Edición 581 - Desde el 26 de noviembre al 9 de diciembre de 2004
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La ciudad
SIN LIMITES

Autor: Patricia Bravo

Sonia Tschorne Berestesky,
biministra de Vivienda y Urbanismo
y Bienes Nacionales.

Quien le cambió la cara al largo reinado de la democracia cristiana en los ministerios de la Vivienda y Urbanismo y Bienes Nacionales, la actual ministra Sonia Tschorne Berestesky, es arquitecta de la Universidad de Chile con estudios de magister en desarrollo urbano y militante del Partido Socialista desde los 16 años. Más sintéticamente, es planificadora urbana. Está casada con el abogado Pablo Lagos -ex director de Conace y dirigente del PS- y son padres de dos hijos.
La ministra tiene una vasta trayectoria en tareas técnicas de gobierno, desde 1990. Fue directora nacional de Arquitectura del Ministerio de Obras Públicas, en el período en que Ricardo Lagos encabezaba esa secretaría de Estado. A partir del año 2000 se desempeñó como subsecretaria de Vivienda y Urbanismo. Uno de sus últimos trabajos fue la elaboración del Plan Maestro de Edificación de Santiago Centro.
La sucesora de Jaime Ravinet es una mujer afable y abierta al diálogo, que aborda directamente algunos de los aspectos más críticos de la gestión del Ministerio de Vivienda en el período reciente, como el proyecto de ley que modifica la Ley General de Urbanismo y Construcciones, muy cuestionado por sectores de la propia Concertación que lo interpretan como un intento de liberar el suelo a los arbitrios del mercado y en beneficio de las empresas inmobiliarias. (Punto Final N° 574). Expuso ampliamente esta visión luego de asistir, a mediados de este año, al seminario “El suelo en Chile: ¿entre el desarrollo y el mercado?”, organizado para analizar este proyecto de ley por el presidente de la Comisión de Recursos Naturales, Bienes Nacionales y Medio Ambiente de la Cámara de Diputados, junto a parlamentarios del PS y organizaciones preocupadas del desarrollo urbano.
Para la ministra Sonia Tschorne, en el rechazo a esa iniciativa hay más prejuicio que conocimiento. “Se produjo una estigmatización, porque el ministro era Jaime Ravinet y a él se le considera ‘neoliberal total’, pero no es así”. Enseguida afirma que esta iniciativa es lo contrario de lo que se dice que es. Argumenta sus ideas con pasión y convencimiento, aportando elementos para un debate que, pese a su importancia, aún no llega a amplios sectores de la sociedad.

UN SELLO PARTICULAR

Usted tiene un año y medio por delante como ministra. ¿Cuáles son sus prioridades?
“Es poco tiempo, aunque siento que es suficiente para concretar lo que nos comprometimos a realizar durante el gobierno del presidente Lagos. El Ministerio tiene ya una agenda, incluso con un presupuesto amarrado para el próximo año. Lo que logre proyectar para 2006 no me corresponderá ejecutarlo. Sin embargo, creo que igualmente es posible dar un sello distinto a lo que hacemos”.
¿Cuál sería ese sello?
“Me interesa darle un carácter más urbanístico a este ministerio. Durante mucho tiempo, en el nombre Ministerio de Vivienda y Urbanismo este último término quedó como apellido, y a menudo ni siquiera se mencionaba. Pienso que hay que recuperar el nombre completo y hacer una gestión mucho más integral sobre la ciudad y el territorio. Los megaproyectos ya están definidos, dentro del proyecto bicentenario. Además, tenemos el compromiso de construir 600 mil viviendas durante el período -en realidad, entregar 600 mil subsidios, ya que quien construye es el sector privado- y erradicar 972 campamentos que comprenden 105 mil familias. ¡Y van a estar erradicadas en 2006! También hay otros proyectos que, para mí como socialista, son profundamente sensibles...”.
(…)

(Lea esta entrevista completa en la edición impresa de “Punto Final” Nº 581, 26 de noviembre, 2004)

 

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