Edición 685 - Desde el 15 al 28 de mayo de 2009
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Ha llegado carta (¿para quién?)

Autor: LEOPOLDO PULGAR IBARRA

 

Clown y bufones se mezclan en esta obra de la compañía Ecolecuá.

No hay palabras ni texto. Pero eso no significa que haya mudez total o falta de contenidos en las obras en que el clown es el protagonista. Juan Carlos Muñoz, director de la compañía Entre2clowns, es uno de los pocos en el país que reinvindica el lenguaje gestual de este personaje en extinción en los escenarios del mundo, como mecanismo tan eficiente como la palabra. Y dice que lo prueba en su segundo montaje: Ha llegado carta, con la compañía Ecolecuá, grupo profesional formado por un actor y tres actrices de la Escuela Internacional del Gesto y la Imagen La Mancha.
La familia es el tema central de Ha llegado carta, una comedia que nació del deseo de mezclar los estilos del clown y del bufón, líneas de actuación y energía, respectivamente, que recorren variados sentimientos y emociones humanas.
La historia es la siguiente: una madre viuda vive junto a sus tres hijas. Un cuarto personaje, el padre, también está presente bajo la forma de una “animita”, instalada en el interior de la casa. Una especie de invitado de piedra. Todo ocurre en un espacio hogareño ambientado con elementos escenográficos y de utilería producto de la recolección de desechos útiles. Estos objetos aportan una visualidad extraña (cama-sillón-mesa). Una apariencia excéntrica concordante con el espíritu de los personajes y de la obra, comenta Juan Carlos Muñoz.
Todo es normal hasta que llega el cartero…
“Sí, llega un cartero que altera por completo la vida cotidiana de esta familia. Para la madre significará el regreso del amor, luego de siete o nueve años de viudez y de dependencia afectiva con el recuerdo de su esposo, al que reverencian diariamente en la animita. La animita es un tema en la obra. Es una expresión muy respetada en la cultura popular chilena”.

Giros y giros

“La dinámica de la obra cambia y se profundiza a través de dilucidar cómo el cartero se relaciona con esta familia”, explica el director.
¿Es una familia medio loca?
“No es que estén locas estas mujeres. Más bien son extrañas, raras, extravagantes, excéntricas. Esta mirada se obtiene desde la perspectiva del cartero, que es la del público. Equivale a ver el funcionamiento cotidiano de una familia sin que sus miembros se den cuenta de que son observados. El comportamiento de la familia es visceral, es decir, expresivo, incluso exagerado para enfatizar la conducta que existe en la privacidad: conductas que desaparecen si hay gente presente. Estas conductas viscerales, exageradas se construyen con la energía del bufón. A este mundo se enfrenta el cartero. Debe compartir la rutina de la familia, incluso saludando a la animita del padre fallecido”.
¿Se manifiesta el erotismo?
“Hay algo de erotismo en estas relaciones, pero de manera muy sutil, en concordancia con el humor blanco de la obra. Se ironiza la sociedad a través de las hermanas que se ríen del cartero, como una forma de reírse de sí mismas, sin herir ni humillar a nadie a través de un humor totalmente blanco”.
¿Acoge la obra percepciones sobre la familia real?
“Ahí hay un tema, porque la mayoría del elenco tiene rollos con la familia, padre ausente, separado, fallecido… En mi caso, mis padres han estado juntos toda la vida. Creo que estas particularidades han influido en el proceso de construcción de la obra. Y como utilizamos la improvisación, cada uno aporta a la historia”.
¿Sobrevive el humor entre las tensiones de la vida actual?
“Tal como están las cosas en nuestros tiempos -y cómo las per-sonas ven las cosas-, la realidad le da mucho material al clown. El clown tiene más cosas que decir sin tener que burlarse de nadie. Sólo de nosotros mismos”.

(Aldea del Encuentro. Larraín 9750.
F: 273 5803. Vi. a do., 20.00.
Del 15 al 31 de mayo).

(Publicado en “Punto Final”, edición Nº 685, 15 de mayo, 2009 . Suscríbase a PF)