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Edición 542
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Asamblea de la Fuerza Social y Democrática
NACE UNA
ALTERNATIVA
 
 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Asamblea de la Fuerza Social y Democrática


NACE UNA ALTERNATIVA

Los trabajadores y el pueblo chileno no pueden seguir esperando ni delegando en los Lagos y los Lavín sus expectativas de un desarrollo nacional auténticamente democrático, soberano, equitativo, respetuoso de la diversidad nacional y cultural, armonioso con el medio ambiente.
No podemos sumirnos en el desaliento ni menos resignarnos a seguir apoyando a quienes se limitan a administrar el Chile que dejara instalado la dictadura militar, cuyas crisis y contradicciones afloran cada día más abiertamente.
EL diputado Evo Morales, líder del Movimiento al Socialismo (MAS) de Bolivia, en su visita a la Fuerza Social y Democrática con Jorge Pavez, vocero de la FSD y Roberto Villagra, secretario ejecutivo.

El empleo prácticamente no crece; tampoco existe empleo seguro, las empresas despiden a los trabajadores de planta, reemplazándolos por otros, enganchados por contratistas; las remuneraciones no han aumentado e incluso disminuyen. Cunde el malestar y el sentimiento de angustia en los trabajadores. En las poblaciones, el pueblo vive en medio de todos los efectos de la desigualdad y la exclusión.
A ello se suma la decepción y el desaliento de quienes a diario constatan que la economía recorta sistemáticamente los espacios y posibilidades de quienes dependen del mercado interno, en particular de los trabajadores por cuenta propia, los micro, pequeños y medianos empresarios. Y de quienes desarrollan en general actividades no ligadas directamente al estrecho sector de la exportación de materias primas o al de los modernos servicios financieros, en manos de los grupos económicos y de las transnacionales.
Este contexto se agrava por el desprestigio de las instituciones y del sistema político.
Una profunda crisis moral sacude a los dueños del poder y la riqueza, que en vano pretenden minimizar los casos de corrupción que revelan la estrecha convivencia entre los negocios y la política. La lógica mercantil en que se sumió el aparato del Estado desde los tiempos de la dictadura, ha ido contaminando a sus administradores, en el gobierno, en el parlamento y en el poder judicial, apartándolos de la óptica del bien común y de su responsabilidad de conducir al país por la senda de un proyecto nacional de desarrollo.
Como consecuencia de esta realidad, en amplios sectores populares se acentúa la apatía, la desesperanza y la pérdida de toda conciencia cívica o -peor aún- se corre el riesgo de que se abandonen a los cantos de sirena de los herederos más legítimos de la dictadura.
Asoma entonces una responsabilidad urgente e inmediata para quienes en el seno del pueblo, en todos estos años, no han abandonado el quehacer autónomo y solidario, en defensa de los derechos de los postergados y de los humildes y en pro de una vida plena y digna, de un verdadero desarrollo humano. A todos nos corresponde emprender la construcción de una alternativa popular a la crisis, una alternativa que surgiendo desde las organizaciones sociales sea capaz de recoger la más amplia unidad social y política contra el neoliberalismo y por el Chile que queremos.
Una alternativa capaz de recuperar la confianza de las más amplias mayorías, que pasa porque todos quienes hemos participado en las decenas de miles de organizaciones sindicales, gremiales, poblacionales, juveniles, de derechos humanos, de pueblos originarios, de defensores del medio ambiente, de trabajadores sociales, etc., creamos en nosotros mismos, en la potencialidad de nuestra fuerza, pero también en nuestra capacidad de reflexión y autocrítica.
Es la hora de avanzar resueltamente en la confluencia y en la unidad de todos quienes han venido canalizando la iniciativa y las aspiraciones de nuestro pueblo a contrapelo y en medio de la desmovilización, la atomización y el clientelismo alentados por el sistema.
Es hora de superar la fragmentación y el sectorialismo de las luchas sociales; de ir más allá del horizonte reivindicativo y coyuntural de nuestra actividad, porque nuestro quehacer seguirá siendo así fácilmente manejable y asimilable por el sistema y no se proyectará en función de un cambio verdadero.
Es hora de juntarse a debatir y aportar a la construcción de un nuevo proyecto histórico del pueblo chileno, a construir su programa y su instrumento político-social. En un proceso que debe fundar una nueva práctica política en el seno del pueblo, una práctica democrática, autónoma, solidaria, unitaria, transparente y participativa. Que no se sustente en la lucidez de unos pocos, ni en cuoteos de grupos sectarios, sino en la conciencia cada vez más amplia de quienes la protagonizan.
El Coordinador Nacional de Fuerza Social y Democrática, recogiendo esta necesidad histórica, llama a todos sus adherentes y simpatizantes a debatir en nuestra Asamblea Nacional del 26 de abril cómo enfrentar este desafío histórico y sumar a otras organizaciones populares y democráticas, convocando en conjunto a un Congreso de la Alternativa Social, orientado a poner en marcha este proceso imprescindible. Sólo así, creemos, será posible poner término a la prolongada ausencia del sujeto popular en nuestro desarrollo político y hacer frente a la crisis del sistema con una alternativa de gobernabilidad mínimamente digna y creíble.
Construyamos con la participación de todos y cada uno, con la mayor horizontalidad, pluralismo, democracia y amplitud posible, el encuentro de los que hasta hoy dispersamente luchan contra el neoliberalismo y contra la globalización de los mercaderes del dinero.
Juntemos nuestras fuerzas para levantar un liderazgo colectivo que reconvoque y unifique a todos los trabajadores y al pueblo chileno a asumir su responsabilidad histórica.
Es el mejor homenaje que podemos y debemos hacer a quienes 30 años atrás entregaron su vida en defensa del derecho irrenunciable del pueblo a ser el sujeto de su historia y a quienes han caído a lo largo de todos estos años por esta misma causa.

COORDINADOR NACIONAL

 

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