Admite el ministro Francisco Vidal
Unos pocos manejan
la agenda informativa
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Desde la sala de espera del despacho del ministro Francisco
Vidal Salinas -48 años, casado, tres hijos, militante
del PPD- se puede observar una actividad frenética.
Entran y salen de su oficina altos dirigentes partidarios
de gobierno y oposición así como numerosos
representantes de la prensa, dueños y directivos
de los medios de Santiago y provincias. Parece que el
titular de la Secretaría General de Gobierno, dinámico
y diligente, está decidido a cambiar el curso cadencioso
de los acontecimientos en lo político y en lo mediático.
A nuestro turno, se lo preguntamos.
Hace diez años Eugenio Tironi sentó las
bases del desconcierto en que se han movido los gobiernos
de la Concertación en materia de medios de comunicación,
cuando decretó que “la mejor política
comunicacional es la que no existe”.
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FRANCISCO Vidal Salinas, ministro secretario
general de Gobierno. |
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¿Cómo evalúa los resultados concretos de
esa “no-política”?
“Es probable que Tironi se haya expresado mal -tuvo una
falla comunicacional- o lo mal interpretaron -que también
es una falla comunicacional-. Pero estamos en otro gobierno, en
otro momento. La política tiene un alto componente mediático
que no podemos soslayar. Son otros tiempos de la sociedad y de
la información, de lo que algunos llaman la video política
o la democracia mediática. Y tenemos que movernos en ese
escenario”.
¿Y cómo se mueve en esto el gobierno de Lagos? ¿Sostiene
usted que este gobierno, de la misma Concertación, ahora
sí tiene política de medios?
“El gobierno tiene una política comunicacional basada
en criterios claros de transparencia, servicio público,
de interacción comunicativa con la ciudadanía. Tenemos
el deber de dar cuentas, informar a la ciudadanía. Es un
derecho ciudadano saber lo que hace el gobierno y eso significa
más comunicación e información ciudadana.
Hoy día ustedes pueden conocer todo lo que hacemos a través
del gobierno electrónico: basta entrar a la página
web del gobierno o de cualquier ministerio”.
¿Cómo se comunica el gobierno con los millones de
ciudadanos que no tienen computador personal ni internet?
“Usamos todos los mecanismos posibles para comunicarnos
con la ciudadanía, para explicar lo que hacemos. ¿Cómo
podríamos no tener una política comunicacional proactiva
por ejemplo para explicar el tema del financiamiento de la agenda
social y el alza de algunos impuestos? ¿Vamos a quedarnos
callados frente al egoísmo de la UDI para no apoyar esta
reforma? ¿Para decir que se trata de un aporte modesto
y solidario, que mientras los más ricos aportan 10 y reciben
1, los más pobres aportarán 1 y van a ganar 10?...
En una democracia moderna, no podemos ni debemos estar aislados
ni incomunicados con la ciudadanía. Nos parece que las
políticas públicas requieren no solamente ser informadas,
sino también comunicadas, conocidas y socialmente legitimadas”.
“FALTA PLURALISMO MEDIATICO”
¿Cuál es su diagnóstico de los medios de
comunicación en el país? A su juicio, ¿informan
veraz y oportunamente, fiscalizan, aportan a la democracia, contribuyen
al pluralismo, reflejan al país real?
“Creo que en los últimos años tenemos un destape
del protagonismo político de los medios, y esto lo digo
aunque muchas veces nos afecte. Me parece que falta más
pluralismo mediático”.
¿Cómo así?
“La agenda de los medios la manejan muy pocos. Hay un oligopolio
mediático que no es bueno para una democracia pluralista.
En los totalitarismos, de prensa única oficial, sin libertad
de prensa, se anula la opinión pública porque sólo
se expresa la opinión del partido de gobierno. En democracias
con bajo pluralismo de medios se corre el riesgo, también,
de manipular la opinión pública por unos pocos medios
que buscan abarcar la agenda pública”.
Si es tan gentil, ¿podría señalarme las líneas
maestras de su política hacia los medios, en este cuadro
oligopólico que usted mismo describe?
“Nuestra política hacia los medios es de permanente
contacto con reporteros, periodistas, editores, directores y propietarios.
Obviamente, en un marco de completa libertad de prensa como el
actual, se trata de transmitirles, comunicarles las agendas, los
énfasis, las prioridades del gobierno, sin censuras ni
llamados de atención. Afortunadamente, quedaron atrás
los años de oscuridad informativa, de persecución
a la prensa, del arbitrario control y cierre de medios. Ahora
bien, nos gustaría que existieran más medios que
pudieran competir en pluralismo y diversidad de ideas y posturas.
En ese sentido, el ejemplo de las radios es elocuente; el gobierno
del presidente Lagos las ha respaldado concretamente, a través
de la prolongación de las concesiones y de los concursos
de apoyo a medios regionales”.
¿Le parece vigente la afirmación: “El Mercurio
miente”?
“Esa afirmación surge en el marco de la reforma universitaria,
bandera colocada por la Feuc en 1967 en el frontis de la UC. Eran
otros tiempos, que sin duda marcaron nuestra historia...”
¿Pero le parece vigente la afirmación?
“El Mercurio es un diario importante, con peso político-comunicacional
que informa, opina, sentencia, y cuando tiene informaciones inexactas
-que las ha tenido en relación incluso al presidente de
la República-, se las señalamos con franqueza y
firmeza”.
Probablemente en un intento de contrapeso al oligopolio vemos
a Lagos desplazarse incansablemente -majaderamente incluso- por
mares y montañas, con sol y con lluvia, de noche y de mañanita,
para mantener un vínculo con la gente, ¿es esto
una política deliberada?
“El presidente desarrolla su liderazgo cerca de la gente,
es un gran comunicador, es capaz de explicar de manera clara los
grandes problemas a ‘la señora Juanita’. Con
respeto, con dignidad hacia la gente, sin ese populismo barato
y demagogia que en el fondo desprecia a los pobres. A la gente
sencilla, a la ciudadanía, le gusta ver al Presidente en
terreno, hablando con ellos, con los pies en la tierra y el barro,
muchas veces...”
¿No se corre el riesgo de agotar este mecanismo de cercanía
con “la señora Juanita” sin desarrollar, paralelamente,
una política de comunicación masiva más viable?
“No creo que se agote ese liderazgo como muchos profetizaron.
Llevamos más de tres años de gobierno y el apoyo
al presidente, en todas las encuestas, sigue siendo superior a
un 50%”.
Desde que asumió este Ministerio, usted efectivamente se
ha reunido con toda suerte de representantes de la prensa, entre
ellos con los medios que no pertenecen a grupos económicos,
a los que hasta ahora no los pescaba nadie... ¿En qué
dirección van esas conversaciones?
“Nuestro plan es que el avisaje sea equitativo, lo más
posible en un mercado de competencia abierta... De hecho, desde
aquí concordamos con los otros ministerios y servicios
para que sus publicaciones pagadas sean bien distribuidas, a nivel
nacional, regional y local”.
TVN Y EL RATING
¿Qué me dice de la Televisión Nacional de
Piñera? ¿Le queda algo de televisión pública,
a su juicio?
“Primero, es bueno que se valore que la política
de la Concertación fue la de terminar con el modelo de
televisión oficialista, la de la década de los 80,
de la época de noticiarios irreales, de las mentiras oficiales.
En todo caso creo que un desafío para Televisión
Nacional es mayor pluralismo político y social, y no funcionar
solamente en torno al rating”.
Dejando de lado la buena crianza que sin duda usted tiene, ¿lo
que ve hoy en la pantalla de TVN es su idea de una televisión
pública, al servicio de todos los chilenos?
“Creo que sería bueno una mayor información
a la ciudadanía de las políticas públicas;
no quedarse solamente en lo anecdótico, en la noticia de
la crisis o el pequeño escándalo. Sin caer en el
modelo fracasado de televisión gobiernista, sería
bueno que la gente conozca, por ejemplo, lo que es el Chile solidario,
que muestren la cultura de solidaridad de los pobres, que reporteen
por ejemplo lo que significa el TLC. También hay cosas
buenas que mostrar que no son del gobierno, son de todos los chilenos.
¿Conocen los lectores de Punto Final que hay un programa
orientado a los pueblos originarios, llamado Orígenes,
donde hay participación de las comunidades indígenas
aymara y mapuche? Podría mencionar decenas de programas
orientados a que exista más justicia social, que el crecimiento
sea equitativo y que no se conocen; la gente no conoce sus beneficios,
sólo se dan a conocer cuando hay un problema, una denuncia.
Y por supuesto, invertir en la cultura. No se puede seguir en
los extremos de cretinizar a la audiencia televisiva por la tiranía
del rating. Los hechos demuestran que a la gente le gusta consumir
cultura, no sólo chabacanería. Basta ver cómo
cerca de un millón de personas se moviliza a la Fiesta
de la Cultura que hacemos cada año. La televisión
puede hacer un aporte a la cultura sin caer en la fomedad”.
¿No tiene usted la impresión de que el canal de
la Universidad Católica y Chilevisión están
reflejando mejor, en estos días, el ideario de una televisión
no gubernamental, que expresa los intereses de los chilenos?
“Nos parece que la apertura a nuevos temas en estos dos
canales de televisión, en los últimos años,
constituye un elemento muy positivo y enriquecedor para el debate.
Mientras más competencia se produce entre los medios, mejor
debiera ser la calidad y la profundidad de los programas... Por
ejemplo, el Canal 13 transmitió hace poco una serie de
reportajes sobre la historia de los últimos 30 años,
con un excelente rating. Eso quiere decir que al televidente no
sólo le interesa lo banal, sino también aprender
sobre la historia de su país”.
ALMAS GEMELAS
Y FANTASIAS
¿Cómo le cae Pablo Longueira? Se lo pregunto porque
da la impresión de que se entienden espléndidamente
y funcionan juntos a partir de un confite. ¿Ha encontrado
en el presidente de la UDI un alma gemela?
“Como gobierno tenemos que tener relaciones con los partidos
y sus dirigentes. Y Longueira es un líder claro, que cuando
se opone es con todo y cuando llega a acuerdos, los respeta. Como
gobierno preferimos una oposición que sin dejar de lado
su rol fiscalizador, crítico, sea constructiva.
Ustedes saben que por el sistema binominal, que la derecha se
opone a cambiar, estamos empatados, no tenemos mayoría
en el Congreso y requerimos llegar a acuerdos. Por eso le respondo:
con Longueira como con Piñera, con la oposición,
siempre vamos a tener las diferencias naturales que originan las
visiones de sociedad en juego, pero también estaremos dialogando
y llegando a acuerdos. Así funciona la democracia”.
Uno puede imaginar que llegaremos a la elección presidencial
siguiente con tres candidatos: Joaquín Lavín, Nelson
Avila y Michelle Bachelet... ¿Qué efecto le produce
esta fantasía?
“En democracia no es como en los primeros plebiscitos de
Pinochet. Todos tienen garantías para presentar sus propuestas,
aspirar a ser líderes, tener sus fantasías presidenciales”.
¿No le parece que las posibilidades presidenciales de Lavín
se van desinflando y desgastando por estos días?
“En relación a Lavín, el líder opositor,
creo que ha decepcionado a su propia gente. Ha hecho de lo anecdótico
una gestión de alcalde, no ha demostrado la visión
ni capacidad de realización que requiere un hombre público.
La verdad es que esperaba más de Lavín como alcalde
y todavía no da la talla. Hay alcaldes de derecha que le
dan cancha, tiro y lado. Debería sacarse la foto con ellos”.
Si de usted dependiera, ¿quién es el candidato ideal
de la Concertación?
“Más que el candidato ideal y las especulaciones
sobre candidaturas, lo que está claro es que la Concertación
sigue representando a la mayoría democrática del
país. Por eso hay que seguir haciendo un buen y mejor gobierno,
fortalecer la unidad de la Concertación como vemos ahora,
y tener un candidato único con un programa de modernización
democrática del país. El resto es jugar con la voluntad
de la gente, y con las posibilidades que tenemos como país”.
¿Tiene usted alguna ambición presidencial futura
o se aviene mejor con el rol de “segundo de a bordo”?
“Mi ambición es la de que tengamos un gran tercer
gobierno de la Concertación y seguir sirviendo al país
en un cuarto gobierno de la Concertación.
Tenemos una década de transformaciones positivas que mostrar,
como lo señaló el último Censo. En Chile
hay más progreso y justicia social, pero todavía
nos falta mucho para terminar con la pobreza y más equidad
en educación y salud. En materia de derechos humanos, estamos
avanzando en verdad y justicia. Eso es algo inédito en
las democracias postdictaduras. En materia internacional, hemos
demostrado que se puede actuar con dignidad y principios, diciendo
no a la guerra en Iraq y firmar un acuerdo comercial con Estados
Unidos.
Sólo un bloque histórico y político democrático
-apoyado en una mayoría social como lo es la Concertación-,
puede asegurar un crecimiento con justicia social y la construcción
de una democracia sólida, madura y participativa en el
país, porque el cuento del chorreo de los neoliberales
nunca ha funcionado”
PAMELA JILES
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