos en comisiones reflexionaron sobre
cómo lograr mayor representatividad y recobrar la identidad
de pescadores artesanales. En su cuenta Caracciolo dio mucha importancia
a este punto: “Creemos que el debate de la Ley de Pesca
debe ser una discusión de país, y para eso debemos
hacernos visibles: quiénes somos, cuáles son nuestras
maneras de relacionarnos con el mar, cuáles son nuestros
valores que toda administración debe proteger y respetar.
En nuestra tarea por compartir las aspiraciones de la pesca artesanal
hemos participado de la formación de la Fuerza Social y
Democrática compuesta por dirigentes que tienen una posición
crítica al modelo económico”.
Entre las relaciones internacionales, Caracciolo destacó
el viaje a una reunión de la Federación de Pescadores
de Noruega. El objetivo fue buscar alianzas para enfrentar la
expansión de la salmonicultura en Chile, cuestionada por
sus bajos estándares medioambientales y laborales.
El último día del congreso estaba programada la
elección del nuevo directorio. Como presidente fue reelecto
Cosme Caracciolo Álvarez, de San Antonio; vicepresidente,
Osvaldo Cubillos Canales, de Antofagasta; secretario general,
Eric Vargas Quinchamán de la X Región; y tesorero,
Ángel Serón Ojeda de la X Región.
Tras la aprobación de la Ley Corta, el presidente reelecto
de la Conapach, analizó el resultado en duros términos:
“Los que gobiernan en este país son los grandes empresarios,
la Ley de Pesca es uno de los proyectos emblemáticos de
la Agenda Pro-Crecimiento de la Sociedad de Fomento Fabril. El
gobierno abandonó su programa de la Concertación
y lo reemplazó por la agenda de la Sofofa”. Respecto
de la sobrevivencia de la pesca artesanal, señaló
que será muy dura, ya que el sistema de Cuotas Individuales,
consagrado por diez años como la forma de administración
pesquera, ha sido una pésima experiencia en la preservación
de los recursos en otros países. “Este sistema depreda
y arrasa con los recursos pesqueros, por lo que, según
los pronósticos de investigadores científicos, en
un lapso de 4 a 5 años todos los recursos que están
bajo esa administración colapsarán”. Caracciolo
agregó, “cuando una ley es injusta está el
derecho de rebelarse, situación que ha sido conversada
por los dirigentes de la Confederación. Creen firmemente
en la necesidad de rebelarse contra la normativa promulgada, prosiguiendo
con su actividad como se hacía antes de ella. Nuestras
comunidades viven de la pesca, es nuestra forma de vida, y si
no pescamos desapareceremos”
JUAN CARLOS JOFRÉ y
LEO WETLI