Guerrilla en Neltume
Los que retornaron
para luchar
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En vísperas del 38º aniversario del Movimiento
de Izquierda Revolucionaria -fundado el 15 de agosto de
1965, entre otros por el ex presidente de la CUT Clotario
Blest-, está circulando el libro Guerrilla en Neltume
(LOM Ediciones). La obra -de un colectivo de autores-
recoge uno de los capítulos menos conocidos de
la lucha del MIR, que tuvo expresiones políticas,
ideológicas, sociales y armadas. El libro trata
del intento -en función de una estrategia de guerra
popular- de implantar un destacamento guerrillero en la
boscosa región de Neltume, al este de Valdivia.
Descubierto en junio de 1981, el grupo guerrillero inicial
-que llevaba menos de un año en la montaña-
fue cercado por el ejército que logró aislarlo,
cortándole sus líneas de comunicación
y abastecimiento con sus redes en las ciudades.
La derrota del proyecto guerrillero se desencadenó
a fines de agosto y culminó en octubre de 1981.
Tres guerrilleros fueron capturados, torturados y asesinados.
Otros seis murieron en combates y emboscadas. Dos habían
sido capturados en febrero del 81 en el lado argentino
de la frontera y entregados a los servicios de seguridad
de Chile, que los hicieron desaparecer.
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Son once combatientes por la libertad cuya trayectoria revolucionaria
y humana reivindica este libro.
Guerrilla en Neltume da a conocer aspectos inéditos del
Plan 78 del MIR, que la prensa ha llamado Operación Retorno
y que consistió en el regreso clandestino a Chile de decenas
de militantes y dirigentes que se reincorporaron a la lucha de
resistencia.
PASAPORTE AL COMBATE
Los autores de Guerrilla en Neltume son sobrevivientes de esa
experiencia. Sus recuerdos hacen recobrar la vida a los que cayeron,
que fueron hombres de gran consecuencia y valentía. Sin
embargo, no es sólo un homenaje a los caídos. También
constituye el testimonio y análisis -crudo en la crítica-
de una experiencia revolucionaria que no esconde las fallas y
errores del proyecto.
La mayoría de los que participaron en esa guerrilla rural
habían estado presos después del golpe del 73; obligados
a salir al exilio, reingresaron clandestinamente a Chile convencidos
que su deber era seguir luchando contra la dictadura. Casi todos
eran originarios del sur del país. Cinco lo eran de Neltume
y Panguipulli, donde el MIR tuvo importante presencia entre los
obreros madereros.
“Muchos de ellos -señala el libro- habían
salido de sus pueblos, caseríos o viviendas en las montañas
por primera vez en su vida, para ir a parar a las cárceles,
cuarteles y mazmorras de la dictadura en Temuco o Valdivia después
del golpe del 73. Conocían de Chile sólo las cárceles
donde permanecieron dos, tres, cuatro o más años
antes de ser expulsados de su patria. Habían vivido en
países extraños donde sólo se comunicaban
entre chilenos y llegaron a balbucear nuevos idiomas. Esos hombres
habían respondido al llamado de volver al frente, por su
carácter y compromiso de clase. Habían cruzado fronteras
de países casi siempre hostiles con los latinos. Habían
superado barreras para estar a la altura de las circunstancias
en el proceso de instrucción. Se habían preparado
a conciencia para todo, pero para lo que menos estaban preparados
era para enfrentar los controles de los policías chilenos
de fronteras y aduanas, que en esos tiempos eran controlados por
agentes de la Dina-CNI apoyados en una red impresionante de sapos
y asesinos de la peor ralea. Y sin embargo, lo hicieron... Así
llegaron desde comienzos del 80”.
El 12 de julio de 1980 -registra el libro- ingresa la primera
patrulla en la montaña. La zona escogida estaba ubicada
en Pullinque y Carrirriñe, frente a Coñaripe, en
el extremo sureste del Lago Calafquén. “Se escogió
esta zona -dice el relato- por ser históricamente una región
mapuche; por la existencia anterior de un extenso y explosivo
proletariado rural constituido por los obreros del Complejo Forestal
y Maderero de Panguipulli; por la existencia de un amplio sector
de campesinos pequeños propietarios de subsistencia; por
encontrarse al centro de un triángulo de ciudades importantes
como Valdivia, Osorno y Temuco, y rodeado de pueblos de relativa
importancia; por estar en la zona limítrofe, lo que constituía
un factor de importancia vital dada la lejanía de la retaguardia
en ese momento; y por estar precedida de una experiencia de guerrilla
de resistencia producida después del golpe del 73 y que
se mantuvo hasta diciembre de ese año”.
El proyecto guerrillero del MIR contemplaba también otra
zona de operaciones: la Cordillera de Nahuelbuta “por estar
rodeada de población históricamente combativa que
constituía una base popular de enorme potencial de lucha:
mineros, campesinos, pescadores, obreros forestales y población
mapuche”.
GUERRA POPULAR
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MIGUEL
Cabrera Fernández (Paine), obrero 30 años,
jefe del destacamento guerrillero de Neltume. Regresó
de Holanda. |
PATRICIO
Calfuquir Henríquez (Pedro), obrero electricista
de 28 años, segundo jefe del destacamento. Volvió
de Francia |
Rescatando la estrategia de guerra popular que el MIR intentó
desarrollar a partir de 1978, el libro señala que “nunca
fue concebida como un enfrentamiento puramente militar o armado
entre las fuerzas del pueblo y las fuerzas armadas dictatoriales
burguesas, sino que como un enfrentamiento global por el poder
político-administrativo del país. Pero es necesario
precisar que no se trata de una guerra regular entre un ejército
y otro, sino que es el enfrentamiento de un pueblo que utiliza
todos los medios y todos los espacios para luchar contra un sistema
e intentar derrocarlo enfrentando a un ejército o fuerzas
armadas que sirven y protegen sólo a los ricos y dueños
del poder económico del país. El enfrentamiento
bajo la forma de guerra regular convencional entre las fuerzas
armadas del pueblo y las fuerzas armadas burguesas sólo
se produciría eventualmente en las etapas finales de la
guerra, en plena ofensiva estratégica, y en espacios y
situaciones limitados. Además, siempre era posible que
una dictadura sin sustento político y social, como la que
dominaba Chile, se derrumbara en cualquier momento, independientemente
de la etapa o fase de la guerra en que nos encontráramos”.
A comienzos de septiembre del 80 llegó a Chile Miguel Cabrera
Fernández (“Paine”), miembro del comité
central del MIR, que sería jefe del destacamento guerrillero
en Neltume. Previo a subir a la montaña debía reunirse
con la dirección nacional del MIR. “A la espera de
esa reunión -cuenta Guerrilla en Neltume- nosotros le rendimos
parte de la situación: teníamos un contingente de
diez hombres en la montaña al mando de ‘Pedro’
(Patricio Calfuquir Henríquez, N. de PF), haciendo reconocimiento,
exploración y acondicionamiento del terreno...; el grupo
se encontraba desarmado y se hacía urgente procurar el
armamento necesario para la defensa y protección del destacamento;
teníamos un rudimentario trabajo de redes que aún
no nos permitía resolver adecuadamente el suministro de
recursos hacia la montaña; la tarea de suministros se realizaba
muy frágilmente, sustentada en recursos artificiales, por
lo que era también urgente que logística nacional
se hiciera cargo para lograr la resolución adecuada del
problema; y se hacía necesario que el partido en la zona
sur nos brindara contactos de base social de apoyo en la zona
rural andina y de montaña para nuestro propio trabajo de
aseguramiento”.
SURGEN LAS DIFICULTADES
El libro señala que “Paine” tuvo dos reuniones
“con los jefes máximos del MIR, a las que asistió
también el encargado de logística y redes en el
interior”. Las decisiones “tuvieron una importancia
fundamental para el vida del destacamento y el desarrollo ulterior
de los acontecimientos en la montaña”. Quedaba en
claro “que aparte de no tener condiciones mínimas
necesarias para el desarrollo de la tarea, hay un afán
desmedido por imponer la subordinación del destacamento
en el monte a las directrices de la Dirección Nacional,
cosa que por lo demás nunca estuvo puesta en cuestión
por el contingente y menos por ‘Paine’. La cuestión
es que de nuevo la situación era extraña por decir
lo menos, ¡mierda! Lo malo, tal vez, era que ‘Paine’
tenía un estilo de discusión demasiado condescendiente
y calmado, hasta ingenuo podría decirse, lo que facilitaba
el camino de las imposiciones absurdas y trabas burocráticas;
así y todo, la discusión fue fuerte y densa. Pero
salimos de allí sin armas, ni redes en el sur, ni contactos
del partido en el sur, ni nada; sólo con una enorme preocupación
de cómo seguir adelante y con la esperanza de que en la
próxima reunión, dentro de un par de semanas, se
pudiera lograr mejores resultados”.
“Finalmente -agrega el libro-, ‘Paine’ subió
al monte el 13 de octubre del 80 y asumió el mando del
destacamento, con lo que culmina un proceso de más de dos
años de intenso esfuerzo y se da comienzo a una nueva etapa
de desarrollo del proyecto de guerrilla en Panguipulli bajo la
denominación de Destacamento Guerrillero Toqui Lautaro,
terriblemente armado de una pistola y una granada” (que
le entregó el secretario general del MIR, N. de PF)
PEDRO FERNANDEZ
Muerte en la montaña
El 27 de junio de 1981, a mediodía, el campamento base
del destacamento guerrillero en Neltume fue asaltado por el ejército.
Se encontraban trece de los quince guerrilleros que “desarmados,
rodeados y bajo la lluvia de balas, rompen la línea de
cerco y tratan de llegar a los puntos de reagrupamiento previamente
establecidos. Trataron pero no lo lograron”. Quedaron separados
en dos grupos de cinco y ocho hombres. Un tercer grupo, de dos
hombres, “se encontraba en misión fuera de la zona
de campamento”.
“...La nieve, el hambre, el frío y las enfermedades
serían los enemigos más feroces que aquellos dos
puñados de hombres deberían enfrentar, cercados
y perseguidos por el ejército en los próximos meses”,
señala Guerrilla en Neltume.
Ambos grupos -encabezados por “Paine” y “Pedro”-
se dirigieron entonces hacia los depósitos de armamento
(fusiles Fal), uniformes y alimentos, donde se reencontraron.
“Hasta ese momento -señala el libro- la mayoría
de los hombres del destacamento de guerrilla no sabían
que tenían armamento disponible en la montaña, o
más bien, no sabían que algo de armamento se encontraba
en depósitos compartimentados. Desde luego ‘Paine’
y ‘Pedro’ sabían de la situación y manejaban
su localización”.
Los grupos se reencontraron cuarenta y dos días después
del ataque del ejército al campamento base. Ya armados
volvieron a separarse para buscar rutas que permitieran romper
el cerco y llegar a las ciudades.
Los guerrilleros fueron cayendo en sucesivas emboscadas o entregados
por familias campesinas a las que recurrieron buscando ayuda.
Para el 21 de septiembre del 81, cuando “Oscar” (René
Bravo Aguilera) y “Rigo” (Julio Riffo Figueroa) fueron
asesinados y arrojados a la montaña desde un helicóptero,
“el destacamento estaba destruido y prácticamente
aniquilado. Sólo quedaban sobreviviendo aún dentro
del cerco, tres miembros de la guerrilla”.
“Paine”, el jefe, con “Mario” (sobreviviente)
y “Raúl” (Alan William Rodríguez Pacheco,
asesinado el 3 de enero de 1985, en Santiago), llegaron el 26
de septiembre a los altos de Neltume, tratando de acercarse al
pueblo para conseguir alimentos y ropa. Obtuvieron ayuda y continuaron
la caminata cruzando al sur del río Fuy, hacia el pueblo
de Choshuenco. “Para entonces ya se habían despojado
de los restos de uniformes y del aspecto andrajoso que lucían
en la montaña”. Deciden enterrar los fusiles y seguir
a Choshuenco. Sólo “Paine” portaba una pistola.
En la noche del 15 de octubre comenzaron a cruzar el pueblo pero
fueron sorprendidos por una pareja de carabineros. “Paine”
sacó su arma y cubrió la retirada de sus compañeros,
siendo abatido en el enfrentamiento.
Pero “Paine” no fue el último abatido del destacamento
guerrillero. “Pequeco” (Juan Ojeda Aguayo), el sanitario
del grupo, un obrero maderero de 27 años que había
estudiado enfermería en Holanda, se refugió en los
alrededores de Neltume, de donde era originario. Allí obtuvo
ayuda de parientes y amigos. “A mediados de noviembre uno
de estos familiares o conocidos -dice el libro-, movido por el
alcohol, comete una infidencia en una fiesta pública al
hacer un comentario que aludía a la presencia de ‘Pequeco’
en la zona”. El 28 de noviembre de 1981, cuando “Pequeco”
bajaba del monte, cayó en una emboscada y fue acribillado
a balazos.
“Así cayó ‘Pequeco’, el último
hombre de la guerrilla en las montañas de Neltume”,
señala este valioso testimonio de la lucha del MIR contra
la dictadura
Todos venían del exilio
Guerrilla en Neltume traza el perfil humano y político
de los combatientes caídos. Dos fueron detenidos en febrero
de 1981 por la Gendarmería argentina cerca del Paso Huahum,
cuando trataban de ingresar al país, y entregados a los
servicios de seguridad de Chile que los hicieron desaparecer.
Eran Luis Quinchavil Suárez, 38 años, mapuche, nacido
en Nueva Imperial, obrero agrícola; estuvo exiliado en
Holanda donde llegó a ser profesor en la Facultad de Letras
de la Universidad de Leyden; y José Alejandro Campos Cifuentes,
30 años, estudiante universitario de Temuco, que procedía
de Noruega.
Los otros caídos en la guerrilla de Neltume son:
Raúl Obregón Torres, de 31 años, técnico
topógrafo, originario de Curicó. Regresó
del exilio en Suecia. Murió en combate el 13 de septiembre
de 1981.
Pedro Juan Yáñez Palacios, muerto en combate el
17 de septiembre, obrero electricista de 31 años, originario
de Constitución. Regresó del exilio en Francia.
Próspero del Carmen Guzmán Soto, cayó en
combate el 20 de septiembre de 1981. Era obrero maderero, 27 años,
originario de Neltume. Procedía de Holanda.
José Eugenio Monsalve Sandoval, muerto en combate el 20
de septiembre de 1981. Obrero maderero, 27 años, originario
de Neltume. Regresó del exilio en Canadá.
Patricio Alejandro Calfuquir Henríquez, 28 años,
obrero electricista, originario de Pitrufquén. Era segundo
jefe del grupo guerrillero. Estuvo exiliado en Francia.
René Eduardo Bravo Aguilera, 25 años, obrero maderero
originario de Neltume. Fue detenido en Malalhue el 30 de agosto
y asesinado el 21 de septiembre de 1981.
Julio César Riffo Figueroa, obrero maderero originario
de Neltume, 30 años. Regresó desde Holanda. Asesinado
el 21 de septiembre.
Miguel Cabrera Fernández, jefe del destacamento, 30 años,
obrero, nacido en Teodoro Schmidt (Cautín). Cayó
en Choshuenco el 15 de octubre de 1981. Procedía de Holanda.
Juan Angel Ojeda Aguayo, 27 años, obrero maderero originario
de Panguipulli. Asesinado el 28 de noviembre. Procedía
de Holanda.
Otros participantes del proyecto Neltume que cayeron más
tarde fueron Mario Octavio Lagos Rodríguez, 34 años,
obrero industrial, asesinado en Concepción el 23 de agosto
de 1984; y Allan William Rodríguez Pacheco, 28 años,
profesor de matemáticas, asesinado el 3 de enero de 1985
en Maipú