Poesía gitana
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Quizá sea el pueblo gitano la minoría étnica
más segregada y mitificada durante el desarrollo
de la civilización. A través del tiempo,
se le han atribuido toda clase de virtudes y defectos,
así como el ser una especie de depositario de la
magia y la superchería, mediante el uso de la cartomancia
y la quiromancia como principales instrumentos. Sea como
sea, siempre ha estado presente y no son pocos los poetas
que han cantado sus costumbres y desdichas (siempre más
que sus alegrías), mostrando comprensión
y solidaridad con el pueblo gitano.
En todo caso, los antecedentes sobre ellos no son muchos.
Y los que tenemos siempre están rodeados por un
halo de misterio.De todas maneras su influencia no ha
sido menor en la cultura de los países a que han
llegado, como en España por ejemplo.
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Basta recordar los hermosos versos de Antonio Machado: “¿Quién
me presta una escalera,/ para subir al madero,/ para quitarle
los clavos/ a Jesús el Nazareno?/ ¡Oh la saeta, el
cantar,/ al Cristo de los gitanos,/ siempre con sangre en las
manos,/ siempre por desclavar!/ ¡Cantar del pueblo andaluz,/
que todas las primaveras,/ anda pidiendo escaleras/ para subir
a la cruz!”. Al respecto, existe una leyenda que los acusa
de haberse robado el cuarto clavo de la crucifixión de
Cristo, aunque otra versión les atribuye sólo haberlos
fabricado. Leyenda o realidad, es otro de los estigmas que los
gitanos cargan sobre sus hombros. En la misma España otro
poeta, Federico García Lorca, escribió el Romancero
Gitano, retrato afectuoso de estos hombres y mujeres que recorren
incesantes los caminos. También muestra algunas de las
injusticias que han debido sufrir. Un ejemplo son los siguientes
versos: “¡Oh ciudad de los gitanos!/ En las esquinas,
banderas./ La luna y la calabaza/ con las guindas en conserva./
¡Oh ciudad de los gitanos!/ ¿Quién te vio
y no te recuerda?/ Ciudad de dolor y almizcle,/ con las torres
de canela” (...) “¡Oh ciudad de los gitanos!/
La Guardia Civil se aleja/ por un túnel de silencio/ mientras
las llamas te cercan”.
ALGO DE SU HISTORIA
Al parecer, y según las investigaciones más serias,
es un hecho que el pueblo gitano tiene su origen en la India y
su lengua, el romaní, tiene sus bases en dialectos del
sánscrito y el punjabí. El motivo de su migración
a tierras occidentales aún no está claro. En las
enciclopedias suelen ser definidos como un “pueblo de origen
indoafgano y costumbres nómadas que se creyó descendiente
de los egipcios y parece proceder de la India. A España
llegaron en el siglo XV”. Antes de llegar a Europa (alrededor
de 1417) habrían estado en Persia (siglo X) y posiblemente
en Egipto (o una región del Peloponeso llamada Pequeño
Egipto). De allí vendría la denominación
“gitanos”, derivada de “egiptanos”.
Sus costumbres, muy distintas a las de los países a los
cuales llegaron, y los prejuicios sobre todo de la Iglesia, contribuyeron
a su segregación e, incluso, a su persecución, esclavitud,
tortura y asesinato. Durante la Segunda Guerra Mundial los nazis
exterminaron a los gitanos antes que a los judíos.
Su población es difícil de calcular porque no existen
muchos datos, pero se estima en alrededor de once millones. Los
gitanos se encuentran hoy repartidos por todo el mundo; los principales
grupos son los Rom, que incluyen a los gitanos servios, moldavos,
griegos, turcos y húngaros. Los Sinti abarcan a los alemanes,
franceses, austríacos y piamonteses. Los Kalé integran
a los catalanes, andaluces y portugueses. A todos los caracteriza
su tendencia ancestral al nomadismo y la celosa conservación
de sus tradiciones, a pesar de que ciertos grupos o familias se
han afincado en los lugares a que han llegado. En cuanto a la
familia, son bastante rígidos y es raro que un gitano se
case con un no gitano (gayé o gayí, en el caso femenino):
es difícil acceder a su entorno si no se es gitano. Su
subsistencia se basa principalmente en el comercio. Son comerciantes
avezados y para ellos las fronteras prácticamente no existen
cuando de negocios de trata. En lo religioso no tienen cultos
ni dioses propios y aunque muchos han adherido a la religión
católica u otras, dependiendo de la nación en que
viven, al parecer su inquietud espiritual no pasa por las creencias
religiosas de occidente. Su cultura ha variado a través
de los siglos (sin perder sus raíces) y pareciera que va
de la mano con su condición de pueblo nómada.
POESIA GITANA
En un pueblo alegre y lleno de música como el gitano no
podía estar ausente la poesía. Transmitida oralmente
ha llegado hasta nosotros de manera incompleta, sin perder un
cierto tono peculiar. Es difícil acceder a textos de poesía
gitana, pero de repente nos llegan datos y poemas de los distintos
grupos. Vittorio Mayer Pasquale (Spatzo), por ejemplo, de origen
Sinti, nos deja en sus versos todo un manifiesto que bien podría
ser el mejor reflejo del espíritu de su pueblo: “Nosotros
los gitanos tenemos una sola religión: la libertad”.
Estos hermosos versos son suyos: “Se dicen cosas extrañas
sobre los gitanos./ Se dice que leen el futuro en las estrellas/
y que tienen la poción del amor./ La gente no cree en lo
que no se sabe explicar./ Nosotros, en cambio, no tratamos de
explicarnos las cosas en las que creemos./ La nuestra es una vida
simple, primitiva./ Nos basta tener por techo el cielo,/ fuego
para calentarnos/ y nuestras canciones cuando estamos tristes”.
Por su parte el poeta Usin Kerim (de origen búlgaro) describe
de manera dramática, pero con gran belleza poética,
su nacimiento, que de una u otra manera va unido a la vida transeúnte
de su pueblo: “Nací entre las viejas tiendas...”
(...) “Nací en la miseria, entre los campos,/ a orillas
del Beli Vit, bajo sauces llorones...” (...) “Nací
en un triste día de otoño,/ en la calle envuelta
de niebla,/ donde la necesidad llora junto a los más pequeños/
y el dolor destila firme entre las cejas./ Nací, y mi madre
moría./ El viejo padre me lavó en el río:/
por eso es fuerte mi cuerpo/ y la sangre me corre dentro impetuosa”.
El poeta Semso Avdic, perteneciente a los Rom, es un andariego
incansable y conserva lo mejor de las tradiciones de su pueblo.
En su poesía encontramos todos los dolores ancestrales
de su raza. Nos deja ese sentimiento de injusticia que los ha
perseguido por cientos de años. Un ejemplo son estas líneas:
“Dormía en mi carroza/ cuando sentí a alguien
gritar,/ me levanté listo para escapar,/ pero me llamaron
por mi nombre,/ eran los gendarmes” (...) “Veía
a mis niños/ que dormían plácidamente,/ tomé
al más pequeño/ dejando su lecho mojado...”
(...) “En el corazón sentí entonces fuerte
el peso/ del destino de los gitanos,/ por primera vez imprequé/
por haber nacido enyetado/ y por haber nacido gitano”.
GITANOS EN CHILE
En Chile -más allá de ser considerados buenos comerciantes,
los hombres, y lectoras de las manos, sus mujeres- no se conoce
mucho de los gitanos en cuanto a su historia y costumbres. Tampoco
se sabe claramente cómo llegaron a nuestro país,
aunque la inmensa mayoría tiene origen servio-croata. No
existe mucho interés por parte de las autoridades por integrarlos
de manera plural a nuestra sociedad: ni siquiera los consideran
en el censo como un pueblo con costumbres y tradiciones propias.
No es aventurado afirmar que muchos chilenos, a no ser porque
ven de vez en cuando a algunas gitanas en las calles o plazas
“viendo la suerte”, jamás sabrían de
su existencia. Por lo demás, a quienes los conocen tampoco
les importa mucho qué pueda ser de ellos o cómo
viven o se integran socialmente. Hace unos años estuvieron
de moda, producto de una teleserie bastante ligth y fuera de foco,
pero ni eso logró prender el interés por este pueblo.
Y quizá en estos momentos sea mejor para ellos. Así
se pueden mantener al margen de tanta bobería, desculturización
y pérdida de raíces.
En Chile el gitano más famoso ha sido el cantante Naslo
Nicolic, perteneciente a una de las familias más tradicionales
afincadas en el país. También, de vez en cuando,
se escucha hablar del Rey de los Gitanos, perteneciente a la familia
California. Más allá, sólo rumores y prejuicios
que los chilenos algún día deberemos superar
ALEJANDRO LAVQUEN
LEVANTAOS GITANOS
(Himno de los gitanos)
He viajado por muchos caminos,
Y encontrado gitanos felices.
Decidme ¿de dónde venís
Con vuestras tiendas
Por estos caminos del destino?
Oh, gitanos,
Oh, muchachos.
Yo también tenía una gran familia,
Pero la legión negra la exterminó;
Venid conmigo, gitanos del mundo entero.
Recorramos nuevos caminos.
Ahora, levantémonos,
Ha llegado el momento de actuar.
Oh, gitanos,
Oh, muchachos.