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NUESTRO 11 DE SEPTIEMBRE
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Nosotros somos
parte de la historia que se reconstruye en este 30º
aniversario del golpe militar. “Punto Final”
nació hace 38 años, en septiembre de 1965.
Hemos sido testigos -y en cierta medida actores- de este
intenso y doloroso período de la historia nacional.
Si seguimos de pie -como permanece firme la esperanza del
pueblo en un futuro mejor-, se debe al compromiso y solidaridad
de muchos lectores que se identifican con nuestra forma
de hacer un periodismo independiente de gobiernos, partidos
y empresas privadas. Muchas veces lo hemos explicado y lo
repetimos: “Punto Final” es una tribuna del
pensamiento revolucionario y democrático. En cuanto
tribuna admite la expresión de diferentes voces y
formas de pensar. Sin embargo, la revista no es neutral.
Tiene su propia línea editorial, que se identifica
con las luchas históricas del pueblo chileno y de
los pueblos de América Latina por la emancipación
social. Desde esa perspectiva, que recoge el pasado y el
presente para proyectarlos al futuro, PF apoya todo esfuerzo
que se oriente a construir una alternativa de poder del
pueblo. |
JAIME
Barrios Meza, detenido en La Moneda el 11 de septiembre. Fue
fusilado en el campo militar de Peldehue dos días después.
Sus restos habrían sido lanzados al mar. |
Entendemos por ésta la que surja desde el propio movimiento
social para hacer realidad la democracia política, económica
y social, la igualdad y solidaridad entre los seres humanos. Esta
es la línea de la revista desde su fundación. Y
esa política editorial explica una de las primeras órdenes
de Pinochet, desde el puesto de comando del golpe en Peñalolén:
allanar y destruir las oficinas de “Punto Final” y
tomar prisioneros a sus redactores. La primera parte de esa instrucción
transmitida por radio a sus hombres -como registran las grabaciones
del estado mayor golpista que hoy se conocen- se cumplió
al pie de la letra. La redacción de PF fue destruida e
incendiada. Lo segundo no se cumplió en ese momento, porque
ningún redactor estaba en ese lugar el 11 de septiembre.
El trabajo había concluido el fin de semana anterior: el
número 192 de PF apareció el mismo martes 11 de
septiembre. Alcanzó a circular en algunos quioscos en las
primeras horas, cuando aún no se desataba toda la fuerza
represiva que al mediodía vació las calles de Santiago.
Nuestra portada era un postrer e inútil llamado a la conciencia
de los militares sobre la magnitud del crimen que se incubaba
en los altos mandos de las Fuerzas Armadas: “Soldado: la
patria es la clase trabajadora”. No volveríamos a
circular hasta agosto de 1989, cuando Pinochet todavía
usurpaba el cargo de presidente de la República, pero negociando
su retiro del gobierno aunque permanecería ocho años
más en la jefatura del ejército.
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El mismo día
del golpe dos miembros del equipo de “Punto Final”
cayeron en La Moneda. Augusto Olivares Becerra, director
de Televisión Nacional, asesor y amigo del presidente
Allende, se quitó la vida pocas horas antes que el
mandatario tomara igual decisión para evitar que
la dignidad de su cargo fuera humillada por la soldadesca
golpista. Asimismo nuestro compañero Jaime Barrios
Meza, economista y gerente general del Banco Central, fue
apresado junto con otros veinte funcionarios del gobierno
que se habían rendido en La Moneda creyendo en el
honor militar de respeto a los vencidos. Fueron llevados
al Regimiento Tacna donde se les sometió a crueles
torturas. El día 13 de septiembre se les trasladó
a la unidad de fuerzas especiales de Peldehue, donde los
fusilaron y sepultaron en “un hoyo inmenso”,
según el testimonio de un ex suboficial del Tacna.
Años más tarde, los restos de esos mártires
fueron exhumados de esa fosa común y arrojados al
mar desde un helicóptero para borrar las huellas
del horrendo crimen, testimonio de la cobardía y
deshonor del ejército. |
AUGUSTO
Olivares Becerra, murió en La Moneda el 11 de septiembre
de 1973. |
En La Moneda fue también detenido otro antiguo miembro
del consejo de redacción de “Punto Final”,
el periodista Carlos Jorquera Tolosa, asesor de prensa del presidente
Allende. Jorquera fue enviado al campo de prisioneros de la Isla
Dawson y más tarde al exilio en Venezuela.
Otro de los ex redactores de PF obligado a exiliarse fue el periodista
Hernán Uribe Ortega, que al momento del golpe era director
del vespertino “Noticias de Ultima Hora”, propiedad
del Partido Socialista.
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- Puesto Uno: Correcto,
represento eso al (inentendible)… por favor. De parte
de comandante en jefe, además de las medidas que
existen sobre radio y televisión, ehhh, no se aceptan,
repito, nin… publicación de prensa de ninguna
especie. Y aquella que llegara a salir, además de
ser requisada, motivará la destrucción de
las instalaciones en las que fue editada. Cambio…
Ehhh, justamente el personal que trabaja allá en
“Punto Final”, todo el mundo ahí debe
ser detenido. Cambio.
(Del libro “Interferencia secreta” de Patricia
Verdugo que reproduce las comunicaciones radiales del comando
golpista el 11 de septiembre. El Puesto Uno correspondía
al comandante en jefe del ejército, Augusto Pinochet).
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El secretario de redacción, fundador y primer director
de PF, Mario Díaz Barrientos, murió en el exilio
en Buenos Aires. La dictadura le negó en repetidas oportunidades
la petición de volver al país. Incluso el traslado
de sus restos a Santiago tuvo que vencer una prolongada y cruel
tramitación de las autoridades dictatoriales.
También murió exiliado en México el redactor
y miembro del consejo de redacción de la revista Jaime
Faivovich Waisbluth, abogado socialista que en el gobierno de
Allende fue intendente de Santiago y que como subsecretario de
Transportes enfrentó el paro de los camioneros.
El gerente de PF, Alejandro Pérez Arancibia, abogado, ex
militante comunista, tuvo que exiliarse en Cuba y murió
años más tarde en Santiago, donde pudo volver terminada
la dictadura.
Otros compañeros de la revista sufrieron un terrible destino.
Máximo Gedda Ortiz, cineasta y poeta, militante del MIR,
fue detenido por agentes de la Dina y torturado hasta causarle
una muerte cruel mediante múltiples fracturas en todo el
cuerpo. Por su parte Augusto Carmona Acevedo, miembro del consejo
de redacción de PF, jefe de prensa y presidente del sindicato
de trabajadores del Canal 9 de televisión de la Universidad
de Chile (hoy Chilevisión, propiedad de un consorcio venezolano),
fue asesinado en una emboscada que le tendió la Dina en
diciembre de 1977. Carmona era dirigente del MIR. La misma suerte
corrió en 1986 el ex redactor de PF José Carrasco
Tapia, que al momento de morir trabajaba en la revista “Análisis”.
Carrasco era miembro del comité central del MIR, y había
pasado por la prisión y el exilio en México y Venezuela.
En Ciudad de México colaboró con Mario Díaz
en la edición internacional de PF, que circuló durante
algún tiempo.
La ex secretaria de la revista, Jane Vanini, una revolucionaria
brasileña, fue asesinada en Concepción en 1974 por
efectivos de la Infantería de Marina. Sus restos aún
no han sido encontrados. Haydée Moreno, también
secretaria de PF, tuvo que pedir asilo en una embajada y permaneció
varios años en el exilio.
El director de la revista, Manuel Cabieses Donoso, fue detenido
en la calle el 13 de septiembre de 1973. Fue trasladado al Ministerio
de Defensa y enviado al Estadio Chile y al Estadio Nacional. Más
tarde estuvo en los campos de prisioneros de Chacabuco, Puchuncaví
y Tres Alamos. Fue expulsado del país en 1975, gracias
a una vigorosa campaña internacional que desplegaron organizaciones
de periodistas de todo el mundo. Fue acogido en Cuba junto con
su familia. En 1979 regresó a Chile en su condición
de dirigente del MIR, y permaneció en la clandestinidad
hasta el final de la dictadura.
Los lectores que poseían colecciones de “Punto Final”
tuvieron que destruirlas, ante el temor a los allanamientos que
se multiplicaron durante los 17 años de dictadura. La posesión
de ejemplares de la revista era prueba suficiente para detener
y torturar a cualquier persona. Hemos publicado durante los últimos
años varios testimonios de personas que sufrieron vejámenes
y ultrajes por el solo hecho de habérseles encontrado ediciones
antiguas de la revista. Algunos lectores pudieron esconder esos
PF y en los años 90 los trajeron a nuestra redacción.
Esto nos permite disponer de una colección -muy incompleta-
de la revista anterior al golpe. Juntos, como se ve, lectores,
periodistas y trabajadores de PF, hemos enfrentado los años
terribles de la dictadura y juntos sufrimos sus consecuencias.
¿Por qué tanto odio contra una publicación?
La respuesta, sin duda, se encuentra en la línea editorial
de “Punto Final”.
Hoy afrontamos otro tipo de amenaza: la asfixia económica
mediante la negación de publicidad estatal y privada. La
actitud de los grandes avisadores privados en su mayoría
transnacionales, la comprendemos perfectamente. Sin embargo, desde
hace unos años venimos luchando -junto con otros medios
independientes- por el derecho a acceder a la publicidad estatal.
Afirmamos que el Estado tiene la obligación de proteger
el pluralismo informativo, mediante una distribución equitativa
de la publicidad y otras formas de apoyo que permitan a los medios
independientes disponer de créditos blandos para modernizar
sus equipos y adquirir tecnología para desafiar -en el
caso de la prensa escrita- al duopolio que controla el mercado.
Sin esto la libertad de expresión se convierte en un sarcasmo.
Tal como informamos en su oportunidad -porque estas gestiones
las hemos hecho en forma pública- dos sucesivos ministros
de la Secretaría General de la Presidencia del actual gobierno,
Heraldo Muñoz y Francisco Vidal, nos han asegurado que
el presidente Ricardo Lagos ha impartido instrucciones para que
la publicidad estatal llegue a los medios independientes, y no
sólo a los consorcios “El Mercurio” y “La
Tercera”, a fin de proteger el pluralismo en la información
y opinión. Sin embargo, han pasado largos meses y en lo
que respecta a “Punto Final” esas promesas no se han
cumplido. Esto demuestra que sólo fueron palabras amables
pero engañosas, o que las instrucciones del presidente
de la República no se obedecen en los ministerios y servicios
públicos -lo cual también es muy posible debido
a la trenza de intereses y corrupción que existe en esos
ámbitos-.
Es por eso que estamos llevando adelante una nueva campaña
de finanzas, apelando a la solidaridad de los lectores y amigos
de PF. La respuesta a nuestro llamado ha sido excelente. En el
próximo número seguiremos dando cuenta de los aportes
recibidos. Miramos con optimismo el futuro. Si la brutalidad de
la dictadura no fue capaz de eliminarnos, tampoco lo harán
métodos más sutiles de estrangulamiento como los
que emplean el mercado y los administradores institucionales del
modelo. La revista y sus lectores pueden derrotarlos una vez más
PF
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