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Edición 546
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El reino de la miseria
Admite el ministro Francisco Vidal
Unos pocos manejan
la agenda informativa

Las glorias
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Las Glorias del Ejército
Jorge Lavandero
Batiendo el cobre

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Admite el ministro Francisco Vidal

Unos pocos manejan
la agenda informativa

Desde la sala de espera del despacho del ministro Francisco Vidal Salinas -48 años, casado, tres hijos, militante del PPD- se puede observar una actividad frenética. Entran y salen de su oficina altos dirigentes partidarios de gobierno y oposición así como numerosos representantes de la prensa, dueños y directivos de los medios de Santiago y provincias. Parece que el titular de la Secretaría General de Gobierno, dinámico y diligente, está decidido a cambiar el curso cadencioso de los acontecimientos en lo político y en lo mediático.

A nuestro turno, se lo preguntamos.
Hace diez años Eugenio Tironi sentó las bases del desconcierto en que se han movido los gobiernos de la Concertación en materia de medios de comunicación, cuando decretó que “la mejor política comunicacional es la que no existe”.

FRANCISCO Vidal Salinas, ministro secretario general de Gobierno.  

¿Cómo evalúa los resultados concretos de esa “no-política”?
“Es probable que Tironi se haya expresado mal -tuvo una falla comunicacional- o lo mal interpretaron -que también es una falla comunicacional-. Pero estamos en otro gobierno, en otro momento. La política tiene un alto componente mediático que no podemos soslayar. Son otros tiempos de la sociedad y de la información, de lo que algunos llaman la video política o la democracia mediática. Y tenemos que movernos en ese escenario”.
¿Y cómo se mueve en esto el gobierno de Lagos? ¿Sostiene usted que este gobierno, de la misma Concertación, ahora sí tiene política de medios?
“El gobierno tiene una política comunicacional basada en criterios claros de transparencia, servicio público, de interacción comunicativa con la ciudadanía. Tenemos el deber de dar cuentas, informar a la ciudadanía. Es un derecho ciudadano saber lo que hace el gobierno y eso significa más comunicación e información ciudadana. Hoy día ustedes pueden conocer todo lo que hacemos a través del gobierno electrónico: basta entrar a la página web del gobierno o de cualquier ministerio”.
¿Cómo se comunica el gobierno con los millones de ciudadanos que no tienen computador personal ni internet?
“Usamos todos los mecanismos posibles para comunicarnos con la ciudadanía, para explicar lo que hacemos. ¿Cómo podríamos no tener una política comunicacional proactiva por ejemplo para explicar el tema del financiamiento de la agenda social y el alza de algunos impuestos? ¿Vamos a quedarnos callados frente al egoísmo de la UDI para no apoyar esta reforma? ¿Para decir que se trata de un aporte modesto y solidario, que mientras los más ricos aportan 10 y reciben 1, los más pobres aportarán 1 y van a ganar 10?...
En una democracia moderna, no podemos ni debemos estar aislados ni incomunicados con la ciudadanía. Nos parece que las políticas públicas requieren no solamente ser informadas, sino también comunicadas, conocidas y socialmente legitimadas”.

“FALTA PLURALISMO MEDIATICO”

¿Cuál es su diagnóstico de los medios de comunicación en el país? A su juicio, ¿informan veraz y oportunamente, fiscalizan, aportan a la democracia, contribuyen al pluralismo, reflejan al país real?
“Creo que en los últimos años tenemos un destape del protagonismo político de los medios, y esto lo digo aunque muchas veces nos afecte. Me parece que falta más pluralismo mediático”.
¿Cómo así?
“La agenda de los medios la manejan muy pocos. Hay un oligopolio mediático que no es bueno para una democracia pluralista. En los totalitarismos, de prensa única oficial, sin libertad de prensa, se anula la opinión pública porque sólo se expresa la opinión del partido de gobierno. En democracias con bajo pluralismo de medios se corre el riesgo, también, de manipular la opinión pública por unos pocos medios que buscan abarcar la agenda pública”.
Si es tan gentil, ¿podría señalarme las líneas maestras de su política hacia los medios, en este cuadro oligopólico que usted mismo describe?
“Nuestra política hacia los medios es de permanente contacto con reporteros, periodistas, editores, directores y propietarios. Obviamente, en un marco de completa libertad de prensa como el actual, se trata de transmitirles, comunicarles las agendas, los énfasis, las prioridades del gobierno, sin censuras ni llamados de atención. Afortunadamente, quedaron atrás los años de oscuridad informativa, de persecución a la prensa, del arbitrario control y cierre de medios. Ahora bien, nos gustaría que existieran más medios que pudieran competir en pluralismo y diversidad de ideas y posturas. En ese sentido, el ejemplo de las radios es elocuente; el gobierno del presidente Lagos las ha respaldado concretamente, a través de la prolongación de las concesiones y de los concursos de apoyo a medios regionales”.
¿Le parece vigente la afirmación: “El Mercurio miente”?
“Esa afirmación surge en el marco de la reforma universitaria, bandera colocada por la Feuc en 1967 en el frontis de la UC. Eran otros tiempos, que sin duda marcaron nuestra historia...”
¿Pero le parece vigente la afirmación?
“El Mercurio es un diario importante, con peso político-comunicacional que informa, opina, sentencia, y cuando tiene informaciones inexactas -que las ha tenido en relación incluso al presidente de la República-, se las señalamos con franqueza y firmeza”.
Probablemente en un intento de contrapeso al oligopolio vemos a Lagos desplazarse incansablemente -majaderamente incluso- por mares y montañas, con sol y con lluvia, de noche y de mañanita, para mantener un vínculo con la gente, ¿es esto una política deliberada?
“El presidente desarrolla su liderazgo cerca de la gente, es un gran comunicador, es capaz de explicar de manera clara los grandes problemas a ‘la señora Juanita’. Con respeto, con dignidad hacia la gente, sin ese populismo barato y demagogia que en el fondo desprecia a los pobres. A la gente sencilla, a la ciudadanía, le gusta ver al Presidente en terreno, hablando con ellos, con los pies en la tierra y el barro, muchas veces...”
¿No se corre el riesgo de agotar este mecanismo de cercanía con “la señora Juanita” sin desarrollar, paralelamente, una política de comunicación masiva más viable?
“No creo que se agote ese liderazgo como muchos profetizaron. Llevamos más de tres años de gobierno y el apoyo al presidente, en todas las encuestas, sigue siendo superior a un 50%”.
Desde que asumió este Ministerio, usted efectivamente se ha reunido con toda suerte de representantes de la prensa, entre ellos con los medios que no pertenecen a grupos económicos, a los que hasta ahora no los pescaba nadie... ¿En qué dirección van esas conversaciones?
“Nuestro plan es que el avisaje sea equitativo, lo más posible en un mercado de competencia abierta... De hecho, desde aquí concordamos con los otros ministerios y servicios para que sus publicaciones pagadas sean bien distribuidas, a nivel nacional, regional y local”.

TVN Y EL RATING

¿Qué me dice de la Televisión Nacional de Piñera? ¿Le queda algo de televisión pública, a su juicio?
“Primero, es bueno que se valore que la política de la Concertación fue la de terminar con el modelo de televisión oficialista, la de la década de los 80, de la época de noticiarios irreales, de las mentiras oficiales. En todo caso creo que un desafío para Televisión Nacional es mayor pluralismo político y social, y no funcionar solamente en torno al rating”.
Dejando de lado la buena crianza que sin duda usted tiene, ¿lo que ve hoy en la pantalla de TVN es su idea de una televisión pública, al servicio de todos los chilenos?
“Creo que sería bueno una mayor información a la ciudadanía de las políticas públicas; no quedarse solamente en lo anecdótico, en la noticia de la crisis o el pequeño escándalo. Sin caer en el modelo fracasado de televisión gobiernista, sería bueno que la gente conozca, por ejemplo, lo que es el Chile solidario, que muestren la cultura de solidaridad de los pobres, que reporteen por ejemplo lo que significa el TLC. También hay cosas buenas que mostrar que no son del gobierno, son de todos los chilenos.
¿Conocen los lectores de Punto Final que hay un programa orientado a los pueblos originarios, llamado Orígenes, donde hay participación de las comunidades indígenas aymara y mapuche? Podría mencionar decenas de programas orientados a que exista más justicia social, que el crecimiento sea equitativo y que no se conocen; la gente no conoce sus beneficios, sólo se dan a conocer cuando hay un problema, una denuncia.
Y por supuesto, invertir en la cultura. No se puede seguir en los extremos de cretinizar a la audiencia televisiva por la tiranía del rating. Los hechos demuestran que a la gente le gusta consumir cultura, no sólo chabacanería. Basta ver cómo cerca de un millón de personas se moviliza a la Fiesta de la Cultura que hacemos cada año. La televisión puede hacer un aporte a la cultura sin caer en la fomedad”.
¿No tiene usted la impresión de que el canal de la Universidad Católica y Chilevisión están reflejando mejor, en estos días, el ideario de una televisión no gubernamental, que expresa los intereses de los chilenos?
“Nos parece que la apertura a nuevos temas en estos dos canales de televisión, en los últimos años, constituye un elemento muy positivo y enriquecedor para el debate. Mientras más competencia se produce entre los medios, mejor debiera ser la calidad y la profundidad de los programas... Por ejemplo, el Canal 13 transmitió hace poco una serie de reportajes sobre la historia de los últimos 30 años, con un excelente rating. Eso quiere decir que al televidente no sólo le interesa lo banal, sino también aprender sobre la historia de su país”.

ALMAS GEMELAS
Y FANTASIAS

¿Cómo le cae Pablo Longueira? Se lo pregunto porque da la impresión de que se entienden espléndidamente y funcionan juntos a partir de un confite. ¿Ha encontrado en el presidente de la UDI un alma gemela?
“Como gobierno tenemos que tener relaciones con los partidos y sus dirigentes. Y Longueira es un líder claro, que cuando se opone es con todo y cuando llega a acuerdos, los respeta. Como gobierno preferimos una oposición que sin dejar de lado su rol fiscalizador, crítico, sea constructiva.
Ustedes saben que por el sistema binominal, que la derecha se opone a cambiar, estamos empatados, no tenemos mayoría en el Congreso y requerimos llegar a acuerdos. Por eso le respondo: con Longueira como con Piñera, con la oposición, siempre vamos a tener las diferencias naturales que originan las visiones de sociedad en juego, pero también estaremos dialogando y llegando a acuerdos. Así funciona la democracia”.
Uno puede imaginar que llegaremos a la elección presidencial siguiente con tres candidatos: Joaquín Lavín, Nelson Avila y Michelle Bachelet... ¿Qué efecto le produce esta fantasía?
“En democracia no es como en los primeros plebiscitos de Pinochet. Todos tienen garantías para presentar sus propuestas, aspirar a ser líderes, tener sus fantasías presidenciales”.
¿No le parece que las posibilidades presidenciales de Lavín se van desinflando y desgastando por estos días?
“En relación a Lavín, el líder opositor, creo que ha decepcionado a su propia gente. Ha hecho de lo anecdótico una gestión de alcalde, no ha demostrado la visión ni capacidad de realización que requiere un hombre público. La verdad es que esperaba más de Lavín como alcalde y todavía no da la talla. Hay alcaldes de derecha que le dan cancha, tiro y lado. Debería sacarse la foto con ellos”.
Si de usted dependiera, ¿quién es el candidato ideal de la Concertación?
“Más que el candidato ideal y las especulaciones sobre candidaturas, lo que está claro es que la Concertación sigue representando a la mayoría democrática del país. Por eso hay que seguir haciendo un buen y mejor gobierno, fortalecer la unidad de la Concertación como vemos ahora, y tener un candidato único con un programa de modernización democrática del país. El resto es jugar con la voluntad de la gente, y con las posibilidades que tenemos como país”.
¿Tiene usted alguna ambición presidencial futura o se aviene mejor con el rol de “segundo de a bordo”?
“Mi ambición es la de que tengamos un gran tercer gobierno de la Concertación y seguir sirviendo al país en un cuarto gobierno de la Concertación.
Tenemos una década de transformaciones positivas que mostrar, como lo señaló el último Censo. En Chile hay más progreso y justicia social, pero todavía nos falta mucho para terminar con la pobreza y más equidad en educación y salud. En materia de derechos humanos, estamos avanzando en verdad y justicia. Eso es algo inédito en las democracias postdictaduras. En materia internacional, hemos demostrado que se puede actuar con dignidad y principios, diciendo no a la guerra en Iraq y firmar un acuerdo comercial con Estados Unidos.
Sólo un bloque histórico y político democrático -apoyado en una mayoría social como lo es la Concertación-, puede asegurar un crecimiento con justicia social y la construcción de una democracia sólida, madura y participativa en el país, porque el cuento del chorreo de los neoliberales nunca ha funcionado”

 

PAMELA JILES


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