Cartas
NACIONALIZACION
DE CHILECTRA
Señor director:
Quiero hacer un alcance al documentado e importante trabajo de
Belarmino Elgueta sobre el saqueo de empresas públicas
durante la dictadura, publicado en el Nº 545 de PF. Allí
se dice que Chilectra fue nacionalizada por el presidente Salvador
Allende y que posteriormente, en el régimen dictatorial
fue entregada a José Yurazseck y sus secuaces, los cuales
a partir de ella conformaron un consorcio controlador de Endesa,
bajo el nombre de Enersis.
La segunda parte es verdad, en la primera hay un error. La nacionalización
pactada de Chilectra, filial de la norteamericana American and
Foreign Power fue producto, en lo fundamental, de la lucha de
sus trabajadores y se materializó a comienzos de 1970.
Chilectra operaba en las provincias de Santiago, Valparaíso
y Aconcagua (actualmente regiones Metropolitana y V); tenía
alrededor de cinco mil trabajadores y llevaba muchos años
operando en el país. Obtuvo un régimen privilegiado
durante la dictadura de Ibáñez (1927-1931). En los
años 60 su importancia era muy menor como generadora, ya
que se abastecía de Endesa y actuaba como intermediaria
en la distribución y cobranza de tarifas elevadas, que
en todo caso no podían exceder del 10% en cada período
de vigencia de tarifas. El servicio deficiente y las relaciones
conflictivas con los sindicatos, eran rasgos de su actividad que
hicieron que los trabajadores incorporaran a sus reivindicaciones
la nacionalización de la empresa. Finalmente, en 1969 la
empresa decidió retirarse del país, tanto porque
sus inversiones no eran suficientemente rentables, como porque
temía una nacionalización drástica impuesta
por el gobierno de Izquierda que se veía venir. Se decidió
que Corfo compraría las acciones y títulos de la
matriz norteamericana, para lo cual se elaboró un proyecto
de ley con participación activa de los sindicatos. La ley
aprobada por todos los sectores políticos representados
en el Congreso (desde derechistas a comunistas), fue promulgada
por el presidente Eduardo Frei M. en una ceremonia que se realizó
en el antiguo edificio de Chilectra, en San Antonio con Santo
Domingo, donde hoy funciona Enersis controlada por una transnacional
española.
Todo esto me consta directamente porque era entonces presidente
del Sindicato de Empleados de Chilectra de Santiago, que tuvo
participación decisiva en esa nacionalización.
Lo saluda fraternalmente,
LUIS SIERRA FREDES
Santiago
MAS SOBRE “DANZA CON LOBOS”
Señor director:
Soy, como muchísimos compañeros, un comunista sin
partido (de los que se han ido del PC, pero no de la lucha), por
lo que he prestado especial atención a la polémica
que se ha venido desarrollando en éste y otros medios sobre
la política comunista, en general, y el papel del PC, en
particular. Hitos señeros de esta polémica han sido
la carta abierta de Rodrigo Roco, a quien tuve el gusto de conocer
a principio de los 90, y el último artículo de Iván
Ljubetic, sobre el PC y la Asamblea Obrera de Alimentación
Nacional, PF 546. Asimismo, debo señalar la publicación
de las respuestas de Jorge Pavez y Julio Lira al PC en la revista
Rocinante. Como contrapartida (cuando la dirección del
PC se preocupa, se nota), han llegado hasta su medio dos comunicaciones,
una de un “comunista de base” y la otra de un club
de culto a la personalidad de Gladys Marín en Europa.
El tenor de la polémica de uno y otro lado muestra a las
claras la inmensa distancia que existe entre la política
comunista de masas, inserta en el corazón del pueblo, nutrida
y nutriente de sus luchas, de una parte, y el patético
sectarismo, consignista, personalista y estéril de otra.
Ljubetic nos habla de un Partido Comunista que construye movimiento
social, que tiene la valentía de ir allí donde están
las masas, no importando su grado de madurez o su desarrollo político,
pero consciente de que la lucha política es ante todo lucha
por las conciencias, ajena a un purismo principista. Rodrigo Roco
se plantea la pregunta de cómo se hace política
en el siglo XXI, inspirado en las mismas premisas que Ljubetic.
Frente a ello, el “comunista de base” sale a arrastrar
el poncho (a propósito del editorial “Danza con lobos”,
PF 543), diciendo, simplonamente, respecto del caso Bachellet:
“se nos acusa de decir la verdad” (haciendo un grandísimo
servicio al refrán aquel de “al que le venga el sayo,
que se lo ponga”, pues yo no encontré en la lectura
de dicho editorial ninguna referencia al PC, sino a una “Izquierda
cavernaria”, en la que de inmediato reconoció filas).
Por lo que entendí del artículo, la acusación
era otra, bastante más grave, tan grave que nuestro izquierdista
cavernario prefirió creer (no recuerdo el término
que usan los psiquiatras para eso) que lo estaban acusando de
“decir la verdad”. Lo que el caso Bachellet revela
es una descomposición no sólo política, sino
también moral de una dirección del PC que arroja
la piedra y esconde la mano (y, de paso, coloca al MPMR por delante).
Respecto de Jorge Pavez, nuestro izquierdista cavernario lanza
acusaciones al aire, entre ellas una “alianza espúrea
con RN”. Frente a ese “argumento”, no pude menos
que recordar el estupor que sentí hace trece años
cuando, en una reunión de comunistas universitarios con
el secretario general de la Jota de aquel entonces, Manuel Guzmán
(a propósito, no nos queremos acordar de los detalles del
“caso Guzmán”, ¿verdad compañero
izquierdista cavernario?), indicó que la dirección
estaba estudiando una alianza con la UCC. Hay claramente un doble
estandar: por una parte, la crucifixión, el denuesto, la
maledicencia; por otra, la mano ancha, el palmoteo.
La diferencia política entre unos y otros argumentos, entre
los de Pavez, Roco, Julio Lira, por un lado, y los de la dirección
del PC, por otro, es, habida consideración de los momentos
históricos, la diferencia entre el VII Congreso de la Internacional
Comunista, el de los frentes populares y la unidad antifascista,
y el VI Congreso de esa misma organización, aquel del “socialfascismo”
y de la política sectaria que pavimentó, en no menor
medida, el camino al triunfo del fascismo en Europa. ¿Será
necesario recordar que muchos de quienes, en el VI Congreso, esperaban
ver pasar el cadáver de la socialdemocracia junto al del
fascismo, vieron pasar también los cadáveres de
muchos partidos comunistas, como el PC alemán?
Conducido por una dirección sectaria y personalista que
se ha acostumbrado a echarle la culpa al empedrado (el sistema
binominal, Jorge Pavez, etc.), el PC, desgraciadamente, se ha
ido debilitando progresivamente desde 1990 hasta ahora. Una purga
silenciosa y soterrada ha provocado la emigración de numerosos
cuadros. Burlando mañosamente las resoluciones del XV Congreso,
Gladys Marín se las ha arreglado para permanecer a cargo
del PC, primero como secretaria general y ahora inventándose
para sí el cargo de “presidenta”. Como Bonvallet,
se ha rodeado de un coro de genuflexos y alabadores, en una resurrección
del culto a la personalidad que recuerda a Stalin. Lamentablemente,
hay una diferencia enorme entre Stalin y Gladys Marín:
Stalin fue, a pesar de todo, capaz de ganar algo.
FERNANDO RIVERA
fernando_rivera68@hotmail.com
DETENER AL NEOLIBERALISMO
Detener a la ola neoliberal se está transformando en la
tarea más importante para los trabajadores chilenos. A
pesar de declararse el gobierno como socialdemócrata las
políticas implementadas no resisten el menor análisis,
son claramente neoliberales y lo peor, decisiones que ya han demostrado
ser ineficientes, expoliadoras y destructoras de las sociedades
más igualitarias. Cuando Europa y los países desarrollados
vienen de vuelta, el gobierno chileno está entrando en
una espiral que significa la pérdida de los beneficios
que los trabajadores habían logrado tras arduos esfuerzos.
Una vez más será real la frase que dice que cuando
los padres no saben defender sus derechos, sus hijos con sangre
deberán levantar nuevamente lo perdido.
DESOYCOM
Santiago
desoycom@yahoo.com
Salario mínimo
Una hora. Eso fue lo que duró la reunión entre
los ministros de Hacienda y del Trabajo, Nicolás Eyzaguirre
y Ricardo Solari, con los dirigentes de la Central Unitaria de
Trabajadores para conversar sobre el aumento del ingreso mínimo,
que hasta el 1º de julio fue de 111.200 pesos.
Eyzaguirre se ocupó, durante todo el encuentro, de resaltar
los logros del gobierno, de lo bien que lo habían hecho,
respaldado por gráficos y un discurso poco creíble,
pues las cifras de desempleo y de pobreza no se condicen con lo
expresado por el economista. Asimismo, desechó de plano
la posibilidad de incrementar en un 27,5 por ciento -propuesto
por la CUT- el precario ingreso que reciben alrededor de un millón
de chilenos junto a sus familias.
A las 12 horas del 13 de junio, los consejeros de la multisindical
presentaron la proposición en nombre de los trabajadores,
como lo hace un sindicato con sus patrones para negociar un pliego
de peticiones, si es que aún la empresa permite la negociación
colectiva. Y a las 13.30 los dirigentes estábamos en el
edificio de la Central en Alameda con Nataniel, con la respuesta
del gobierno.
Y así, el Congreso también en tiempo récor
aprobó el proyecto del Ejecutivo. En tan sólo dos
horas los parlamentarios dieron el visto bueno al ajuste del IPC
del 3%, al que se le agregó un 0,9% producto de la futura
alza del IVA, el que será quitado a los trabajadores cuando
entre en vigencia el alza de impuestos.
¿Dónde lo ha hecho bien
el gobierno?
Por citar sólo un caso, durante los últimos meses
y semanas los chilenos hemos sido testigos de una serie de irregularidades
al interior del Ministerio de Salud, cartera que dirige Pedro
García. Al principio, fue el arroz con fecas de ratas;
después la leche en descomposición, que se conoció
a través de los noticieros como “leche rancia”.
Durante junio se supo que existía desabastecimiento de
leche fortificada en los consultorios, precisamente donde van
los niños de escasos recursos a buscar el alimento que
les ayuda a crecer de mejor forma.
Molesto, el ministro respondió al país “pregúntenle
a las vacas” el por qué de la falta del producto.
Al día siguiente apareció el propio presidente Lagos
para justificar y decir que García “lo podría
haber dicho de otra forma”. De otras partes fueron más
descarados y pidieron a la ciudadanía que no se enojara,
pues sólo era “una talla”.
Al parecer, hacerlo bien para el gobierno significa caerle bien
a los empresarios. Cuando desde La Moneda dicen “lo estamos
haciendo bien” es porque así está la familia
Lucksic, Eliodoro Matte o Angelini, o las poco más de seis
mil grandes empresas que controlan la economía del país.
Depende de lo que ellos digan para que Chile esté bien,
porque de seguro que con las grandes ganancias que obtienen, no
pasan por los problemas diarios que tiene la mayoría de
la gente.
Varios de estos grandes empresarios aumentaron sus ganancias sobre
un 100 por ciento en el último tiempo. Y es más:
Anacleto Angelini gana cada dos segundos el sueldo de uno de sus
trabajadores.
Los problemas de memoria parece que abundan entre los personeros
del gobierno. Se olvidaron que prometieron “Crecer con igualdad”
durante la campaña de Ricardo Lagos, que ilusionaron al
país con la justicia social cuando necesitaban el voto.
No recuerdan que fueron hasta los colegios profesionales, a la
sede de los trabajadores fiscales y a la propia CUT a prometer
cosas que hasta hoy no han cumplido. De hecho, aprobaron junto
a la derecha, la ley sobre nuevo trato laboral para los empleados
públicos sin preguntar si estaban de acuerdo. Ahora dan
la espalda a los trabajadores y aumentan solamente 4.480 pesos
al salario mínimo, lo que efectivamente no da cuenta de
la frase acuñada en la propia Concertación durante
1999 de “Crecer con igualdad”.
Los poderes del Estado
Las instituciones de Chile funcionan. Así lo declara cada
vez que puede el presidente Lagos.
Es claro que funcionan, pero bajo qué intereses. La mayoría
de los sillones del Congreso los ocupan empresarios. 56 de ellos
lo son directamente o están comprometidos con ellos. Nadie
al interior del Parlamento está interesado en aumentar
el ingreso mínimo de los trabajadores, porque responden
precisamente a los objetivos que como empresa se trazan, en el
trato con quienes producen y los miserables sueldos que van a
pagar. También se olvidaron de las promesas que hicieron
durante sus respectivas campañas.
Por otra parte, la justicia tiene en su interior personajes muy
ilustres, quienes se encargan de no otorgar lo que cada chileno
sin recursos llega a reclamar hasta los atiborrados tribunales.
Por ejemplo, la situación que hace años viven los
estafados por EuroLatina, los lleva al extremo de ofrecer sus
órganos vitales al mejor postor, con el fin de reunir el
dinero que les permita acceder a un abogado que les ayude en su
causa y la justicia haga realidad el precepto consagrado en la
Constitución de “igualdad ante la ley”.
Tampoco se debe olvidar que el propio Lagos se aumentó
el sueldo en nada menos que ¡150 por ciento!, lo que equivale
a más de dos millones de pesos. El ministro de Hacienda,
Nicolás Eyzaguirre, recibió un incremento de 125
por ciento de su salario, un millón 800 mil pesos, igual
que el titular del Trabajo. Así, suma y sigue.
Aumentan las ganancias de las empresas, los sueldos de los dueños
y ejecutivos de las compañías, de diputados senadores
y los miembros del Ejecutivo.
Donde no se registran alzas significativas es en los presupuestos
familiares de millones de trabajadores. No es cierto que sólo
la gente que no tiene un oficio calificado recibe el salario mínimo.
Los empleados del comercio reciben sueldos base que van desde
los 4 mil a los 20 mil pesos. Ellos ni siquiera reciben el ingreso
mínimo como sueldo base.
Es evidente hacia dónde camina el gobierno con su política,
a quienes defiende y a quienes deja en la desprotección,
aunque sus representantes traten de demostrar por los medios de
comunicación que la administración del Estado está
en manos de quienes pretenden un Chile con igualdad y más
solidario.
Esta es una razón más que suficiente para que los
trabajadores paralicen sus actividades el próximo 13 de
agosto, como lo ha convocado nuestra Central Unitaria de Trabajadores.
JOSE ORTIZ ARCOS
Secretario General de la CUT