DIA INTERNACIONAL DE LA MUJER
Por el derecho a decidir
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Un ánimo más osado parece inspirar
este año la conmemoración del Día Internacional
de la Mujer. Aunque no habrá un único acto central,
las diversas iniciativas buscan reactivar las demandas que
han alentado durante décadas las luchas femeninas.
La Corporación Parque por la Paz Villa Grimaldi está
convocando a una jornada artística, política
y reivindicativa por los derechos humanos de las mujeres,
que se efectuará el 8 y 9 de marzo en ese ex centro
de detención y tortura de la dictadura. |
El amplio movimiento de mujeres que estuvo representado en el
Foro Social Mundial de Porto Alegre, programa otras celebraciones.
En tanto, con una acción de arte que se efectuará
frente a La Moneda, al mediodía del 7 de marzo, las feministas
harán suyas las palabras de Julieta Kirkwood, quien en
los años de lucha antidictatorial afirmaba que el 8 de
marzo debía ser “un día terriblemente cuestionador,
el día en que todo se pone en duda, el día en que
nos atrevemos a decir que el rey está desnudo”. En
este caso, las mujeres dirán que no quieren ni una muerte
más por abortos clandestinos ni por leyes que niegan el
derecho a decidir en libertad lo que ocurra con sus propias vidas.
En Chile se practican aproximadamente entre 160 mil y 200 mil
abortos al año -uno cada diez minutos- y muchas mujeres,
además de arriesgar sus vidas, están encarceladas
por esa causa. Por eso, las mujeres no sólo pedirán
que se reponga el aborto terapéutico -que estuvo vigente
en Chile durante 50 años, hasta 1989-, sino que se legalice
el aborto, con acceso gratuito a servicios de buena calidad para
todas las mujeres que decidan tomar esa opción.
Sobre este polémico tema PF conversó con la sicóloga
Irma Palma, académica de la Universidad de Chile quien,
a través de sus trabajos sobre sexualidad, juventud y salud
de la mujer ha mantenido una estrecha relación con organizaciones
feministas. A su juicio, al movimiento de mujeres en Chile le
falta constituir plataformas más universales. “Probablemente,
una de ellas es la aprobación de la ley marco sobre derechos
sexuales y reproductivos, como también la reposición
del aborto terapéutico. Pero hay un conjunto amplio de
materias vinculadas al mundo del trabajo y de la salud que, también,
deberían llegar a serlo. Por otro lado, tampoco se ha creado
un sistema que permita evaluar la acción del Estado. El
8 de marzo podría ser la ocasión para que el movimiento
de mujeres evalúe los avances y los déficits en
relación con las políticas para las mujeres”.
¿Reponer el aborto terapéutico es una demanda de
salud pública?
“Debería ser una demanda prioritaria, dentro de un
conjunto de derechos de la mujer, en materia de salud. Si se piensa
en la reforma de este sector, mientras ésta no se resuelva,
no se puede renunciar a ninguna demanda específica en relación
con la salud”.
A comienzos de los años 90 se planteó la reposición
del aborto terapéutico, pero el peso de los sectores conservadores
hizo que esa demanda no fructificara y quedó en segundo
o tercer plano. ¿Por qué se vuelve a insistir ahora?
“Al inicio de los 90 pensábamos que era obvio que
en democracia se repondría. (Se había resuelto penalizar
el aborto terapeútico al término de la dictadura,
en forma autoritaria, de espaldas a la sociedad civil y al mundo
médico). Sin embargo, no fue así, debido al modo
en que se hizo la transición y al hecho que la sexualidad,
a diferencia de lo que pensábamos, es un tema mucho más
‘duro’ para las clases dominantes en esta sociedad.
De alguna manera, lo que se está haciendo hoy con el tema
del aborto terapéutico es hacer cuentas con una dictadura
y con una forma de transición a la democracia”.
MATERNIDAD,
VINCULO RADICAL
Se plantea la posibilidad de recurrir al aborto terapéutico
cuando peligra la vida de la madre, en el caso de una malformación
genética del feto que no le permitiría conservar
la vida, o cuando la mujer ha sido violada. ¿En alguna
otra situación?
“Sí. El aborto terapéutico también
se permitía en Chile, en casos de enfermedad sicológica
grave de la madre que le hiciera difícil ejercer la maternidad.
O sea, la maternidad no es la sola reproducción biológica,
sino una vinculación sustantiva entre un ser y otro. Y
para eso tiene que haber plena disponibilidad de las personas.
El aborto, en general, supone que las mujeres no siempre tienen
esa disponibilidad, que hay un camino largo entre los actos sexuales
y la maternidad, como vínculo. Por eso, creo que el aborto
es una ventana, cuando existe dificultad para tender un puente
entre ambas cosas. Del mismo modo, creo que si las mujeres están
disponibles, tienen derecho a buscar establecer ese vínculo
incluso en condiciones adversas, como es el caso de quienes tienen
el VIH o alguna enfermedad grave”.
Eso resulta inadmisible para los sectores conservadores.
“Es que operan con la maternidad inscrita en un modelo social,
matrimonial o familiar determinado. Yo veo la maternidad como
un vínculo que se estructura en distintas formas sociales
de emparejamiento y de familia. Un vínculo radical, tanto
para ejercerlo como para no ejercerlo. El encadenamiento entre
sexualidad y reproducción se rompió durante el siglo
XX, como también la relación entre reproducción
biológica y maternidad. Hoy, la maternidad se ajusta fuertemente
a fines personales y sociales. En la modernidad, uno puede decidir
si va a tener o no hijos, en qué momento lo hará
y qué sentido tendrá para uno tenerlos. La maternidad
puede ser inhibida artificialmente, como también puede
ser producida artificialmente. No está encadenada estrictamente
a la reproducción biológica. Además, hoy
la paternidad y la maternidad como vínculos se están
realizando de maneras muy diversas: hay mujeres que tienen hijos
siendo parejas de otras mujeres; y hombres que tienen hijos siendo
parejas de otros hombres”.
COMPLEJIDADES
DEL ABORTO
El principal argumento contra el aborto es que se quita la vida
a un ser que ya existe, lo que equivaldría a un asesinato.
“Para mí es más barbarie el abandono o el
maltrato de un niño -la falta de un vínculo humanizado-
que la negación temprana de un vínculo en un embarazo.
Incluso, la entrega en adopción puede ser más bárbaro.
A veces también se argumenta que actualmente hay muy pocas
razones médicas para hacer un aborto terapéutico.
Qué maravilla que sean pocas, pero mientras exista una
debe tenerse ese derecho”.
Para los más conservadores, permitir el aborto es abrir
la puerta al “libertinaje sexual”.
“El aborto nunca ha estado ligado a eso. En la generación
de nuestras abuelas era una manera de regular el número
de hijos. No había otro medio eficaz. Luego se incorporaron
los actuales métodos anticonceptivos, que han tenido un
gran desarrollo, pero nunca serán plenamente suficientes.
Es muy difícil que exista una total correspondencia entre
anticoncepción y práctica sexual. Por eso, creo
que el aborto tendrá siempre vigencia, en lo posible con
un muy bajo nivel de utilización, en la medida en que no
haya una mejor información y recursos anticonceptivos mucho
más amigables con las personas y prácticas sexuales.
Pero el sexo es una práctica subjetiva y, por lo tanto,
siempre habrá un margen de imprevisión y riesgo”.
Sin embargo, parlamentarios de la UDI propusieron aumentar la
penalización del aborto.
“Eso me hace pensar en Weeks, un investigador inglés,
que sostiene que en las sociedades europeas de los años
80 se formaron grupos autodenominados ‘de mayoría
moral’ para promover ciertos valores conservadores. Algo
de eso ocurre en Chile, con los grupos llamados ‘pro vida’.
Pienso que de mayoría no tienen nada. Las investigaciones
sobre orientaciones y tendencias mayoritarias en la sociedad dan
cuenta que las mujeres están más disponibles para
la anticoncepción tecnológica, para el aborto -de
hecho, lo hacen- y para prácticas sexuales variadas.
En mi opinión, esos grupos tampoco son morales. Lo que
hacen es moralizar la sexualidad de los estratos populares. Si
consiguieran aumentar la penalización, más mujeres
populares irían a la cárcel, porque son ellas las
que abortan en condiciones que ponen en riesgo su vida y su seguridad.
En ese sentido, no son moralmente justos, porque saben de antemano
que a quienes van a castigar y denigrar es a las mujeres de sectores
populares”.
Es difícil que toda la sociedad esté de acuerdo
en un tema como el aborto.
“No es sencilla la universalización. Entre otras
cosas, porque en Chile está aún muy reciente la
lucha por los derechos humanos bajo la dictadura, donde la defensa
de la vida fue muy importante para los sectores democráticos.
Pero al ser una defensa genérica, a menudo se obvia su
complejidad. Por cierto, el aborto es una complejidad para la
afirmación de la vida. Me ha tocado discutir con parlamentarios
que dicen ‘yo soy consecuente, luché por la vida
en dictadura y por eso estoy en contra del aborto’. Y yo
digo ‘luché por la vida en dictadura y por eso estoy
a favor del aborto’. Probablemente, el aborto siempre será
un tema debatible y difícil de enfrentar, porque remite
a una tensión entre vida y muerte. Pero en democracia hay
que abrirse a la posibilidad de que algunos resuelvan de una manera
esa tensión y otros lo hagan de otra manera”
PATRICIA BRAVO