La mirada indígena
El cine en Latinoamérica va mucho más allá que Hollywood y su entretenimiento light. La comunicación es mucho más que el grupo Prisa, Clarín o El Mercurio y sus esfuerzos de desinformación masiva. De ello dieron buena prueba, en diversas comunidades autónomas de España, cineastas y comunicadores indígenas, partícipes de una Muestra Itinerante de Cine y Comunicación Indígena. En total, una docena de comunicadores, entre ellos, Iván Sanjinés (Bolivia), Jeannette Paillán (Chile), José Luis Matías (México), Hortensia Hidalgo (Chile), Nicolás Ipamo (Bolivia), Janeth Cuji (Ecuador) y Silsa Arias (Colombia). De origen aymara, nahua, chiquitano, kankuamo, mapuche y kichwa, entre otros pueblos, presentaron sus trabajos y participaron en coloquios y debates en Madrid, Bilbao, Donostia, Barcelona, Valencia, Castellón y Alicante, en la península ibérica.
Todos dieron cuenta del florecimiento de un universo audiovisual e informativo propio, que tiene en la Coordinadora Latinoamericana de Cine y Comunicación Indígena (Clacpi) a uno de sus principales referentes. Desde esta plataforma, surgida a mediados de los años 80, diversos pueblos indígenas han reivindicado el derecho y la oportunidad de contar su propia realidad social, cultural y política. Es la tarea que los convoca a diario en sus países de origen y precisamente es lo que quisieron mostrar en Europa. Bajo el título El Universo Audiovisual de los Pueblos Indígenas, la gira contempló diversas muestras de cine. Las obras eran las que resultaron premiadas en septiembre de 2008 en Bolivia, en el IX Festival Internacional de Cine y Video de los Pueblos Indígenas, donde participaron cintas de Brasil, El Salvador, Bolivia, India, Colombia, Chile, Namibia, Canadá y Venezuela, entre otros. Cada estación contempló además mesas redondas, donde los comunicadores expusieron sobre sus iniciativas y respondieron inquietudes sobre la situación de los pueblos indígenas en Latinoamérica. Acompañamos parte de la gira de estos comunicadores y nos maravillamos con su valentía y compromiso. A continuación, algunos de los testimonios recogidos por Punto Final.
La otra comunicación
Jeannette Paillán es mapuche y cineasta. En ese orden. Señala que su trabajo es contar al mundo cómo son los pueblos indígenas de Latinoamérica y, en especial, cómo es su gente, los mapuches, la “gente de la tierra” habitante del Cono Sur del continente. Lleva años trabajando en audiovisuales y ha obtenido numerosos galardones, entre los que destaca el Premio Ciudad de Córdoba a la Comunicación Solidaria, el mismo que recibió en su momento el escritor Eduardo Galeano y el periodista Ignacio Ramonet. En Chile forma parte de Lulul Mahuida, organización con base en Santiago dedicada al desarrollo de las comunicaciones. Actualmente, Jeannette Paillán es coordinadora general de Clacpi y como tal, le correspondió ser una de las principales responsables de la gira. Difundir los trabajos de cineastas y comunicadores indígenas era uno de los objetivos principales. También remecer algunas conciencias, reconoce.
“Nos interesa que el público español conozca lo que está ocurriendo en nuestros pueblos, con nuestra cultura, porque hay un importante porcentaje de pueblos indígenas que corren riesgo de extinguirse y están viviendo un enorme atropello de sus derechos. También nos interesa que se conozca nuestra cultura y esta muestra es una forma de expresar que tenemos algo que decir”, señala a Punto Final.
A juicio de Paillán, el cine, el video, las imágenes, pueden además mostrar la verdadera realidad indígena, lejos de los lugares comunes y el estereotipo del “buen salvaje”, tan propio de los europeos a la hora de observar a los pueblos originarios. “El cine transporta a una realidad que muchas veces no se imagina. Tiene una forma tan rica, tan especial de enseñar la cultura, la realidad de una ciudad, o de un país... Además, el cine también sirve para derribar mitos sobre la comunidad indígena, como la creencia de que los indígenas son gente que se resiste a la modernidad, a la globalización. Por otro lado, relacionada con la anterior, está la imagen que muestra al indígena como un ser puro, incuestionable. Pero esto no siempre es así. Por ello intentamos mostrar a los pueblos en sus rasgos más humanos, con las mismas sensibilidades y debilidades que cualquiera otra cultura”, enfatiza.
La realizadora mapuche también aprovechó de mostrar parte de su trabajo en España. En concreto, Perimontún, en que explora los caminos de la ficción. Perimontún (o Premonición, en español) grafica el viaje de una joven mapuche hacia su destino como machi. La obra a todas luces va mucho más allá del cine documental o de denuncia. Paillán gusta destacar que el cine indígena está en constante evolución y su propio trabajo es prueba de ello. A nivel de Clacpi, señala, quieren hacer uso de él como “un medio de expresión propio, no sólo como herramienta para la denuncia social. Es una forma de plasmar nuestra cultura a través de una estética propia”, dice. Por ello, no sólo el documental es el género que cultivan, sino que nuevas formas expresivas como el videoarte, el cine experimental o el cine de animación se han incorporado al trabajo de estos realizadores, como Gente pájaro, video experimental de Chile; el clip brasileño Cuerpo a cuerpo; o el corto de animación Elal y los animales, basado en el mito de creación del pueblo Aonikenk (tehuelche), en la Patagonia.
Transnacionales y gobiernos
En el ejido de El Carrizalillo, en el mexicano Estado de Guerrero, se localiza el yacimiento de oro más grande de México. Sin embargo, su población vive en absoluta pobreza. A principios de 2007, los ejidatarios se organizaron para exigir a la empresa minera Goldcorp, una transnacional canadiense, un pago justo por la renta de las tierras que explotaba y beneficios sociales para la comunidad. Todo ello fue registrado por José Luis Matías Alonso en A cielo abierto, la historia de un pueblo que se organizó, luchó y ganó. José Luis, de la productora Ojo de Tigre Video y miembro de Clacpi, llegó a Valencia con la intención de dar cuenta de esta lucha.
A miles de kilómetros al sur de México, en Chile, donde vastas plantaciones forestales abren puertas a mercados internacionales pero causan estragos en el medioambiente -y en la vida del pueblo mapuche- dos vecinos, un poderoso terrateniente y un respetado lon-ko, se enzarzan en una disputa por tierras. Una noche, la casa del terrateniente arde en llamas. El terrateniente acusa a su vecino mapuche y sin escuchar sus protestas de inocencia lo lleva a la justicia. Lo que parecía una simple disputa entre vecinos, deviene en un choque brutal entre dos culturas, donde el poder y las influencias del terrateniente terminan inclinando la balanza a su favor. Lo anterior es lo que retrata el documental El juicio al lonko Pascual Pichún, de la documentalista María Teresa Larraín, también presente en la gira de Clacpi.
Y las historias se multiplican. Altiplano chileno, decenas de pastores y campesinos indígenas mutilados por minas antipersonales en uno y otro lado de la frontera. Estas fueron diseminadas en los territorios de los pueblos aymara, quechua y lickanantay por los gobiernos de Chile, Perú y Bolivia. De ello trata Mutilados en el olvido, documental de la realizadora aymara Hortensia Hidalgo, quien viajó hasta Valencia desde Arica para mostrar ante el público español a las víctimas “sin nombre ni apellido” de las controversias limítrofes del Cono Sur. Hortesia Hidalgo reconoce que más allá de pretensiones artísticas, su obra busca denunciar una situación de injusticia que la golpea. “Mi trabajo refleja una situación brutal que acontece en el norte de Chile y que en nuestro propio país se desconoce”, señala Hidalgo a Punto Final. “Los medios masivos son monopolios; difícilmente podemos acceder como indígenas. Toma fuerza la creación de medios propios, radios comunitarias, prensa escrita, utilizar nuevas tecnologías, los blogs, los sitios webs, los grupos de Facebook, etc. Debemos desarrollar estas herramientas para permear los grandes medios y hacer oír nuestra voz”, indica. “No son tecnologías propias, pero con inteligencia les podemos dar un nuevo enfoque para proyectar nuestras realidades como pueblos”, agrega. Para todos, romper los cercos informativos constituye un objetivo central. Las razones las entrega Jeannette Paillán: “En nuestros países no existe libertad de expresión, porque somos sociedades que venimos de dictaduras donde han sido los no indígenas, los blancos, los que han estado siempre en el poder. Por ello tenemos que hacer frente a un problema de falta de información. En Latinoamérica hay un cerco informativo y el flujo de información es muy selectivo. A la prensa la dominan fuertes intereses”, subraya.
De propuestas políticas y estrategias de lucha sí que saben los comunicadores y cineastas indígenas de Bolivia. Nicolás Ipamo forma parte de la Coordinadora Audiovisual Indígena-Originaria de Bolívia (Caib) y también de Clacpi. Cruzó el Atlántico para presentar El grito de la selva, primer largometraje realizado por indígenas en la Amazonia boliviana. La cinta narra hechos reales sucedidos entre los años 1990 y 1996, en el contexto de la preparación de la histórica marcha que los pueblos indígenas del Beni iniciaron a La Paz en reclamo de dignidad y territorio. “La cinta aborda el papel y lucha de las comunidades en la defensa de sus derechos. Es fruto de un proceso de capacitación de treinta comunicadores y comunicadoras indígenas del Beni”, señala Nicolás Ipamo.
Además de esta conmovedora cinta, Ipamo presentó Tsimane: el grito de nuestra tierra, cinta de ficción que refleja la lucha de las comunidades tsimane contras las empresas madereras, así como la riqueza cultural y de convivencia con la naturaleza que caracteriza a este pueblo en la provincia Ballivián, del Beni. Si bien el gobierno del presidente Evo Morales ha significado un paso gigantesco en la batalla contra el racismo y los atropellos de antaño, aún persisten graves amenazas que se ciernen sobre los pueblos originarios, reconoce Ipamo. “En Bolivia los indígenas hemos llegado al gobierno, pero no tenemos aún el poder. Los grandes problemas son los mismos de antes. Allí están los grandes terratenientes, que son los mismos que están en el Senado y que tienen poder económico y monopolio político”, señala.
PEDRO CAYUQUEO
En Valencia, España
(Publicado en “Punto Final”, edición Nº 685, 15 de mayo, 2009 . Suscríbase a PF) |