Coordinadora de sindicatos del grupo Luksic
Desafiando al poder de la gran empresa
 |
Los trabajadores se reúnen
en las oficinas del sindicato Banco de Chile, en empresas
metalúrgicas, cerveceras, de pastas, telefonía,
vino y hotelería, todas de propiedad de la familia
Luksic. Saben que su trabajo tiene incidencia en el 25%
del Producto Interno Bruto y que son un elemento clave para
los bolsillos del capital nacional. |
La Coordinadora de Sindicatos del grupo Luksic (Cosiluk) representa
a quienes trabajan para uno de los grupos económicos más
grandes y poderosos del país. Ese es el punto en común
que los llevó a agruparse para ser más fuertes y
potenciar su acción. Como organización, Cosiluk
une lo diverso en un ejercicio de tolerancia y solidaridad que
funciona para diez mil trabajadores de Lucchetti, Banco de Chile,
Telefónica del Sur, Agromaule, Viña San Pedro, Hotel
Carrera, CCU (Compañía Cervecerías Unidas),
Madeco (Maestranzas del Cobre) y otras doce empresas. Esta forma
de coordinación puede ser un “mal ejemplo”
para trabajadores de grupos económicos como Matte, Angelini,
Edwards, Bezanilla, Molfino, y tantos otros.
La Coordinadora nació en un congreso -abril del 2001- en
Costa Azul. Allí se reunieron ochenta trabajadores, en
un momento en que las empresas del grupo Luksic ajustaban sus
planes económicos. El Banco de Chile fagocitaba al Edwards
y se despedían transportistas de CCU, Alusa (Aluminios
Sociedad Anónima) y Madeco. Los trabajadores se dieron
cuenta que en todas las empresas Luksic se estaba golpeando a
los sindicatos, cuestionando los beneficios y despidiendo personal
para recontratarlo con sueldos menores. Para los sindicalistas
más antiguos era evidente que los lineamientos empresariales
tenían por objetivo la concentración de capitales
y que esto, afectaba a los trabajadores. ¿Por qué,
entonces, no concentrar a los trabajadores y coordinar sus actividades?
Hoy, la Coordinadora de Sindicatos del grupo Luksic tiene presencia
a nivel nacional -desde los mineros nortinos hasta los trabajadores
telefónicos de Aysén- y ha elaborado opinión
propia sobre los más importantes temas nacionales (ver
pág. 14). Además, sus contactos internacionales
la han llevado a participar en el Foro Social Mundial de Porto
Alegre. Las formas organizativas y el quehacer de la Cosiluk se
basan en la simplicidad. Y todo cabe: desde reclamar por las condiciones
de trabajo en una industria, hasta crear comisiones de trabajadores
que visitan las distintas empresas Luksic. Desde preocuparse por
el plan Auge, hasta invitar a dirigentes de gremios de la salud
para que expliquen la transformación estructural del modelo
de seguridad social. Desde organizar pichangas en el horario de
colación, hasta dirigir campeonatos de fútbol para
entretener a los trabajadores y llevarlos a obtener medallas como
campeones. Pese a su breve trayectoria, sus integrantes cuentan
valiosas historias, como la denuncia hecha desde el interior del
propio conglomerado empresarial sobre las relaciones existentes
entre Vladimiro Montecinos y Andrónico Luksic, en el caso
Lucchetti. O el apoyo a la creación de otros sindicatos.
ABUSOS DE LUKSIC
Una práctica pionera desarrollada por la Cosiluk son las
visitas constantes a los centros laborales, donde se comparten
experiencias y se examinan las condiciones de trabajo. “Estas
visitas permiten que los sindicatos y los trabajadores sepan que
hay otros que se preocupan por las condiciones laborales y los
sueldos que ellos tienen”, afirma Luis Díaz, presidente
del sindicato Alufoi, empresa que fabrica envases de aluminio
en el Parque Industrial de La Reina.
Por su parte, el dirigente Santos Quintriqueo, de Plasco -filial
de la CCU que se dedica a la fabricación de cajas plásticas
para botellas- señala que las visitas han servido para
que los trabajadores se interesen por sindicalizarse. Se asombraron
cuando conocieron las condiciones laborales de los empleados de
la Torre Entel. “Trabajan como ratones, apretados, sin derecho
a moverse ni a comer. Y eso, en un lugar símbolo de las
modernas comunicaciones del Chile actual”, acusa. En otra
visita, la comisión de la Cosiluk llegó a Lontué,
a una planta que fabrica envases para la Viña San Pedro.
Constataron que los trabajadores deben ser reemplazados cada media
hora, porque la inspección de los envases implica un trabajo
tan fino que se nubla la visión. Los sindicalistas afirman
que en la otra media hora se “exprime” al trabajador
mandándolo a barrer o limpiar los baños. “Se
aplica la polivalencia, se aprovecha al máximo al trabajador
pagándole el mínimo”, señala Mario
Ruiz, del sindicato del Banco de Chile.
“En una incursión a la fábrica Ecusa (Envases
de Cervecerías Unidas), un trabajador de esa empresa se
sorprendió cuando supo que andaban trabajadores de Nestlé.
A los de Ecusa les decían que los de Nestlé hacían
el trabajo mejor que ellos -pero no había forma de comprobarlo-,
mientras a los compañeros de Nestlé les decían
que los de Ecusa eran mejores. Cuando se encontraron dirigentes
de las dos empresas, se dieron cuenta que se les hacía
competir entre ellos. Eso demuestra la falta de vínculos
que llegamos a tener”, dice Mario Olivares, de CCU.
La Coordinadora realizó otra visita a Telefónica,
donde vieron en terreno la precarización del trabajo. “Observamos
que cuando los trabajadores comienzan a tener dolencias en los
tendones, se esconden de las inspecciones que realiza la Asociación
Chilena de Seguridad. Eso, porque si la ACHS informa a la empresa
de estas enfermedades profesionales, despiden inmediatamente al
trabajador. Los empleados juntan plata para operarse cada dos
o tres años, sin que lo sepan ni la empresa ni la mutual.
Las operaciones cuestan casi un millón de pesos y hay trabajadores
con hasta seis operaciones en las muñecas”, señala
un dirigente del gremio telefónico.
Las visitas también abarcan zonas rurales de la VI Región,
donde el grupo Luksic tiene empresas frutícolas. La comisión
de la Cosiluk verificó que en los pakings arrojan chorros
de aire frío cada cierto tiempo. Los trabajadores se protegen
con chalecos o frazadas, porque esas empresas no entregan ropa
de seguridad a los temporeros que, por lo demás, apenas
ganan veinte mil pesos al mes. La Cosiluk denuncia otra situación
en Telecom, empresa situada junto a la torre Entel en un edificio
que los trabajadores llaman “Alcatraz”, porque hay
cámaras de vigilancia en todas las dependencias. En el
baño, los visitantes de la Cosiluk se asombraron al descubrir
un espejo con la inscripción: “Este es el único
responsable de tu salud”.
Mario Ruiz, presidente del Sindicato N°1 del Banco de Chile,
agrega que en los bancos que controla Luksic tampoco se protege
al trabajador. Las empresas externas, que también generan
utilidad al banco, imponen jornadas de hasta once horas seguidas,
no pagan horas extraordinarias, ni dan de comer.
Hugo Hurtado, dirigente de Indalum, dice que falta conciencia
entre los trabajadores de planta: “Antes decían con
orgullo que los trabajadores a contrata no podían entrar
ni al casino, ni a los baños”. Comenta que en muchas
empresas sigue siendo normal que se discrimine al trabajador de
empresas contratistas. “Los mismos compañeros que
nos prepararon para dirigentes nos dijeron que había diferencias
entre el trabajador de planta y el que responde a un contratista.
Hoy, rechazamos esas diferencias, porque todos somos trabajadores,
generamos riqueza para alguien y tenemos los mismos derechos”,
precisa.
La Cosiluk ha dado gran importancia a la formación de nuevas
generaciones de sindicalistas. Mario Torres, presidente del Sindicato
N° 1 de Telefónica del Sur, de Valdivia, afirma: “Hace
diez años que presido este sindicato, y desde los inicios
de la Coordinadora vengo planteando que es importante capacitar
mediante la creación de una escuela sindical. Eso, porque
nos vamos a morir y no hay recambio. El país necesita que
se levante un movimiento de independencia sindical”, advierte.
Para este sindicalista bonachón, que se siente orgulloso
de ser “nacido y crecido en Valdivia”, el contacto
de la Cosiluk con el resto del mundo es vital. “Como Telefónica,
tenemos contactos semanales con gente de Suiza, Francia, Argentina,
Brasil, Uruguay, México y Canadá. Hemos estado en
varios seminarios internacionales y en julio organizaremos un
encuentro internacional de trabajadores de las telecomunicaciones.
Tocaremos temas como la capacitación para negociar. Es
necesario que los trabajadores sepamos cómo se mueven la
banca, las telecomunicaciones, el cobre o la pesca. Porque no
es bueno que el sindicalismo esté encerrado en un solo
rubro y, además, tenemos problemas semejantes que se agravarán
cuando los trabajadores quieran jubilar”, señala
Torres. La Coordinadora también se ha preocupado de estudiar
la tributación de las empresas mineras, especialmente del
cobre; la globalización; la situación de los migrantes
y el impacto del Tratado de Libre Comercio en México, tras
ocho años de aplicación.
El trabajo de la Cosiluk avanza hacia el establecimiento de contactos
con trabajadores de distintas áreas y segmentos políticos.
Eso sí, siempre desde lo pequeño a lo grande. Cristián
Camus dice que la Cosiluk está tratando de coordinar a
una cantidad importante de trabajadores de industrias alimenticias
como Nestlé, Soprole, Bresler, Best Food (de caldos Knorr),
Carozzi, Calaf y Savory. En otra área, pretende agrupar
a trabajadores de bebidas, cervezas, vinos y aguas minerales.
Esto incluiría a los trabajadores de Pisco Ruta Norte,
el “chiche” empresarial de Luksic, que nació
como competencia a Pisco Capel cuando absorbió a Pisco
Mistral y Tres R. A esta agrupación también han
invitado a los trabajadores de la cervecera Kuntsman, de Valdivia,
donde el 50% del capital está en manos de Luksic.
También podrían unirse a esta Coordinadora los trabajadores
de empresas Luksic en el extranjero, que explotan cobre en Argentina
o producen cerveza en Croacia
LUIS KLENER HERNANDEZ
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La expansión de Luksic
Los inicios del grupo Luksic se remontan a alrededor de 1950,
en Antofagasta, cuando Andrónico Luksic padre inició
sus actividades comerciales en la minería. Desde 1960 se
expandió hacia otros sectores, como el procesamiento de
metales, la distribución de energía eléctrica,
la manufactura, el transporte, la agricultura, los alimentos,
la pesca y los recursos forestales. Según la página
web institucional, entre 1970 y 1973 -gobierno de la Unidad Popular-
el grupo se expandió a Argentina, Colombia y Brasil debido
a que “las actividades del sector privado se vieron restringidas,
pero cuando las restricciones cesaron en 1974 el grupo Luksic
renovó su interés en el país”. En esa
nueva etapa, el grupo invirtió en áreas como manufactura
de metales, agricultura y distribución de vehículos
y se expandió a las telecomunicaciones, banca, alimentos,
bebidas, hoteles, etc.
En 1996 el grupo reorganizó su estructura de propiedad.
Sus inversiones financieras e industriales quedaron bajo el control
de Quiñenco. Las inversiones en minería permanecieron
bajo el control del conglomerado Antofagasta. Controla, además,
el proyecto minero Los Pelambres, uno de los más grandes
del mundo.
Duras críticas a la CUT
Hugo Hurtado tiene 37 años, es padre de tres hijos y trabaja
en Indalum, en San Bernardo, única empresa de perfiles
de aluminio de Chile. Es mecánico matricero y se encarga
de la mantención de las máquinas. Es también
presidente de la Federación Nacional Metalúrgica
(Fenamet) y uno de los fundadores de la Cosiluk. Está siempre
presente en sus asambleas y conoce parte importante de los intestinos
de las empresas de Andrónico Luksic Abaroa. Por estos días,
intenta recuperar su puesto de trabajo tras una sanción
de la empresa que lo tuvo al borde del despido. “Estar en
un sindicato es como ser de la ‘barra brava’, hay
que ser duro”, afirma.
¿Qué se propone la Cosiluk?
“En el congreso fundacional del 2001 establecimos una plataforma
con una declaración de principios. Se plantea que el movimiento
sindical está debilitado y debemos trabajar con sindicatos
de empresas pequeñas, de contratistas y trabajadores sin
beneficios. También definimos que los dirigentes sindicales
deberían funcionar con las bases”.
¿Cuál es el perfil de los participantes de la Cosiluk?
“El 80% son jóvenes que tienen mucha fuerza, pero
les falta experiencia e historia. Los dirigentes viejos aportan
su experiencia, pero hay que reconocer en ellos un fuerte desgaste.
Por eso creo que los más jóvenes tenemos que hacer
la tarea que hicieron Recabarren y Clotario Blest. Para eso, hay
que creérsela”.
¿Cómo ha sido el crecimiento de la Cosiluk?
“Grande, pero siempre partimos por cosas pequeñas.
Si en una empresa no hay sindicato, empezamos a trabajar para
que se forme uno. La empresa Eduardo Aldea -que trabaja al interior
de la CCU- no tenía sindicato, entonces ayudamos a los
trabajadores a negociar con la empresa. Así, ganaron bonos
por horas extra y por trabajar los domingos.
La idea de una coordinadora nació hace años, y hubo
tres intentos fracasados. El cuarto intento lo propugnó
la Fenamet, que agrupa a los sindicatos de Madeco, Alusa y Jornada
Continua.
Yo, como matricero que trabajo con grasa todo el día, no
veía cómo me podía entender con un trabajador
bancario que pasa todo el día con terno y corbata. Pero
comprendí que tenía problemas parecidos. Existen
apariencias distintas pero la explotación es similar”.
¿Qué puede existir de similar entre un trabajador
metalúrgico, un bancario y uno de la industria de tallarines?
“Como trabajador metalúrgico pensaba que si me juntaba
con personas de la CCU y Lucchetti íbamos a hablar distintos
idiomas. Me di cuenta que los bajos salarios, las amenazas y la
persecución sindical corren para todos. En la medida en
que las reuniones empezaron a ser más numerosas, nadie
habló de su trabajo individual, o sea, de fabricar tallarines
o perfiles de aluminio. Así, llegamos a un segundo congreso
en Villa Alemana con 150 dirigentes. Hoy, la directiva de la Coordinadora
tiene la idea de sacar un dirigente de cada rama -alimentos, envases,
metalúrgica, etc.- y no elegir presidente, ni secretario,
ni ningún cargo. Cuando el 2001 empezamos a ir a encuentros
sindicales internacionales nos dimos cuenta que aún no
había organizaciones sindicales creadas a partir de su
relación con grupos económicos. Nuestro trabajo
principal consiste en capacitar a los dirigentes sindicales en
negociación colectiva y proyectos de ley. Por otro lado,
vamos a visitar fábricas para conocernos entre nosotros”.
¿Cree que a personajes como Andrónico Luksic les
afecta que existan organizaciones como ésta?
“Nos hemos dado cuenta que el grupo Luksic tiene prácticas
comunes en recursos humanos y estrategias de mercado. Si en una
empresa están tomando contratistas, significa que lo van
a hacer en todas. Nuestra intención es negociar con el
dueño, y no con los gerentes.
Cuando se fusionó el Banco Edwards con el Banco de Chile,
el compañero Mario Ruiz se reunió con Guillermo
Luksic (hijo de Andrónico). El empresario llevaba un boletín
de la Coordinadora para hacer notar que lee lo que están
pensando los trabajadores. Eso sí, los empresarios no entienden
la lógica de funcionamiento de una organización
como ésta”.
¿Cree que éste podría ser un ejemplo para
otros grupos económicos?
“¡Por supuesto! Hemos tenido acercamientos a Quimetal,
del grupo Claro, con Nestlé, que es de una transnacional.
Nos contactamos con trabajadores de cerveceras argentinas y tuvimos
acercamientos con la gente de Lucchetti en Perú”.
¿Cuál es su postura política?
“Tenemos una posición política de Izquierda,
pero ninguna relación con partidos políticos. Nos
cansamos de que el partido político se apropie de la lucha
sindical. Somos autónomos, y hemos logrado que los trabajadores
y dirigentes sindicales dejen al partido fuera de las reuniones”.
¿Qué piensa de la CUT?
“Soy presidente de la Fenamet y mi organización participa
en la CUT. Voy a cada uno de los Consejos de Federaciones y Confederaciones
Nacionales (Confasin). Por estatutos, se supone que los dirigentes
de la CUT no pueden decir nada que no se haya discutido en el
Confasin. En el último Confasin dijimos que la CUT está
en desacuerdo con el Tratado de Libre Comercio con Estados Unidos.
¡No queremos ese tratado! Dos semanas después apareció
el vicepresidente de la CUT, Diego Olivares, luego de un viaje
a Washington, diciendo que la CUT está de acuerdo con el
TLC, y que será un paso importante para los trabajadores
chilenos.
En el Confasin también se dijo que los dirigentes de la
CUT no hablarían ni con el gobierno ni con los empresarios
respecto de cualquier tema que implicara flexibilización
laboral. Más aún, que había que respetar
la voz de los trabajadores contrarios a la precarización
laboral. Pero a las tres semanas Arturo Martínez recibió
un proyecto de flexibilización laboral del gobierno. Entonces,
¿cómo no vamos a criticar a estos dirigentes?
En cada Confasin, la CUT plantea su refundación. Pero nunca
se hace. Hoy, refundar la CUT significaría sacar a todos
los dirigentes corruptos. Arturo Martínez habla de salarios
justos y de una CUT para todos, pero la CUT es para ellos y sus
partidos. Para mejorar la CUT habría que sacar a los dirigentes
actuales, impedir que la gobiernen los partidos y cambiar el sistema
de voto ponderado. En la CUT, el 80% de los votos representa al
sector público y el 20% al privado. En este 20% existe
gran cantidad de sindicatos fantasmas, creados por dirigentes
de la CUT para servir sus intereses. Muchos dirigentes sindicales
no son trabajadores, una vez electos no trabajan más y
se mantienen por años recibiendo sueldos y regalías.
La CUT se preocupa muy poco de las huelgas en las empresas, del
porcentaje de cesantía, de quienes trabajan por años
sin contratos, de la flexibilización horaria que implicará
que el empleador podrá hacer trabajar de madrugada, en
la mañana, en la tarde y en la noche”
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