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Asamblea de la Fuerza Social y Democrática
NACE UNA ALTERNATIVA
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Los trabajadores
y el pueblo chileno no pueden seguir esperando ni delegando
en los Lagos y los Lavín sus expectativas de un desarrollo
nacional auténticamente democrático, soberano,
equitativo, respetuoso de la diversidad nacional y cultural,
armonioso con el medio ambiente.
No podemos sumirnos en el desaliento ni menos resignarnos
a seguir apoyando a quienes se limitan a administrar el
Chile que dejara instalado la dictadura militar, cuyas crisis
y contradicciones afloran cada día más abiertamente. |
EL
diputado Evo Morales, líder del Movimiento al Socialismo
(MAS) de Bolivia, en su visita a la Fuerza Social y Democrática
con Jorge Pavez, vocero de la FSD y Roberto Villagra, secretario
ejecutivo. |
El empleo prácticamente no crece; tampoco existe empleo
seguro, las empresas despiden a los trabajadores de planta, reemplazándolos
por otros, enganchados por contratistas; las remuneraciones no
han aumentado e incluso disminuyen. Cunde el malestar y el sentimiento
de angustia en los trabajadores. En las poblaciones, el pueblo
vive en medio de todos los efectos de la desigualdad y la exclusión.
A ello se suma la decepción y el desaliento de quienes
a diario constatan que la economía recorta sistemáticamente
los espacios y posibilidades de quienes dependen del mercado interno,
en particular de los trabajadores por cuenta propia, los micro,
pequeños y medianos empresarios. Y de quienes desarrollan
en general actividades no ligadas directamente al estrecho sector
de la exportación de materias primas o al de los modernos
servicios financieros, en manos de los grupos económicos
y de las transnacionales.
Este contexto se agrava por el desprestigio de las instituciones
y del sistema político.
Una profunda crisis moral sacude a los dueños del poder
y la riqueza, que en vano pretenden minimizar los casos de corrupción
que revelan la estrecha convivencia entre los negocios y la política.
La lógica mercantil en que se sumió el aparato del
Estado desde los tiempos de la dictadura, ha ido contaminando
a sus administradores, en el gobierno, en el parlamento y en el
poder judicial, apartándolos de la óptica del bien
común y de su responsabilidad de conducir al país
por la senda de un proyecto nacional de desarrollo.
Como consecuencia de esta realidad, en amplios sectores populares
se acentúa la apatía, la desesperanza y la pérdida
de toda conciencia cívica o -peor aún- se corre
el riesgo de que se abandonen a los cantos de sirena de los herederos
más legítimos de la dictadura.
Asoma entonces una responsabilidad urgente e inmediata para quienes
en el seno del pueblo, en todos estos años, no han abandonado
el quehacer autónomo y solidario, en defensa de los derechos
de los postergados y de los humildes y en pro de una vida plena
y digna, de un verdadero desarrollo humano. A todos nos corresponde
emprender la construcción de una alternativa popular a
la crisis, una alternativa que surgiendo desde las organizaciones
sociales sea capaz de recoger la más amplia unidad social
y política contra el neoliberalismo y por el Chile que
queremos.
Una alternativa capaz de recuperar la confianza de las más
amplias mayorías, que pasa porque todos quienes hemos participado
en las decenas de miles de organizaciones sindicales, gremiales,
poblacionales, juveniles, de derechos humanos, de pueblos originarios,
de defensores del medio ambiente, de trabajadores sociales, etc.,
creamos en nosotros mismos, en la potencialidad de nuestra fuerza,
pero también en nuestra capacidad de reflexión y
autocrítica.
Es la hora de avanzar resueltamente en la confluencia y en la
unidad de todos quienes han venido canalizando la iniciativa y
las aspiraciones de nuestro pueblo a contrapelo y en medio de
la desmovilización, la atomización y el clientelismo
alentados por el sistema.
Es hora de superar la fragmentación y el sectorialismo
de las luchas sociales; de ir más allá del horizonte
reivindicativo y coyuntural de nuestra actividad, porque nuestro
quehacer seguirá siendo así fácilmente manejable
y asimilable por el sistema y no se proyectará en función
de un cambio verdadero.
Es hora de juntarse a debatir y aportar a la construcción
de un nuevo proyecto histórico del pueblo chileno, a construir
su programa y su instrumento político-social. En un proceso
que debe fundar una nueva práctica política en el
seno del pueblo, una práctica democrática, autónoma,
solidaria, unitaria, transparente y participativa. Que no se sustente
en la lucidez de unos pocos, ni en cuoteos de grupos sectarios,
sino en la conciencia cada vez más amplia de quienes la
protagonizan.
El Coordinador Nacional de Fuerza Social y Democrática,
recogiendo esta necesidad histórica, llama a todos sus
adherentes y simpatizantes a debatir en nuestra Asamblea Nacional
del 26 de abril cómo enfrentar este desafío histórico
y sumar a otras organizaciones populares y democráticas,
convocando en conjunto a un Congreso de la Alternativa Social,
orientado a poner en marcha este proceso imprescindible. Sólo
así, creemos, será posible poner término
a la prolongada ausencia del sujeto popular en nuestro desarrollo
político y hacer frente a la crisis del sistema con una
alternativa de gobernabilidad mínimamente digna y creíble.
Construyamos con la participación de todos y cada uno,
con la mayor horizontalidad, pluralismo, democracia y amplitud
posible, el encuentro de los que hasta hoy dispersamente luchan
contra el neoliberalismo y contra la globalización de los
mercaderes del dinero.
Juntemos nuestras fuerzas para levantar un liderazgo colectivo
que reconvoque y unifique a todos los trabajadores y al pueblo
chileno a asumir su responsabilidad histórica.
Es el mejor homenaje que podemos y debemos hacer a quienes 30
años atrás entregaron su vida en defensa del derecho
irrenunciable del pueblo a ser el sujeto de su historia y a quienes
han caído a lo largo de todos estos años por esta
misma causa.
COORDINADOR NACIONAL
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