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Lagos condena a Cuba,
Chile condena a Lagos
A los historiadores les resultará difícil encontrar un
gobierno chileno más obsecuente con Estados Unidos que el del “socialista”
Ricardo Lagos Escobar, a excepción -quizás- del gobierno
radical de Gabriel González Videla (1946-52). Lo corrobora el voto
de Chile condenando a Cuba en la Comisión de Derechos Humanos de
Naciones Unidas.
En cumplimiento de lo que el mismo presidente Lagos calificó alguna
vez como un “ritual”, el voto de Chile se sumó a la
maniobra anual de EE.UU. contra Cuba. El amanuense de turno, encargado
de presentar la resolución anticubana, fue Honduras. La sumisión
de su gobierno a los dictados norteamericanos es demasiado conocida. Baste
decir que esa empobrecida nación centroamericana, cuya economía
depende en forma absoluta de la asistencia de Estados Unidos y de las
remesas de los hondureños residentes en el país del norte,
ha llegado al extremo ridículo de enviar tropas a Iraq, para secundar
la invasión norteamericana.
El año pasado, el gobierno de Costa Rica había presentado
en Ginebra una enmienda a la resolución anticubana presentada por
Uruguay; y Chile se opuso a esa enmienda que endurecía la propuesta
uruguaya. No obstante, aunque la resolución que ahora presentó
Honduras contenía en lo esencial los mismo elementos de la enmienda
costarricense rechazada por Chile el año pasado, el presidente
Lagos ordenó votar a favor.
Plagada de contradicciones, pero sobre todo en contradicción con
los anhelos de independencia de la nación y del pueblo chileno,
la política del gobierno del presidente Lagos insiste en alinearse
con el gobierno más brutal y violento que ha conocido Estados Unidos.
Sectores de la coalición gobiernista, como los partidos Socialista
y PPD, que pedían un voto de abstención en Ginebra, han
quedado en una inconfortable posición. Mucho más poder e
influencia han demostrado la Democracia Cristiana y la derecha, que azuzaron
al gobierno contra Cuba. Y desde luego, la presión norteamericana
fue determinante. Sometido a la disciplina que Estados Unidos impone a
sus “socios”, el gobierno de Lagos continúa distanciándose
de la política de dignidad e independencia que llevan adelante
-con dificultades, pero con honor- los países más importantes
de América del Sur: Argentina, Brasil y Venezuela.
Lagos ha cumplido, una vez más, con el “ritual” que
impone Estados Unidos en Ginebra. Pero el sentimiento y dignidad nacional
condenan a Lagos
PF
(Revista "Punto Final" Nº 565, 16 de abril, 2004, página
editorial)
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