Efraín Barquero
Premio Nacional
Autor: ALEJANDRO LAVQUEN
El jurado que entregó el Premio Nacional de Literatura 2008 al poeta Efraín Barquero expresó, entre sus razones, que basó su decisión “tomando en cuenta la hondura, la calidez y la coherencia de una poesía afincada en los sentimientos más profundos del ser humano. Barquero refleja en su poesía un sentir de la identidad chilena y latinoamericana; resulta así un continuador, con otro lenguaje, de la obra de nuestros poetas mayores, Gabriela Mistral y Pablo Neruda (…) Se trata de un poeta inconfundible, campesino y universal. Es, por la calidad y la envergadura de su obra, uno de los poetas chilenos vivos de mayor significación literaria”.
Anteriormente había obtenido el Premio Municipal de Literatura, en 1999, y el Premio Altazor, mención poesía. Efraín Barquero, quien actualmente vive en Francia, nació en Piedra Blanca, Curicó, el año 1931. Entre sus libros figuran La piedra del pueblo (1954); La compañera (edición definitiva en 1969); Enjambre (1959); El pan del hombre (1960); El regreso (1961); Maula (1962); Poemas infantiles (1965); El viento de los reinos (1967); Epifanías (1970); El poema negro de Chile (1974-1976); Bandos marciales (1974); La mesa de la tierra (1998); Antología (2000); El poema en el poema (2004) y El pan y el vino, publicado recientemente por LOM Ediciones.
Cronológicamente, se lo sitúa en la generación del 50, la misma de Armando Uribe, Carlos de Rokha, Jorge Teillier, Stella Díaz Varín, Ennio Moltedo, Eliana Navarro, Rolando Cárdenas, Raquel Jodorowsky, Pedro Lastra y Enrique Lihn, entre otros. Durante el gobierno de Salvador Allende, ejerció como agregado cultural en Colombia. Tras el golpe militar, estuvo exiliado en México, Cuba y Francia, donde finalmente se radicó. En la década del 90 regresó a Chile y al igual que tantos exiliados, intentó establecerse en el país. Pero -como dijera con decepción-, se tuvo que marchar nuevamente a Francia, porque acá no tenía siquiera previsión.
Desde su partida a Europa nuestra poesía ha cambiado bastante, lo mismo que los gustos. La tendencia a una poética descriptiva y de expresiones fuertes y coloquiales prima hoy en día, sobre todo en los poetas más jóvenes. A pesar de esto, Barquero ha encontrado eco en algunos de ellos, y eso es demostrativo de la trascendencia de su obra.
Al introducirnos en la poética de Barquero quedan a la vista de inmediato los elementos centrales en su obra. En su primer libro, La piedra del pueblo, los poemas “El pan” y “Arte poética” definen la línea conductora de lo que será su trabajo posterior: la integración mística del poeta con la naturaleza y sus elementos esenciales, así como con los que el hombre va creando; también asume las penurias del pueblo. “El hombre busca el pan con un esfuerzo sobrehumano./ Dando saltos inverosímiles hacia el cielo,/ con pesados andamios llenos de materiales/ que alcanzarían para construir dos veces la tierra”, dice en el primer poema. En “Arte poética” expresa: “Estoy lleno de símbolos de carne y hueso,/ y mi canto es una fábrica terrestre/ donde los versos padecen y se afanan/ con la misma intensidad de los hombres”.
Floridor Pérez dice de la obra de Barquero: “...es una poesía de (…)
(Este artículo se publicó completo en “Punto Final” Nº 670, 5 de septiembre, 2008. Suscríbase a PF) |