Punto Final, Nº781 – Desde el 17 al 30 de mayo de 2013.
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AUGUSTO CARMONA ACEVEDO

 

En la clandestinidad se llamaba “Oslo” y destacaba por lo acertado de sus análisis políticos, su valentía y su inquebrantable alegría de vivir. Su nombre real: Augusto Carmona Acevedo, profesión: periodista, 38 años, dos hijas de 3 y 12 años. Formaba parte, en 1977, del puñado de dirigentes del MIR que trabajaban por reconstruir las estructuras partidarias, restablecer las comunicaciones con las provincias, mantener la prensa clandestina y echar a andar la Resistencia Popular.
Habían pasado cuatro años del golpe de Estado. Miles de hombres y mujeres habían caído asesinados o sufrían torturas atroces en prisiones secretas. Otros tantos habían sido arrojados al exilio. El temor, la cesantía y los bajos salarios amedrentaban al pueblo, sobre cuyas espaldas se construía la economía de mercado. En esas difíciles condiciones, “Oslo” se encargaba de las relaciones políticas del MIR con otros partidos ilegalizados. Su labor era sumamente riesgosa y terminó siendo detectado por los organismos que perseguían la liquidación física del MIR. Fue asesinado el 7 de diciembre de 1977, por la espalda, cuando llegaba a su casa en la comuna de San Miguel.
Augusto Carmona -que nació el 26 de septiembre de 1939-, era el segundo de cinco hermanos en una familia modesta que en Santiago vivía en el barrio Las Rejas. Estudió en el Instituto Nacional y más tarde, en la Escuela de Periodismo de la Universidad de Chile. Sus condiciones de dirigente destacaron desde muy joven. Fue presidente del sindicato de trabajadores del Canal 9 de TV y jefe de prensa -elegido por sus compañeros- de ese medio, entonces universitario. Se integró también al equipo de “Punto Final” y en representación de esta revista cubrió, en Bolivia, el juicio a Régis Debray y a otros acusados de vínculos con la guerrilla del Che. En 1971, Carmona viajó a La Habana y participó en una extensa reunión con Fidel Castro.
En 1978 la Organización Internacional de Periodistas (OIP) honró la memoria de Augusto Carmona otorgándole su Premio Internacional post mortem.
La investigación del asesinato de Carmona ha caminado a paso de tortuga. Sin embargo, a 35 años del crimen, la justicia ha logrado identificar plenamente a siete culpables, encabezados por el general (r) Odlanier Mena Salinas, ex director de la CNI. La verdad termina por imponerse y ahora falta el castigo, para que se haga justicia.
Como periodista revolucionario, el ejemplo de Augusto Carmona Acevedo no será olvidado.

(Publicado en “Punto Final”, edición Nº 782, 31 de mayo, 2013)


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