Edición 565 - Desde el 16 al 29 de abril de 2004
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Mercenarios
en Iraq


Los riesgos que amenazan a los más de ciento veinte mercenarios chilenos en Iraq, han pasado a primer plano a medida que se agrava la situación en el país. A pesar de los deseos del presidente George W. Bush y del Pentágono, la guerra de Iraq no ha terminado: cada día la ocupación militar encuentra mayor resistencia y amenaza convertirse en guerra de liberación contra los invasores. La suerte de los extranjeros que ocupan el país es incierta. No solamente la de los militares regulares. También de quienes no lo son pero que cumplen tareas militares contratados por empresas de seguridad, como lo hacen alrededor de quince mil efectivos. De cada diez soldados en territorio iraquí uno es mercenario, suministrado por empresas privadas.
Una de las características principales de la agresión a Iraq encabezada por Estados Unidos y sus aliados, ha sido la “privatización” de la guerra. Un gigantesco negocio, a tono con el neoliberalismo. Se orienta tanto a la explotación del petróleo en el país ocupado como a la reconstrucción de las ciudades arrasadas por los bombardeos. Se extiende a la misma guerra, como una tendencia altamente lucrativa. Según el analista Peter Singer, en el libro “Guerreros asociados: el ascenso de la industria militar privatizada”, alrededor de 90 compañías privadas actúan en el mercado global -con un giro de negocios de unos cien mil millones de dólares que podrían duplicarse al 2010-. No son ajenos a estos negocios los magnates petroleros que conforman el círculo íntimo del presidente Bush e incluso, su propia familia.
Para Estados Unidos contratar civiles, norteamericanos y extranjeros, con alta calificación bélica, tiene diversas ventajas. Evita que las bajas aparezcan como bajas militares, a las cuales la opinión pública norteamericana es especialmente sensible. Permite que el ejército de Estados Unidos encargue a los mercenarios “tareas sucias”: asesinatos, masacres, torturas y atentados que no pueden imputarse, por lo tanto, a los uniformados norteamerianos.
Se sostiene que, además, los mercenarios son más baratos y eficientes que los militares regulares.

EX MILITARES CHILENOS

Los oficiales y suboficiales chilenos están bien considerados por sus habilidades letales y su disciplina. Aunque menos apreciados que los mercenarios sudafricanos, fogueados en Namibia y en operaciones siniestras durante el apartheid, o que los mercenarios ingleses experimentados en la guerra secreta contra el IRA, en Irlanda del Norte, o que los serbio-bosnios de las tropas de élite que sitiaron Sarajevo, los chilenos están bien calificados por sus contratantes. Por algo Chile ha sido el único país latinoamericano en que Blackwater USA ha contratado comandos para Iraq. Según el diario “The Guardian” el presidente de Blackwater USA, Gary Jackson, declaró: “Vamos hasta el fin del mundo en busca de profesionales y los comandos chilenos son muy, muy profesionales y se ajustan al sistema Blackwater”.
Los ex militares chilenos han sido seleccionados por su experiencia profesional, adquirida durante la represión ejercida por la dictadura, y por su capacidad de combate y disciplina, alcanzadas en un riguroso entrenamiento en que han participado instructores norteamericanos. Eso les da ventajas comparativas. La infantería de marina de Chile se considera “hermana” del cuerpo de “marines” de Estados Unidos. Los “boinas negras” tienen admiración por los “green berets”, boinas verdes, que debutaron en la guerra de Vietnam y formaron cuadros latinoamericanos en la Escuela de las Américas, en la Zona del Canal de Panamá.
En octubre del año pasado, comenzó el reclutamiento de ex militares chilenos para ir a Iraq a trabajar en tareas declaradas como de seguridad. Inicialmente, la operación se realizó en el Fuerte Aguayo, de la infantería de marina, en Concón, con participación de suboficiales en actividad de ese cuerpo. Luego de una serie de denuncias, el alto mando naval responsabilizó a los mandos inferiores y declaró que nada tenía que ver en la operación. Esta había sido organizada por Blackwater USA, a través de su representante, una empresa llamada Grupo Táctico, creada por ex oficiales chilenos vinculados a la CIA y al gobierno de Estados Unidos. (A Blackwater pertenecían los cuatro agentes de seguridad norteamericanos -ex soldados de fuerzas especiales- muertos en Faluya, Iraq, cuyos cuerpos fueron mutilados y colgados de un puente).
Cientos de postulantes a mercenarios se presentaron en Chile, convocados a través de avisos en la prensa. Se habló de unas 400 vacantes, e incluso de 800 en el mediano plazo. Después del percance del Fuerte Aguayo, las entrevistas y contrataciones se hicieron en una oficina del barrio alto de Santiago.

ENGANCHANDO MERCENARIOS

Grupo Táctico es una empresa controlada por José Miguel Pizarro Ovalle, un ex oficial que se retiró de la filas para vivir en Estados Unidos, donde se enroló en el ejército norteamericano. Según fuentes de inteligencia, a Pizarro se le prohibió el ingreso a recintos militares chilenos desde que, hace dos años, declaró en Brasil que Chile evaluaba el envío de tropas a Colombia. Pizarro Ovalle es presidente también de Red Táctica, consultora en temas de defensa con sede en Washington y oficinas en diez países de América Latina, vinculada a Kroll Associated, acusada de ser una empresa de fachada de la CIA.
También apareció en la operación de contratación de ex militares Miguel Martínez Ovalle, otro ex oficial, nacionalizado norteamericano, representante de Red Táctica en Chile y sindicado como agente de la CIA.
Los primeros mercenarios fueron entrenados en un predio cercano a Malloco y luego enviados -en febrero- a Carolina del Norte, EE.UU., para un entrenamiento a cargo de instructores de Blackwater. Posteriormente, partieron a Kuwait y desde allí, ingresaron a Iraq.
Hasta el momento no han tenido bajas, pero el peligro existe. Y crece. Dos diputados, Alejandro Navarro (PS) y Antonio Leal (PPD) presentaron una querella por asociación ilícita contra la empresa Red Táctica, ante el 17º Juzgado del Crimen de Santiago. La empresa no tiene personalidad jurídica ni paga impuestos en Chile.
Refiriéndose a la presencia de ex militares chilenos en Iraq, el diputado Navarro sostuvo: “Lamentablemente en situaciones como ésta, aunque a muchos les parezca alarmista, estamos envueltos en un conflicto que tiende a agravarse y seguimos estando en la mira de los terroristas, que no distinguen fronteras ni banderas y atacan a quienes consideran enemigos. Y, ciertamente, los chilenos que están combatiendo en Iraq no lo están haciendo en favor de quienes resisten la ocupación, sino que son carne de cañón de los invasores”.

¿POR QUE MERCENARIOS CHILENOS?

La preocupación parlamentaria pudiera expresarse, incluso, en un proyecto de ley que impida la contratación de mercenarios en Chile.
Sin embargo, el problema es más profundo. No se resolverá con leyes y tampoco con recursos judiciales. De una u otra manera, los ex militares interesados en ganar dinero por cualquier medio se las arreglarán para eludir las barreras, incluso saliendo del país para ser contratados en el exterior. El problema reside en las guerras de agresión que desencadena Estados Unidos y que, según se ha notificado, pueden alcanzar a cualquier país del mundo dentro de un tiempo que no tiene límites. Esa política de guerra permanente y total contra los enemigos del imperio, se ve rodeada de una cobertura mediática que banaliza la agresión y demoniza a los agredidos. La opinión pública y los propios ex militares que se contratan como mercenarios están convencidos de que luchan por una causa justa, y que los enemigos son manipulados por fuerzas diabólicas que deben ser destruidas sin misericordia.
En el caso de lo ex militares chilenos la falta de formación ética y la persistente prédica anticomunista y antipopular de que fueron objeto durante la dictadura, han contribuido a formarlos como especialistas en la eliminación de seres humanos, expertos en tortura de prisioneros y en destrucción de objetivos militares y civiles. Una condición que es socialmente tolerada, e incluso apreciada, y que no parece preocupar tampoco demasiado a sus familias.
Sin duda, no pocos de los mercenarios que están en Iraq se formaron ligados a las actividades represivas de la CNI y los servicios de inteligencia, en las acciones de represión masiva o en los grupos de temibles “gurkas” que reprimían en forma implacable las manifestaciones en Santiago.
Ahora están en Iraq. Mañana, nadie puede decirlo

PF

 

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