Nuevo oficio ofrece el modelo
Comercio sexual masculino
Aveces se venden hasta por un plato de comida, mientras el neoliberalismo
imperturbable los va empujando a la marginalidad. Es la pobreza,
la cesantía, la falta de posibilidades, la incapacidad
de realizar sueños vacíos que le ofrece la sociedad
de consumo. Son muy jóvenes, algunos en el comienzo de
la pubertad. Han descubierto el precio de su cuerpo, lo negocian,
han aprendido que se paga bien. Es el comercio sexual masculino
que empieza a hacerse visible. Es una “pega” como
cualquier otra.
El Mums (Movimiento Unificado de Minorías Sexuales) efectuó
el Primer Seminario sobre Comercio Sexual Masculino en la Región
Metropolitana y Políticas Públicas en Vih/Sida.
La organización ha desarrollado investigaciones del comportamiento
sexual de las minorías discriminadas, área en la
cual contó con apoyo de la Comisión Nacional del
Sida (Conasida).
Los trabajadores sexuales masculinos, trabajan en la calle o en
privados, pueden ser independientes, con departamento o desempeñarse
en saunas u otros lugares.
Los jóvenes callejeros viven mayor precariedad y son más
vulnerables desde el punto de vista social. Cuentan con menos
recursos en términos de apoyo y en su mayoría tienen
una gran carencia económica.
También hay claras diferencias entre los jóvenes
callejeros de día y de noche. Tienen que ver con estilos
de trabajo, características, edades incluso. Los diurnos
son de menor edad, más precarios en términos sociales.
Son los que menos cobran, pueden irse con alguien por dos o tres
mil pesos. Deambulan principalmente en el sector céntrico,
tienen menos experiencia a diferencia de los de la noche, que
tienen mayor manejo del entorno en que se mueven.
Mayoritariamente son jóvenes entre 18 y 22 años,
de sectores populares de comunas como Quilicura, Peñalolén,
Conchalí, San Bernardo. “La mayoría tiene
enseñanza media completa o están terminándola,
proceden de familias nucleares, viven con ellas y el comercio
sexual lo ejercen clandestinamente”, explica Iván
Salinas, sociólogo del Mums.
Pero también hay una minoría que está en
la enseñanza superior. Estos jóvenes se cuidan más.
La mayoría trabaja por cuenta propia y administra su negocio,
generalmente en departamentos que arriendan en Providencia o Las
Condes.
Un hecho ha llamado la atención de los investigadores:
“Hemos encontrado que empieza a notarse en el mundo popular,
una cierta legitimación del comercio sexual. Lo aceptan
como válido para ganarse la vida, y sobrevivir”,
señalan.
MODERNIZACION
DEL “SERVICIO”
Según Salinas, el comercio sexual masculino no es un fenómeno
nuevo, históricamente siempre se ha expresado, lo que pasa
es que han surgido otros contextos, hay modalidades distintas
porque la sociedad está cambiando. Aclara que el comercio
sexual está adquiriendo tal desarrollo, que incluso ha
incorporado técnicas de mercadeo.
“Ha ido perfeccionándose el servicio y la forma de
ofrecerlo. El comercio sexual no callejero se ofrece en las páginas
de avisos clasificados de diarios como ‘El Mercurio’
y ‘La Tercera’. Aparecen los servicios masculinos
con sus precios, teléfonos y se explicita el tipo de servicio”.
Para hacer más comprensible la evolución que ha
experimentado el comercio sexual, Salinas relata experiencias
del trabajo en terreno. “Los típicos burdeles o casas
de cita, en términos femeninos, hoy también existen
en el ámbito masculino, pero con más refinamiento”.
Hay un dueño con el cual los jóvenes negocian. Se
establecen reglas, condiciones y elementos de marketing.
El sociólogo refiere un ejemplo gráfico. “Un
investigador visitó uno de estos privados y encontró
en la pared la foto de los jóvenes con sus características,
con los tipos de servicios que prestan, y además, la foto
de un joven -el trabajador del mes- el que había hecho
más dinero o que mejor se había portado”.
El cumplimiento de metas, la competitividad, la gestión,
son términos propios del mercado que ya entraron al ámbito
del sexo. “Es que hoy se han incorporado elementos empresariales
a un servicio que está en cualquier parte del mundo”,
comenta Salinas.
Según Fernando Muñoz, coordinador del área
de estudios del Mums, algunas modalidades han cambiado. Se ha
incorporado el teléfono, la tecnología en general,
Internet, incluso. “Lo que pasa -dice- es que históricamente
Chile ha sido un país complicado en el abordaje del tema
de la sexualidad”. Añade que hay organizaciones como
el Mums que están poniendo el tema en el tapete, porque
es parte de nuestra realidad.
En el ámbito del comercio sexual, Iván Salinas menciona
un segundo sector, que hasta ahora no ha sido involucrado, el
de los clientes. “Estos son los grandes potencializadores
del alto riesgo, no sólo en función del Vih/Sida,
sino del consumo de drogas, alcohol y de conductas que no son
propiamente de los trabajadores sexuales”.
Muñoz puntualiza que aunque todas las comunas tienen niveles
de comercio sexual, Santiago, Providencia y Las Condes destacan
en ese marco. Sus vecinos son los que más demandan estos
servicios.
PREVENCION, REFUERZO, ORIENTACION
La prevención es una de las actividades más importantes
que desarrolla el Mums con los trabajadores sexuales masculinos.
Muñoz explica que el primer paso, cuando llega un joven
en busca de ayuda, consiste en entregarle información.
Derribar mitos es un trabajo importante. Definir claramente las
vías de transmisión, cuáles son las conductas
que ponen en riesgo, reforzar la idea de lo conveniente del preservativo.
“En términos generales, su uso está extendido
entre los trabajadores sexuales, no es un tema extraño”,
comenta Muñoz.
Pero el sociólogo enfatiza que no basta con generar conductas
de cuidado. También hay que tener en cuenta que quienes
se involucran en el comercio sexual masculino, tienen una doble
vulnerabilidad.
Mayoritariamente son jóvenes pobres y cesantes, que no
tienen expectativas en el mundo laboral y encontraron, algunos
por casualidad, una forma fácil de ganar dinero. Además,
carecen de habilidades sociales, por ejemplo, les cuesta manejar
la negociación. “La pobreza -puntualiza Muñoz-
es en sí una vulnerabilidad. Ser pobre hace vulnerable
porque hay carencia de recursos sociales y culturales”.
SALUD SEXUAL MASCULINA
El mito de la pareja confiable es uno de los problemas graves
con que tropieza la prevención contra el Vih/Sida y las
enfermedades de transmisión sexual. Cuántos contagios
ocurren a diario “por este discurso mal hecho de que tu
pareja es confiable y resulta que tu pareja tuvo 50 parejas antes
que tú”, señala Fernando Muñoz. Cuando
se trata de los trabajadores sexuales el riesgo, crece. Si bien
están los homosexuales definidos, muchos se manifiestan
heterosexuales, que por diversas circunstancias han tenido que
entrar al “negocio” para generar ingresos familiares.
Pero todos tienen una vida afectiva independiente de su trabajo,
son trabajadores sexuales en un ámbito, pero cuando salen
de ahí, son jóvenes que tienen pololas y algunos
incluso son esposos y padres.
En la dificultad de ligar esa otra vida a su cotidianeidad es
donde se produce la dicotomía, “porque ellos son
capaces de exigir el uso del condón al cliente, pero a
su pareja, que es permanente, que no sabemos qué tipo de
conductas desarrolla, no se le exige”, explica Salinas.
En ese aspecto emerge una realidad: ¿qué pasa con
las prácticas sexuales entre hombres, qué pasa con
la bisexualidad? “La idea de que están los heterosexuales
y los homosexuales en lugares distintos es falsa. La gente pasa
de un lado a otro con una facilidad increíble y entre el
blanco y el negro están todos los grises posibles”,
afirma Muñoz.
El tema de la sexualidad es mucho más amplio y complejo
que el discurso simplista inoculado desde el poder. Por lo demás,
ni el gobierno ni sectores académicos, ni partidos políticos,
ni movimientos sociales han abordado con seriedad esta materia.
Es una realidad que simplemente no se reconoce, no se quiere asumir.
Esa realidad le interesa al Mums, desde la perspectiva de generar
mejores condiciones para que aquellos jóvenes que van a
seguir trabajando, no sean reprimidos, usen condón y tengan
un sistema de salud.
Puntualizan que no existe la salud sexual para los hombres, ésta
sólo está ligada a las mujeres y la reproducción.
“Los hombres no están considerados en la salud sexual,
esa es una falla del modelo de salud, que tiene que ver con la
idea cristiana del ‘creced y multiplicaos’. Pero la
gente tiene una vida sexual que va mucho más allá
de simplemente reproducirse”, dicen
SONIA CANO