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Edición 552
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NUESTRO 11 DE SEPTIEMBRE
Los escritores y el golpe
El movimiento popular, la Unidad Popular
y el golpe
Evidentemente la Unidad Popular no fue sólo resultado de un acuerdo político
LA COARTADA
POLITICA
DEL GOLPISMO
La “historia oficial” de los voceros de la oligarquía dominante insiste ...
La vida
La vida contra los asesinos de la memoria
Militares,
La aventura del poder
Patricia Verdugo revela cómo “El Mercurio”
recibía el dinero de la CIA
La cuenta suiza
de Agustín Edwards

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

La vida contra los asesinos
de la memoria

11 de septiembre de 1973. No podía creer lo que estaba escuchando por la radio: aviones de la Fach lanzaban misiles contra La Moneda que, en un empecinamiento desesperado, defendían el propio presidente Salvador Allende y algunos de sus más íntimos colaboradores.
Durante cinco años viví en Chile y de alguna manera, llegué a contagiarme del convencimiento que tenía el pueblo chileno sobre la singularidad de sus fuerzas armadas que, absolutamente apegadas a la Constitución, eran incapaces de levantarse en armas contra un gobierno democráticamente establecido.
Pero ahí estaba la trasmisión radial diciendo que la misma ferocidad que caracterizaba a los militares de casi todos los países latinoamericanos, se mostraba abiertamente en esa jornada. Después, el terror desatado por la dictadura de Pinochet demostró que ésta ganaba en criminalidad a la mayor parte de sus pares.

FRONTERAS IDEOLOGICAS

Férreamente establecida la dictadura militar en Brasil, desde 1964, con Castelho Branco y sus sucesores, impuesta la de Banzer en Bolivia en agosto de 1971, el derrocamiento y la muerte del presidente Allende, en Chile, inició la aplicación de ese plan diseñado por la CIA que, pocos años después, se conoció como Doctrina de Seguridad Nacional o “de las fronteras ideológicas”.
Se trataba, en pocas palabras, de identificar a un “enemigo interior”, que no era otro que todo partido político u organización social que actuase en defensa de los derechos del pueblo y sus reivindicaciones. Las fronteras ya no estaban en los mapas, sino en la línea que separaba las ideologías. La seguridad de un país no se lograba en sus confines fronterizos, sino en el control, sometimiento y destrucción del “enemigo interior”.
De allí al Plan Cóndor había un paso. Cuando se instalaron, con toda su parafernalia, las dictaduras militares en Argentina y Uruguay, no hubo ningún reparo para el intercambio de información, la entrega de detenidos para que desapareciesen en su país originario o cualquier otro, la preparación conjunta de asesinatos que se ejecutaban en uno u otro territorio e, incluso, más allá de los mares.

BONANZA ECONOMICA

Vale la pena destacar que las dictaduras gozaron, en los 70, de una importante bonanza económica que, sabiamente manipulada por la CIA, mostró las bondades dictatoriales, justificando así la ruptura de los procesos democráticos que se dieron en la década anterior.
El alza en los precios de las materias primas y los miles de millones de “petrodólares” dieron esa imagen de prosperidad que la derecha, en todos nuestros países, se encarga todavía de agitar para argumentar a favor de las dictaduras.
Pero aquel auge fue efímero. Después de derrochar los ingresos propios y endeudar a nuestros países hasta montos exorbitantes, luego de enriquecer a sus colaboradores -además de levantar construcciones faraónicas- las mismas dictaduras comenzaron a tener dificultades en el manejo de la economía, que nunca entendieron y dejaron en manos de empresarios asociados al gran capital internacional.
Fue el momento de su retiro, pero ya el daño estaba hecho.
América Latina, y en especial los países que habían sufrido las dictaduras militares, soportó una fortísima contracción económica en la década de los 80, que los economistas calificaron como “la década perdida” por los índices negativos de crecimiento, el descenso en el nivel de vida y el agrupamiento de grandes contingentes de desocupados en las principales ciudades.
Así se prepararon las condiciones para el siguiente paso. Agotada la Doctrina de Seguridad Nacional, el gobierno de Washington implementó el modelo neoliberal para América Latina.

EL MODELO PINOCHET

La dictadura de Augusto Pinochet fue muy útil en esta transición.
El modelo pudo ser implementado tempranamente en Chile porque se daban muchos factores favorables. Una élite empresarial que se mantuvo cohesionada alrededor de la dictadura, podía ser el operador adecuado. Una economía que se mantuvo estable, por las circunstancias internacionales, era el campo apropiado. Un régimen altamente autoritario que podía imponer medidas económicas sin discusión, constituía la vía más a propósito. A cambio de ese servicio, el gobierno norteamericano se preocupó de garantizar que el dictador y sus colaboradores, pero esencialmente el aparato dictatorial, fueran preservados en el Chile posterior a Pinochet.
Con tales factores, era previsible que la implementación del modelo diese resultados. Estos fueron efectivos, de modo que se lo trasladó sin variaciones a los países que salían de las dictaduras. Los resultados fueron adversos.
Veamos los casos: en Brasil, su aplicación llevó al gigante al borde de una gran explosión social que fue contenida a duras penas, con la instalación de gobiernos socialdemócratas cuya gestión intentó diversas medidas de corte antiinflacionario, a costa de seguir creando mayores niveles de pobreza. El triunfo del PT, con Lula en la presidencia, augura un cambio en la conducción del proceso, aunque aún es muy pronto para afirmarlo.
En Argentina, la aplicación del modelo corrió a cargo de un gobernante que se instaló por una década completa y llevó a su país a una crisis de proporciones catastróficas, de modo que, en un año, quedó destruida toda la estructura económica. El reciente gobierno de Kirchner está dando esperanzas, con medidas de recuperación, aunque el proceso es aún incipiente.
Bolivia tal vez sea el caso más ilustrativo. En ningún momento, desde el inicio de la aplicación del modelo, hubo otra mejoría que la detención del proceso inflacionario que se desató en la primera mitad de la década de los 80. Desempleo, contracción de la productividad, entrega de los recursos naturales y del aparato productivo y de servicios a empresas transnacionales, fueron haciendo cada vez más pronunciada la caída económica. El tema del narcotráfico ha sido de primera importancia en todo este proceso: actuó como movilizador económico interno, determinó las relaciones internacionales e, incluso, configuró la acción de varios partidos políticos. La corrupción es el corolario de ese penoso proceso que, al llegar a este momento, muestra una profunda crisis en los planos económico, social y político.
No son todos los casos, pero éstos son suficientemente demostrativos del fracaso de la aplicación del modelo neoliberal. Chile, que aparecía como el país en que había tenido éxito, enfrenta ahora una situación desfavorable.
Tal fracaso se debió a que, en ninguno de los países en los que se copió el modelo, se daban las circunstancias favorables que ofrecía Chile. Y, aunque esto era evidente, pasó inadvertido para los implementadores del modelo, seguramente por la ansiedad que tenían para introducirlo en la nueva realidad latinoamericana.

EL PLAN CONDOR

El descubrimiento en Asunción, Paraguay, de los archivos que mostraron las dimensiones del Plan Cóndor, tantas veces negado por las dictaduras, mostró las implicaciones delictivas de ese siniestro acuerdo entre los dictadores sudamericanos.
Cuando al dictador boliviano Hugo Banzer (1971-78) le preguntaron sobre este plan, primero lo negó y luego, reconoció que era un acuerdo para el intercambio de información entre los mecanismos de espionaje y contraespionaje de las dictaduras.
Los documentos encontrados en Asunción muestran que el hecho iba muchísimo más allá de un simple intercambio informativo. La desaparición de varias decenas de dirigentes políticos y sindicales fue posible gracias a este plan. Los organismos de espionaje planificaron y ejecutaron varios crímenes que se cometieron incluso en Europa. El adiestramiento de grupos paramilitares se hizo conjuntamente y, en muchos casos, paramilitares de un país actuaban en otro con total impunidad.
El régimen de Pinochet fue activo partícipe de esa confabulación. Varios combatientes del ELN boliviano, de nacionalidad chilena, fueron entregados a la Dina y varios de ellos están desaparecidos. El caso más grave fue la entrega, por el régimen de Banzer, de una veintena de dirigentes sindicales bolivianos que fueron llevados a Chile, donde estuvieron sometidos a un régimen de confinamiento en alejadas poblaciones del sur chileno.
Hoy día, quieren que olvidemos estas historias de horror que aún no han sido reparadas.

LA VIDA RESURGE

El retorno de los gobiernos civiles fue un momento crítico que enfrentaron las dictaduras. En casi todos los casos, lograron garantizar su impunidad. Sólo en Bolivia se llevó a un dictador a la cárcel, Luis García Meza, aunque el mayor (Hugo Banzer) no sólo mantuvo su impunidad sino que hasta llegó a ser elegido presidente en 1997.
Pero estamos viviendo una época de retoma de conciencia. La abrogación de las leyes de perdón y obediencia debida en Argentina es un llamado muy claro a la recuperación de la memoria.
Uno se pregunta si Pinochet logrará mantener su impunidad hasta la muerte. Y, aunque así fuese, no debe olvidarse que las responsabilidades no pueden centrarse en una sola persona, aunque ésta haya sido el dictador.
Su detención en Londres y la confirmación de que los crímenes que cometieron los dictadores son delitos de lesa humanidad y, por tanto, pasibles internacionalmente, fue una lección que debió aprender duramente el entorno pinochetista.
Pero no es suficiente. Y no se trata solamente de que el pueblo chileno tenga su día de justicia. Se trata de que todos los pueblos del mundo comprendan y practiquen la lección del ¡Nunca más!, que sólo puede darse cuando, sucesivamente, se sienten en el banquillo de los acusados los Pinochet de todo el mundo.
Por el mismo canal de radio que me relató el ataque a La Moneda, cuando yo me encontraba lejos de Chile, escuché las últimas palabras de Salvador Allende, aquel 11 de septiembre de 1973: “Se abrirán las anchas alamedas...”.
Hay que abrirlas. Es una deuda con nuestros mártires

ANTONIO PEREDO LEIGUE (*)

(*) Diputados del MAS de Bolivia, ex candidato a la vicepresidencia de la República.


Allende es Latinoamérica

Somos un continente explotado. Primero, nos aplicaron cuatro siglos de colonialismo, para que el capital europeo pudiera explotar nuestras riquezas, hacer su acumulación y financiar su industrialización. En muchos de nuestros países, además de expoliarnos aplicaron la esclavitud de la mano de obra negra o india. Pero el pueblo se rebeló. Tuvimos muchas rebeliones populares y guerras de independencia.
Después, en el siglo XX introdujeron la industrialización dependiente, para explotar nuestra mano de obra de una forma más “civilizada”. Y con la división del trabajo, con la industria, con los obreros, nacieron también los sindicatos, las huelgas, las tomas de tierra, las ideas socialistas.
Alrededor de la década del 60, en casi todo el continente enfrentamos la primera gran crisis del modelo de industrialización dependiente. Hubo muchas luchas y ascendió el movimiento de masas. Surgieron nuevas alternativas. El pueblo cubano y el guatemalteco quisieron la revolución social.
En otras partes, la Cepal proponía el desarrollo nacional capitalista, la distribución de la renta y el mercado interno. En Chile se buscó una alternativa socialista, democrática, recogiendo la tradición histórica de lucha del pueblo chileno.
Salvador Allende fue el símbolo de esa voluntad popular. Pero el capital no acepta la voluntad popular. El capital sólo quiere aumentar sus tasas de ganancia y mantener la acumulación de su riqueza, a cualquier precio. Y en todos los países de Latinoamérica impusieron dictaduras militares, como única forma de frenar las voluntades populares e imponer las reglas de las transnacionales y del imperio.
Cayeron los gobiernos democráticos, sólo se salvó el pueblo cubano. Nos cobraron con sangre y saña el atrevimiento. Y muchos, como Salvador Allende, pagaron con la vida su coherencia y fidelidad al pueblo y sus ideales.
Pero nada de eso resultó ser una salida para los problemas de los pueblos.
A fines del siglo pasado sustituyeron las dictaduras por el modelo neoliberal: una mezcla de falsas democracias electorales con libertad total para el capital internacional, ahora en su etapa financiera. Ya ni siquiera quieren explotar más nuestra mano de obra. Sólo quieren explotarnos colectivamente, por las tasas de interés, por la deuda externa, por los royalties, por las patentes, por las semillas transgénicas.
De nuevo nuestro continente está frente a una encrucijada. ¿Y ahora?
Quizás el ejemplo de Salvador Allende, pasados estos treinta años de su inmolación, nos ayude a reflexionar para encontrar caminos verdaderos para nuestros pueblos. Un buen inicio es empezar por la coherencia y la fidelidad con el pueblo, como nos enseñó Allende. ¡Cómo son de actuales sus ideas y su ejemplo!
Por eso, queremos manifestar nuestro sencillo homenaje a este luchador del pueblo latinoamericano con una poesía de un poeta brasileño y campesino, Ze Vicente, desde el sertao de Ceará.
Un gran abrazo a todos los luchadores del pueblo chileno y latinoamericano

JOAO PEDRO STEDILE
Miembro de la coordinación del Movimiento de los Sin Tierra (MST)
y de Vía Campesina
Brasil

POR LOS CAMINOS
DE AMERICA

Por los caminos de América
Hay tanto dolor y tanto llanto
Nubes, misterio y encantos
Que envuelven el caminar
Hay cruces al borde de la senda
Piedras manchadas de sangre
Que apuntan como flechas
Indicando libertad...

Por los caminos de América
Hay monumentos sin rostro!
Héroes pintados, grotescos!
Libros de historia sin corazón
Calaveras de dictadores
Soldados tristes, callados
Con ojos desorbitados
Viendo avanzar el amor!

Por los caminos de América
Hay madres que gritan
enloquecidas
Hasta enronquecer
Preguntando por sus hijos
que se llevaron
En la noche de la tiranía!
Ellas nunca callarán
Aunque les maten el día.

Por los caminos de América
En el centro del continente
Marchan puñados de gentes
Con la victoria en la mano!
Nos mandan sueños, cantigas
En la noche de la libertad
Con el fusil de la verdad
Combaten resueltos al dragón!

Por los caminos de América
Banderas de un tiempo nuevo
Van sembrando en el viento
Frases colmadas de paz!
En la más alta montaña
Hay un árbol florido
Un guerrillero querido
Que está buscando el futuro!

Por los caminos de América
Hay un indio que toca la flauta
Rechazando la vieja pauta
Que está imponiendo el sistema.
Un niño toca el violín
Un negro toca tambores
Sobre la mesa unas flores
Para la fiesta que vendrá.

ZE VICENTE

 

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